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Las salidas largas en bici afectan al cerebro

Foto: Rob Wingate / Unsplash

Realizar un esfuerzo físico prolongado afecta a los músculos pero también a tu cerebro. O mejor dicho, a las neuronas que se encuentran en tu cerebro. Este es el descubrimiento que muestra un estudio científico realizado en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en corredores de maratón pero que es aplicable a cualquier disciplina deportiva de alta duración y que conlleva un gran consumo de energía, como es el caso del ciclismo.

Esencialmente los científicos han comprobado que en momentos de necesidad de energía, el cuerpo consume incluso la energía contenida en la mielina de las neuronas del cerebro.

Además de permitir conseguir dietas para deportistas más óptimas, este hallazgo permitirá a los científicos avanzar en la lucha contra ciertas enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple.

El funcionamiento del cerebro del deportista

Antes de entrar en detalles, empecemos por el principio. ¿Qué es la mielina? ¿Por qué es tan importante en las neuronas?

La mielina es la estructura que envuelve las prolongaciones por las que las neuronas transmiten impulsos nerviosos. Es decir, se trata de una parte esencial en la transmisión de información entre neuronas.

De manera más específica se trata de una estructura grasa que envuelve las fibras nerviosas que comunican las neuronas y que facilita la propagación ultra rápida de las señales eléctricas. Y la grasa, a fin de cuentas, no deja de ser una fuente de energía en caso de ser necesario.

Las neuronas, una reserva de energía

Precisamente esta necesidad es la que han comprobado los científicos. En los momentos de máxima necesidad, cuando realizamos rutas especialmente exigentes, nuestro cuerpo “busca” energía en cualquier sitio. Al igual que correr una maratón, ciertas salidas en bicicleta requieren de una gran cantidad de energía.

En ese momento los hidratos de carbono son la principal fuente de combustible, pero cuando se van acabando las reservas, el cuerpo usa la grasa almacenada como fuente de energía. Y ahí entra el consumo de la mielina de las neuronas del cerebro. Nuestro cuerpo acaba utilizando la grasa de células que nada tienen que ver con los músculos, como las de las células nerviosas.

En palabras de Carlos Matute, catedrático de la UPV/EHU: “los resultados de nuestro estudio indican que las células nerviosas en condiciones de hipoglucemia (poca glucosa) echan mano de fuentes de energía alternativa, como es la mielina, una estructura grasa que envuelve los axones o fibras nerviosas que comunican las neuronas y facilita la propagación ultra rápida de las señales eléctricas”.

Entonces, ¿hacer deporte daña el cerebro?

Los investigadores también han descubierto que este “daño en las neuronas” es temporal y que al poco tiempo de realizar un esfuerzo prolongado, las neuronas se recuperan.

“Es un proceso reversible ya que la cantidad de mielina se normaliza con el descanso, tras la demanda extraordinaria de energía; pero si se prolongase en exceso podría tener implicaciones funcionales para el cerebro”, explica el profesor Ikerbasque de CIC biomaGUNE Pedro Ramos Cabrer.

Resonancias magnéticas del cerebro

Para llegar a estas conclusiones los investigadores han realizado resonancias magnéticas a los cerebros de los deportistas, justo antes, justo después y dos semanas más tarde.

Así han podido comprobar que dos días después del esfuerzo físico se había reducido de la cantidad de mielina en el cerebro. Pero que al cabo de dos semanas, los niveles de mielina se habían normalizado.

De hecho ya se sabía que el cerebro consume alrededor del 20% del uso energético total del cuerpo humano. Sin embargo, “este uso de la mielina como combustible cerebral abre una nueva visión sobre los requerimientos energéticos del cerebro y el rendimiento de los deportistas en particular”, explican los investigadores.

Enfermedades neurodegenerativas

En palabras de Ramos Cabrer, “estos resultados, que hay que corroborar con más casos, abren unas líneas de investigación que podrían incluso llegar a relacionar las enfermedades neurodegenerativas con alteraciones en el metabolismo energético y abrir nuevas vías para el tratamiento de estas enfermedades. Es una línea de trabajo novedosa, rompedora y que promete muchísimo”.

Por su parte, Matute ha apuntado que este estudio es muy importante “para la comprensión de las enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple, en las que la desaparición de la mielina y, por tanto, de su aporte energético a los axones, deja a éstos desnutridos facilitando el daño estructural y la degeneración”.

Además, el envejecimiento de la mielina con la edad tiene efectos negativos para las funciones cognitivas, y pueden contribuir al inicio y agravamiento de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer. Yendo un paso más allá, los resultados de este trabajo abren nuevos horizontes sobre el papel energético en el cerebro de la mielina sana, envejecida y enferma.

El estudio demuestra que la mielina se gasta con el ejercicio y se puede reponer con el descanso de forma natural. Como apunta Matute, “En enfermedades como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer la cantidad de mielina y su calidad disminuyen por causas diversas en cada patología, y no se recupera espontáneamente. Por lo que sería necesario intervenir temprano, al inicio de dichas enfermedades, o de forma preventiva, con objeto de reducir el deterioro progresivo de la mielina, bien con una dieta ad hoc, o con fármacos que potencien su uso como fuente de energía y su reposición durante el descanso”.


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