Luis Suárez, una venta que dio oxígeno al Barça

Azulgrana entre 1954 y 1961, fue traspasado tras la final de la Copa de Europa al Inter por 25 millones

Suárez se hizo futbolista defendiendo la camiseta del FC Barcelona y con H.H. en el banquillo. Dejó de ser azulgrana en su mejor momento

Muere Luis Suárez a los 88 años

Muere Luis Suárez a los 88 años / Perform

David Salinas

David Salinas

La trayectoria azulgrana de Luis Suárez, entre 1954 y 1961, contempla dos vertientes: la deportiva y la económica. Si en la primera demostró con creces que el Barça no se equivocó fichándolo cuando del Deportivo cuando era un crío, en la segunda reflotó a la entidad cuando se concertó su venta al Inter por 25.000 millones de pesetas.

El futbolista gallego llegó al Barça junto a Dagoberto Moll a finales del curso 1953-54, una operación que se valoró en 50.000 pesetas. Suárez, por su juventud —le faltaba cuerpo, decían los entendidos, que no talento—, no tuvo el rendimiento inmediato que se esperaba y después de varios partidos con el primer equipo, jugó en el filial, entonces La España Industrial (1954-55).

El jugador explotó con Helenio Herrera los cursos 1958-59 y 1959-60 y lo convirtió en su director de orquesta, en un estratega de gran nivel. El declive de Ladislao Kubala hizo que el Mago apostara por Luisito y ello propició que la afición se dividiera entre ‘kubalistas’ y ‘suaristas’. Una polémica de la que el gallego siempre huyó: “Nunca existió enemistad deportiva entre Kubala y yo. Éramos buenos amigos dentro y fuera de los terrenos de juego”.

Fuera de serie

De fútbol elegante, inteligente y resolutivo, Suárez jugó 176 partidos oficiales con el Barça, firmó 80 goles y ganó seis títulos: dos Copas de Ferias, 1958 y 1960; dos Ligas, 1958-59 y 1959-60; dos Copas, 1957 y 1959 y el Balón de Oro 1960. Su último partido con el Barça fue la final de la Copa de Europa de 1961, en Berna, contra el Benfica (3-2). Fue entonces cuando el Inter jugó sus cartas: el Barça estaba en crisis deportiva y económica y lo presidía una junta gestora. Un caldo de cultivo idóneo para dar el gran golpe.