Solo un gol polémico pudo con el sueño de un Barça valiente

No pudo ser. El Barça no obró el milagro de eliminar al todopoderoso Olympique de Lyon, pero la derrota -de nuevo por un gol de diferencia y con un sentimiento mayúsculo de injusticia la decisión arbitral que acompañó al tanto- no hace otra cosa que reafirmar que este equipo está en el camino correcto para cambiar el ciclo de la historia y subir ese escalón que le falta para codearse con los más grandes del continente.

El Barça volvió a maniatar al Lyon

El Barça arrancó el partido haciendo lo que sabía que tenía que hacer. Líneas bien cerradas –esta vez con Torrejón de lateral y Patri Guijarro de central-, defensa intensa, evitar las pérdidas y mucho balón. Una lección que funcionó en la ida gracias a una soberbia Sandra Paños y que si iba a funcionar en el Mini sería por lo mismo tal y como la portera azulgrana se encargó de demostrar con una mano increíble en la primera ocasión clara del partido, un tiro de Le Sommer que la alicantina envió a córner.

Aunque la ocasión llegó en el minuto 4 y eso podía hacer presagiar lo peor, lo cierto es que el Barça sufrió mucho menos que en la ida en Lyon. Apenas fueron cuatro las llegadas relativamente claras que tuvieron las francesas en la primera mitad, si bien Renard pudo adelantar al OL en el minuto 38 con un remate de cabeza franco que detuvo Paños sin problemas. El Barça, eso sí, tampoco prácticamente nada al área rival y encomendó su suerte a los segundos 45 minutos de partido.

Un gol polémico decidió el choque

La segunda parte no cambió su guión y el OL siguió llevando el peso del partido, aunque pasaban los minutos y, salvo una ocasión de Le Sommer que sacó bajo palos Melanie, nada hacía pensar que todo fuera a decidirse en cuestión de minutos y, aún menos, tal y como acabó sucediendo.

En un córner a favor del conjunto galo Le Sommer cabeceó un balón al segundo palo, superando a Paños por alto. Patri Guijarro, sobre la línea, desvió el esférico, pero su rechace, que tocó en el travesaño, no sirvió de nada puesto que la colegiada portuguesa Sandra Bastos consideró que el balón había superado la línea de gol. Una decisión, probablemente errónea viendo la repetición de la jugada, que acabó siendo un golpe definitivo a los sueños del Barça.

Hacían falta dos goles y, aunque el conjunto azulgrana puso toda la carne en el asador con la entrada de Bárbara y Mariona, no hubo manera de mover el marcador y lograr al menos un empate que soñara con llevar el partido a la prórroga.