Entrevista | Daniel Andrada Escalador

“Para hacer vías duras, debes ser ‘duro de cabeza’, paciente, constante y tener resistencia”

El escalador Dani Andrada es un auténtico espíritu salvaje y sigue disfrutando de la escalada en roca con más de 4.500 vías de octavo grados superadas 

Dani Andrada durante una sus múltiples escaladas

Dani Andrada durante una sus múltiples escaladas / ©Javi Pec

Guifré Monclús / Enric Arqués

Daniel Andrada Jiménez (Sevilla, 1975) es una figura icónica en el mundo de la escalada. Sin duda ha dejado una huella imborrable en el ámbito de las vías de máxima dificultad acumulando más de 4.500 vías de entre “8a” hasta “9b” (método de calificación de dificultad en escalada deportiva). Su carrera no solo se destaca por sus impresionantes logros en el difícil terreno vertical, sino también por su carácter apasionado y su enfoque auténtico hacia la escalada. 

¿Recuerdas tu primera experiencia con la escalada? ¿Qué fue lo que te atrajo inicialmente a este deporte? 

Yo empecé a escalar en Madrid en el año 1988, me atrajo el ver a gente subir por un muro cercano a la zona donde vivía y decidí probar. Un año más tarde, tuve mi primer contacto real con la roca, me llevaron ahí unos amigos que había conocido en ese mismo muro. Desde entonces me enganché y me dio por esta pasión.  

Has mencionado en varias ocasiones tu fanatismo por la escalada. ¿Cómo describirías esa pasión y cómo ha influido en tu dedicación a este deporte? 

Por suerte cuando lo probé desde muy joven me pude dedicar a ello. Dedicarse de manera profesional a la escalada no es fácil porque no es un deporte muy conocido como el fútbol. Además, en aquella época, cuando empecé a dedicarme totalmente a escalar, no había rocódromos, la escalada no era nada conocida. Ahora es un poco más, pero aún está lejos de ser como otros deportes más reconocidos. La escalada tiene algo que te engancha, yo antes montaba mucho en bicicleta, pero desde que empecé a ser escalador todo ha sido escalada y más escalada, como una obsesión.  

Para ti, ¿qué significa la escalada más allá de ser un deporte?  

Es una manera de vivir y viajar mucho, conoces a mucha gente. Los viajes son una motivación más aparte de los retos en sí de la escalada en roca. Gracias a la escalada he podido viajar por muchos lugares del mundo y países diferentes conociendo nuevas culturas. Se convierte en tu día a día y en una forma de vivir un poco diferente a la manera de trabajar en rutina. 

¿Aún mantienes el hábito de registrar tus ascensiones en libretas? 

Sí, (entre risas), si no mantienes este hábito, es difícil después de tantos años escalando tantas vías y aventuras recordarlo todo “de cabeza”. Si todo lo vas apuntando al menos siempre puedes decir ‘en el año tal voy a ver qué hice’. Te sirve de recordatorio, porque a veces me da pena no acordarme y no saber si lo he hecho o no. Me gusta tenerlo todo almacenado para poder registrarlo y mirar de vez en cuando si me interesa. 

Estuviste compitiendo en escalada hasta el año 2000. ¿Cuál fue el cambio que te impulsó a dejar la competición? 

Correcto, un año después hice algunas competiciones, pero ya más tranquilo. Estuve casi 12 años seguidos compitiendo y pese a ser duro psicológicamente fue una buena experiencia.  La competición está bien, pero yo tampoco he sido nunca un escalador muy propenso a competir, porque tienes que entrenar bastante en espacios cerrados y me di cuenta de que ese era un mundo más para escaladores jóvenes.  

La escalada deportiva se estrenó en los últimos JJ.OO. ¿Qué te parece que sea deporte olímpico? 

A los escaladores de roca no nos influye mucho. Tenemos la suerte que de la  gente que escala en rocódromos el volumen que va a roca es muy pequeño. En el mundo de la competición tampoco parece que tanto, si miras las competiciones nacionales, parece que va menos gente que hace 15-20 años. Yo pensaba que tras la medalla de Alberto Ginés... Pero no, los rocódromos van a más, pero en las competiciones tampoco parece que haya tanto boom de gente.  

Has encadenado más de 4.500 vías de octavo grado o superior. ¿Cuál dirías que es la mentalidad necesaria para superar proyectos de semejante nivel? 

Sí, ahora llevo unas 5.000... Son muchos años escalando y eso te da experiencia. Creo que, para hacer vías duras, debes ser “duro de cabeza”. Tienes que ser paciente, constante y tener resistencia, probar poco a poco. De algún modo los pasos en la escalada vienen a ser como un movimiento que alguien hace en un circo, de algún acróbata que necesita mejorar su movimiento para hacerlo a la perfección. En una vía deportiva de escalada de 10, 15, 60  o incluso 80 metros, influyen más cosas, pero lo que más la cabeza y la paciencia.  

Los escaladores de roca tenéis fama de ser solitarios, ¿en tu caso lo buscas así? 

Tampoco es que lo busques, pero sí que es verdad que la escalada te permite esa tranquilidad al no haber masificación. Cuando vas a esquiar por ejemplo a lo mejor tienes que esperar en el telesilla para el remonte y tienes que esperar 10 minutos. Hay mucho volumen de gente. En mi caso, depende de qué zona escalas, estás muy tranquilo. A mí me gusta la tranquilidad y no es que sea un hippy.  

Has vivido tantas experiencias únicas en la escalada. ¿Podrías compartir alguna anécdota o historia que haya dejado una marca indeleble en tu memoria? 

Una de las vías de la cual estoy más contento de haberla abierto por lo que me costó y lo que disfruté fue Corazón de Ensueño, una vía en China de 220 metros y 9 largos de techo. La abrí solo con la ayuda de un francés que me ayudó en un largo. Estuve once días ahí en la pared trabajando solo. Fue una experiencia diferente porque abrir esa vía solo requería tener mucho dominio de la situación.  

Has contribuido significativamente al mundo de la escalada. ¿Cómo te gustaría ser recordado en la comunidad escaladora y cuál crees que es tu legado hasta ahora? 

Al final, si se me recuerda será porque he abierto muchas vías, más que por lo que he escalado. Normalmente, los equipadores suelen ser locales, en mi caso yo he viajado a tantos lugares que he equipado en una gran variedad de sitios y no solo en una zona en concreto.  

¿Cómo visualizas tu relación con la escalada en los próximos años? 

Es difícil pensar como va a cambiar la cosa porque yo tengo casi cincuenta años y para mí no ha cambiado mucho respecto cuando tenía veinte. Incluso sigo escalando más que cuando tenía veinte. En el mundo de la escalada por suerte hay el factor técnico y no es como otros deportes más físicos. Lo que me gusta es escalar, viajar y estar tranquilo. Me imagino que no cambiará mucho dentro de veinte años si sigue todo igual.