No hace falta ganar para ser inolvidable. Mikel Nieve es una de esas pruebas. Un ciclista con más prestigio que popularidad que en cuanto acabe la temporada pondrá fin a su biografía de ciclista.
-Gracias por todo, Frosty -le escribió Froome.
Chris Froome también se refirió a él como “el mejor compañero de equipo de todos los tiempos”.
Fue el pasado 30 de agosto: el día que Mikel Nieve (Leiza, Navarra, 1984) anunció su retirada en Twitter y Chris Froome (el hombre al que ayudó a ganar dos Tours de Francia) no perdió un minuto en contestar.
Sin ser Mikel Nieve, a nosotros también nos emocionó que Chris Froome se refiriese a Mikel como “el mejor compañero de equipo de todos los tiempos”, porque quizá nosotros hubiésemos escrito lo mismo.
Por otra parte, también nos quedamos pensando qué hubiese pasado si en su mejor época le hubiesen entregado a Mikel Nieve la jefatura de filas de un equipo.
Quizá en esos Tours de Froome o quizá, sobre todo, en el Giro, en esos Giros donde era tan buen escalador como el mejor: llegó a ganar, incluso, la clasificación de la montaña.
Pero entonces me acordé de aquel periodista que le preguntó a Mikel Nieve el año pasado, un día después de regresar a Caja Rural, como si fuese parte de su testamento:
-¿Ha pensado que un ciclista de su nivel, que ha hecho miles de kilómetros tirando para proteger a un líder, podría haber tenido un mejor palmarés en caso de no haber trabajado tanto para los demás?
-Nunca lo he pensado -contestó Mikel Nieve-. Estoy orgulloso de lo que he hecho y lo he disfrutado. No pienso en eso. Lo miro desde el otro punto de vista. Estoy contento con todo lo que he hecho. He hecho más de lo que imaginaba. No cambiaría nada en ese aspecto.
-¿No ha echado de menos tener más libertad en carrera? -insistió el periodista.
-No -volvió a replicar él-. He gozado con lo que he hecho. Estoy muy contento con lo logrado.
Y, al menos, en mi caso volví a entender que, al final, la vida es eso.
Que vivir es vivir sin cuentas pendientes, que el prestigio es más importante que la popularidad y que Mikel Nieve es el retrato de un buen tipo y de un ciclista notable.
Y se va.
Se va a los 38 años cuando termine esta temporada un tipo de pueblo que fue lo que quiso ser y no sólo se marchará con la satisfacción del deber cumplido.
También lo hará con la sensación de que hizo lo que debió hacer.
Nosotros tuvimos la suerte de celebrar sus triunfos de etapa (sobre todo, aquel frente a Garzelli en el Giro) y de valorar a un ciclista notable que hoy no queremos ni podemos olvidar.
Por eso hoy me preguntó qué será de nosotros sin Mikel Nieve y no me importa que la pregunta parezca exagerada, convencido como estoy de que echaremos de menos escuchar su nombre en las grandes como lo hemos echado de menos en esta Vuelta a España.
