Inicio Noticias El hombre que viste a los ciclistas: “Sin mi mujer hubiera sido...

El hombre que viste a los ciclistas: “Sin mi mujer hubiera sido imposible”

Bohemio pero sobre todo atrevido. Así se define Paco Rodrigo, que fue el creador de Etxeondo en 1976 en un caserío del País Vasco. Una marca de ropa ciclista que, desde entonces, ha vestido a los mejores corredores del planeta. 

Tiene 74 años. Se acaba de operar de la próstata. Pero está como un chaval. Con una energía envidiable y un pasado compartido con la historia viva del ciclismo: Echavarri, Perico, Lejarreta, Cabestany… Y entre todos ellos lo más importante que descubrió Paco Etxeondo es que trabajando se pueden lograr cosas increíbles.

Ciclismo
El mundo de la bicicleta es una referencia para mí.  Desde el principio lo asocio a la libertad.

¿A qué libertad se refiere? 
A salir por ahí, a conocer mundo. A creerme, incluso, que era ciclista. Tenía un amigo profesional. José Luis Galdamez. Iba en un Seat 600 a ver las carreras. Y aquel mundo me fascinó. Y quería estar unido a él.

¿Y cómo se unió?
Al entrar a trabajar en una empresa textil, al  dominar las matemáticas, me esforcé por aprender el mundo del color. De alguna manera me multipliqué y como lo que me gustaba era la bicicleta… Desde entonces, han pasado 50 años.

Creó su propia empresa.
En 1976. Uno de los accionistas me dejó los bajos de un caserío que se es patrimonio de Guipúzcoa en Villabona y que se llamaba Etxeondo. Y me quedé con ese nombre. Y creé una empresa familiar con la ayuda de mi mujer. Sin ella sería imposible.

¿A qué ciclistas han vestido?
Si tengo que mirar los que he vestido tardaría en acabar. En 1980 vestía a Jokin Mujica y a Peio Ruiz Cabestany. De hecho, con él empezamos a probarle las cosas más raras porque tenía bastante aguante. Luego, me vino a buscar el Reynolds y el ZOR e hicimos segundos en el Tour de Francia de 1983 con una vestimenta diferente. Que era original. Significó un golpe visual que quedó muy bonito.

¿Fue la época más bonita?
Sin lugar a dudas. Me cogió joven. Nos cogió jóvenes a Echavarri, a Laguia, Perico, Arroyo, Marino…. que éramos románticos con capacidad para absorber las cosas. Laguia no se manchaba ni cuando llovía. Era gente que cuidaba la imagen. Eran como sibaritas. En aquella época tan diferentes eran unos cracks. Sin querer eran vendedores porque anhelaban la perfección.

¿A los 74 años sigue siendo un romántico?
Creo que ya voy hacia atrás. Pero le diría que sí. Incluso más que antes. El problema es que ahora está todo más encorsetado y no se puede evolucionar porque los movimientos nuevos no se llevan a efecto. Hay muchos intereses que no te dejan avanzar. A veces el ciclismo, aunque no tenga tantos adelantos tecnológicos, se parece a la Fórmula 1.

¿No está jubilado?
Aún no. Lleva la empresa mí hijo que es un vendedor y que está capacitado. Estudió Comercio y habla idiomas y quiere que yo no aparezca por la empresa. Dice que entre él y mi hija, Amaya, que es diseñadora de moda, ya se encargan.

¿Y son como usted?
Son mejores. Pero todo ha cambiado. Cuando yo pienso en los años setenta la sociedad buscaba la forma de evadirse. Hablábamos de ecología, de libertad. Y la bicicleta iba por ese camino. Sabíamos que iba a evolucionar y que el mundo iba a cambiar. Y en ese mundo yo debía buscar una especialidad. Y la encontré en la bicicleta. Pensé en hacer un producto específico. No quería hacer cualquier cosa.

¿Por qué no fue ciclista?
En aquellos años trabajaba con mis padres. Pero sí soñé con ser ciclista. Claro. Lo que pasa es que soy navarro de La Ribera. Y allí apenas teníamos acceso a una bicicleta. Si hubiese nacido en el País Vasco seguramente lo hubiese intentado.

¿Y?
Cada uno es de donde es. Yo me crié en un mercado de abastos. Allí aprendí a trabajar y a tener buenos maestros para la vida.

¿A qué edad empezó a trabajar?
¿Cobrando o sin cobrar?

No es relevante
A los 12 años, ya estaba trabajando con mis padres. Madrugaba para ayudarles. Me di cuenta de que casi en cualquier casa modesta salía un hijo que montaba su propia empresa. Creo que eso me hizo espabilar y generar cosas para salir de ser un trabajador a sueldo.

¿Quería ser su propio jefe? 
Bueno, cuando fui un trabajador a sueldo, fui feliz. Pero después me ha tocado así. Y tampoco me puedo quejar. Pero cada persona es un mundo. No te puedo decir.

¿Qué es lo más bonito del ciclismo?
La hermandad. Sé de lo que hablo. Me he encontrado con gente exquisita que me ha sorprendido. He conocido a muchos ciclistas muy jóvenes. He cruzado generaciones. Cabestany, Pedro Delgado, Sean Kelly, Doumolin… El mismo Manolo Saiz me obligó a hacer cosas que al final me daban satisfacción. Y mire que siempre tuve más química con los corredores que con los managers.

¿Es usted un genio?
No, qué  va. Pero sí  he descubierto que trabajando y equivocándose se pueden lograr cosas increíbles. He sido el tío más tonto del mundo pero siempre fui osado. He perdido horas de trabajo que luego me han dado satisfacción. He perdido vida en el trabajo pero ese trabajo me ha dado esa satisfacción de la que hablo. Si me hubiese dedicado a plantar tomates los hubiese vendido hasta en Dinamarca.

Usted es comercial.
No soy comercial.

¿Qué es entonces?
Soy un apasionado que busca estar en este mundo y echarme a la cama a dormir tranquilo. Soy un hombre que siempre está con dudas. Pero no me arrepiento de equivocarme. Siempre supe que algo me saldría bien. Soy un bohemio pero creo que soy honesto.

Bohemio entonces. 
En el sentido de que muchas veces sí no le echas fantasía o alegría a la vida terminas loco. He buscado cosas que las he conseguido. Es increíble. Hay veces que ni me lo creo. No soy un empresario al uso. No iba a confeccionar a China. Me quedaba aquí con cien obreros. Creé una marca que hoy tiene un valor. El esfuerzo me ha hecho ser feliz,

¿Sus hijos le ven como un Dios?
No. Mi hijo me dice de todo. Pero me cuidan como una rosa. Tengo una mujer que me supera en muchas cosas. El trabajo no existe en casa sino el querernos. Nos ha tocado ser así. Hemos tenido la suerte. Estoy encantado de haber conocido a mi mujer y de que haya aceptado vivir con presión.

74 años.
Pero me sigo levantando cantando por las mañanas. Y mire que los años también cansan. Pero ayer anduve en bicicleta y cuando volví no me dolía nada. Sólo el hombro pero ya lo superaremos. Me gusta superar cosas. Me gusta mantenerme. Ahora, debería quitar cinco kilos. Pero eso se quita sin comer y cada vez me gusta más comer. Estoy a 15 minutos de San Sebastián. Se puede imaginar, sí.


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de BICIO

Deja un comentario

Please enter your comment!
Please enter your name here

Con la publicación de un comentario acepto expresamente recibir la newsletter y soy conocedor de que puedo darme de baja en cualquier momento de acuerdo a nuestra política de privacidad