Oier Lazkano, de 23 años, es otra de esas fabulosas perlas del ciclismo español. Un corredor de 1,90 centímetros que llega a la Vuelta en un estado de forma mayúsculo.
-Tengo una anécdota al respecto – contestó Oier Lazkano cuando el periodista de ‘Marca’, Nacho Labarga, le preguntó:
– Se parece al Chente García Acosta ciclista, ¿lo ve usted así? ¿lo ha comentado con él?
-Un día, cuando corría en Caja Rural, me lo encontré en un hotel que compartíamos y me dijo que le recordaba a alguien -añadió Oier Lazkano-. Y me hizo gracia. Pero yo no recuerdo mucho, por la edad, cómo era él de ciclista hace 15 años.
Pues Chente no fue poca cosa.
Chente fue un ciclista que llegó a ganar toda una etapa en el Tour de Francia (un 14 de julio, nada menos).
Pero la realidad es que a mí Oier me sabe a más y hasta me atrevo a señalarlo como el Alejandro Valverde del futuro. Máxime al leer este tuit de Andoni Urbistondo, que define de maravilla a está perla de 23 años que se está educando para el futuro en Movistar.
Gana de lejos
Gana solo
Gana en llano
En subidas cortas
Es un trotón
Es una máquina
Es un tesoro!
Hoy ha ganado a gente con clase, ganadora, y donde más duele: bajando piñones cuando los demás los suben.
Y pronostica:
Se va a encumbrar en la Vuelta.
Y nos vuelve a recordar su edad:
23 años.
Y ése es el mensaje que defendemos desde el primer hasta el último minuto de este artículo que explica a un ciclista que, en realidad, está empezando y que lleva un mes de agosto colosal con dos victorias de etapa en la Vuelta a Burgos.
Un ciclista que, además, ya ha sido campeón de España.
Un ciclista que también ha logrado resultados a nivel internacional: 2º en A Través de Flandes.
Un ciclista que, sin embargo, no separa los pies de la tierra.
Y un ciclista que en poco tiempo ha descubierto lo más importante:
-Nunca sabes cual puede ser tu día.
Por eso no se deja invadir por nada ni por nadie de los que lo presentan como una caja de bombones para el futuro.
-Pero es que tampoco pienso que haya hecho nada del otro mundo -replica cuando los periodistas le dan las gracias por existir y le anticipan como ese gran clasicómano del futuro que a todos nos gustaría.
-Todavía tengo que seguir dando pasos. Debo mejorar en todo. Entrenamiento, nutrición, posición en el pelotón, visión de carrera… El que crea que no tiene que mejorar en nada es que lo sabe todo. Quien se crea eso, mal va. Siempre hay que sacar lecciones de todas las carreras, de todos los fallos y aciertos, aprender de ello.
Realmente da gusto escucharle: tanta madurez en tan pocos años.
-La progresión no es una línea, sino que hay picos -justifica-. Hay que ser consciente de que hace seis meses no era malísimo ni ahora soy buenísimo.
Por eso no tiene prisa y habla del ministerio del tiempo.
-No me quiero marcar ningún objetivo sobre lo que vaya a hacer. Sólo seguir entrenando, mejorando, cuidándome… Si con eso lo consigo, bien, y si no, también.
Pero, a día de hoy, Oier Lazkano ya es uno de los pilares del Movistar.
Y lo será en la próxima Vuelta a España, que comienza el 26 de agosto y en la que no hay tanta gente que muestre su estado de forma.
Pero Oier no pierde de vista el realismo.
—No lo sé, todavía no he conseguido nada. Decir lo contrario sería mentir. Si entrenando al 100% no se puede conseguir nada, es lo que hay. Claro que me gustaría ganar, pero los objetivos hay que ponérselos entrenando.
Y cuando se le habla de Alejandro Valverde, Oier también muestra una respuesta competitiva.
-Hemos ganado a estas alturas más que el año pasado -dice-. Valverde era un seguro de vida y seguro que, si volviese, también lo seguiría siendo. Ha sido un corredorazo muy importante para este equipo. Pero pienso que hemos sabido gestionar bien su retirada.
