No cabe ninguna duda de que con el permiso del Baby Giro, el Tour de l’Avenir es la competición más importante del mundo para los ciclistas sub 23.
Anualmente los mejores ciclistas de la categoría se dan cita en este evento que no deja de ser, organizado por ASO, el Tour de Francia de los ciclistas jóvenes.
Históricamente la carrera ha sufrido modificaciones tanto a nivel de nombre como de normativa. Hasta 2007 podían competir ciclistas de como máximo 25 años, pero a partir de esa edición solo se permite la participación de ciclistas Sub 23 y mayoritariamente bajo la estructura de combinados nacionales o regionales.
Este año a raíz del boom deportivo de Juan Ayuso, y de la potentísima selección española, el Tour de L’ Avenir ha adquirido algo más de importancia a nivel mediático.
En cualquier caso, la carrera siempre ha sido foco de atención por aquellos que seguimos la actualidad de este deporte.
En varias ocasiones se ha afirmado que el ciclista que gana el Tour de l’Avenir está capacitado para ganar el Tour de Francia.
Personalmente, y basándome en la estadística que indica que solo 7 ciclistas a lo largo de la historia han sido capaces de triunfar en ambas pruebas, creo que se debería cuestionar dicha afirmación.
Para ganar el Tour de l’Avenir hay que ser bueno, buenísimo, pero también hay que tener suerte y una madurez física temprana. Ni todos los ciclistas están físicamente listos antes de los 23 ni todos salen indemnes de una alocada carrera.
La caída y el abandono de Juan Ayuso son el claro ejemplo de ello. Es una carrera complicadísima de controlar y los nervios y la tensión son la nota predominante dentro del pelotón. Cabe recordar que el 75% o más de los ciclistas participantes compite con el único objetivo de hacerse un hueco en el profesionalismo.
La irrupción de jóvenes talentos como el propio Ayuso o Carlos Rodriguez ha difuminado un poco esa visión, pero cabe recordar que el Tour de l’Avenir es una lucha despiadada por parte de todos estos adolescentes que sueñan con llegar algún día a ganarse la vida dándole a los pedales.
Gimondi, Zoetemelk, Lemond, Indurain, Bernal y Pogacar son los únicos que pueden presumir de haber ganado el Tour de l’Avenir y el Tour de Francia.
Fignon también entraría en la lista, pero su caso es algo distinto y es que ganó el Avenir años después de ganar el Tour de Francia.
En los últimos 20 años basta con repasar un poco el palmarés para darse cuente de que el éxito en el Tour de l’Avenir no garantiza éxitos en la ronda gala.
Gimondi, Zoetemelk, Lemond, Indurain, Bernal y Pogacar son los únicos que pueden presumir de haber ganado el Tour de l’Avenir y el Tour de Francia.
Los españoles Iker Flores, Egoi Martinez, Moises Dueñas, Ruben Fernandez o Marc Soler son los últimos españoles en ganar la prestigiosa carrera. Todos ellos han llegado al profesionalismo y han sido, o son, excelentes ciclistas, pero se han quedado muy lejos de subirse al escalón más alto de Paris.
A nivel internacional encontramos otros nombres que tampoco han llegado a brillar de forma destacada en el Tour de Francia. Calzati, Bak, Sicard o Petrov son ciclistas que ni se han acercado a una buena clasificación general.
En un término más destacado pero lejos también del amarillo encontramos a Barguil, Mollema, Chaves, Gaudu o Bakelants. Miguel Ángel López y Nairo Quintana son los que más cerca han estado del maillot amarillo.
Pese a todo, lo que si es cierto es que si estás delante en el Tour de l’Avenir tienes más números de destacar en el Tour.
Chavanel, Gesink, Tony Martin, Dumoulin, Rui Costa, Talansky, Yates, Pantano o Van Garderen son ciclistas que pisaron el podio en el Tour de l’Avenir y posteriormente destacaron en el campo profesional.
En definitiva, el Tour de l’Avenir es un estímulo y una indicación de que el ciclista va por muy buen camino, pero en ningún caso es la garantía de triunfar en el Tour de Francia.
A esas edades los ciclistas aún se están formando tanto a nivel físico como mental, por lo que conviene tener mucho cuidado con lo que se genera alrededor de estos jóvenes valores.
