El reto de Laporta, reinventar el Barça

Laporta, pulgar arriba

Laporta, pulgar arriba / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Vamos a ser claros y pragmáticos. Es hora de reconocer la magnitud de la revolución que está viviendo el club a todos los niveles. El Barça de la pasada temporada fue un fiasco, una decepción, la confirmación de una caída que había comenzado hace años. Seguir por este camino era condenarse al ostracismo, a la insignificancia. Había que dar un golpe de timón con urgencia, hacer un punto y aparte con valentía y decisión. Muy al estilo de Laporta a quien hay que reconocerle una audacia que le distingue. Juega fuerte, va a por todas. Ni arreglos ni apaños, fuego nuevo. El anhelado cambio de ciclo ¡por fin! ha llegado.

Las circunstancias obligaban. Los tiempos cambian con gran rapidez. Se imponen nuevas formas ya los rivales cada año son más poderosos. La economía se mueve por valores digitales. Los fondos y los petrodólares imponen su ley. No hay que mirar cerca, hay que mirar lejos. Ya no vale la cuenta de la vieja; tanto ingreso tanto gasto. Hay que pensar en el futuro, los negocios del metaverso y la forma de rentabilizar la fuerza de los fans. El Barça del siglo XXI no se puede sostener sobre estructuras caducas.

Las evidencias son grandes, conviene recordarlas. La plantilla había perdido valor y se han dado hasta ¡17 bajas! Las vacas sagradas tienen que entender que su mejor tiempo pasó. El Camp Nou, por muy querido que sea, necesita una rehabilitación total. Estamos en tiempos de palancas, fondos y negocios colaterales. El poder económico de los socios se ha diluido de tal forma que solo significa el 10% de los ingresos. La televisión, el merchandaising y el e-comerce son el nuevo paradigma de la financiación. El fútbol, mas que un deporte, es en un espectáculo global que arrasa en las audiencias.

Laporta es el capitán y líder del nuevo Barça. No le tiembla el pulso, tiene una asamblea que le respalda y ha sido capaz de crear un proyecto deportivo que vuelve a ilusionar llenando el estadio. Su reto es reinventar el Barça del siglo XXI. Lo hace con su estilo personal e intransferible. Presidente, director general e ideólogo a la vez. Se le pueden criticar muchas cosas pero a él solo le preocupa el balance de final de temporada. Trabaja para posicionar la entidad entre la élite europea. Si sale bien, será un Dios para el barcelonismo, si sale mal, puede salir en globo. Su reto está definido, ganar títulos esta temporada y conseguir la sostenibilidad económica la próxima. De momento, ha relanzado el proyecto con apuestas de riesgo y decisiones económicas que antes nadie se atrevió utilizar. El patrimonio del club se ha convertido en moneda de pago y los contratos firmados en dinero adelantado. Si se conquistan títulos, todo se dará por bien empleado.