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“Cuando murió mi padre, a los 53 años, vine del pueblo a Madrid y gané una Vuelta a España”

Faustino Rupérez, de 67 años, nació en un pueblo de Soria, pero se hizo ciclista en Madrid, en Torrejón de Ardoz. Y con 23 años años llegó a ganar una Vuelta a España.  

Su nombre es otro de esos tesoros de la historia del ciclismo. Fue un hombre muy competitivo, un seguro a todo riesgo cuando estaba bien. Sólo le faltó popularidad. Pero, sea como sea, ahí está su biografía que lo señala como el ganador de la Vuelta a España de 1980. “Yo hasta entonces trabajaba de soldador”.

¿Cómo se hizo ciclista?
Cuando murió mi padre, a los 53 años, vinimos de mi pueblo de Soria a vivir a Madrid, a Torrejón de Ardoz. Me gustaba y me apunté al club ciclista por mi cuenta. Yo era el menor de cinco hermanos. En la bicicleta iba a mi aire. Me sentía feliz. Era una escapatoria.

Y llegó a ganar la Vuelta a España con 23 años.
Sí.  Era muy joven. Quizás ahora lo piensas y fue muy prematuro en esa época a esa edad. Pero es que antes  lo disputabas todo desde el inicio en la Ruta del Sol. Y eso te machacaba mucho mentalmente.

Ahora hubiese sido diferente. 
Pero en mi época si tenías la más mínima posibilidad de ganar ibas a por ello, y así era mi carácter.  Era innato. Reconozco que no sabía dosificarme y lo disputaba todo.

Con la diferencia de que ganó una Vuelta a España. 
Sí, lo que hemos dicho, con 23 años, porque  cuando eres joven no te cansas. Luego, con el paso del tiempo, ves que la cabeza lo acusa, porque hay que estar pendiente de cada carrera desde el inicio, y eso es mucho estrés el que se acumula. Pero, claro, con 23 años ni lo piensas.

El ciclismo fue su profesión.
Empecé a reducir horas en mi trabajo, yo era soldador, hasta que pude dedicarme a tiempo completo a la bicicleta.  Y fue un lujo, sí, claro, porque yo veía a mis hermanos…, y no tenía nada que ver. Uno era taxista, otro conducía un camión,  otro se quedó en el campo…., mi misma hermana trabajaba en una fábrica.

Y usted ciclista famoso. 
Bueno, en aquella época, no se crea que tanto. El ciclismo no tenía la repercusión de hoy en día.   Daban un reportaje después del telediario. A veces era muy tarde y la gente no lo veía. Luego, cuando la televisión empezó a echar directos, ya fue diferente. Pero en 1980 no.

¿Fue una pena? 
Era otro mundo. Muy precario a comparación de hoy en día, desde vehículos hasta bicicletas. Llevaba una bicicleta básica. No tenías entrenador ni manager ni médico. Lo único, el director de equipo. Es más, le podría decir que se me recuerda casi más por ser director de equipos. Sobre todo, cuando gané la Vuelta a España con Sean Kelly en Kas. Éramos el mejor equipo del mundo. Kelly ganó muchas carreras, yo era el director y ahí tuve más repercusión, porque los medios de comunicación me preguntaban.

Kelly fue un personaje de fábula. 
Sí, tengo un recuerdo fantástico de él. He visto pocos ciclistas tan profesionales como Kelly. Era ejemplar en la mesa, en los entrenos, en las carreras. Para mí fue un maestro. Recuerdo cuando se tuvo que retirar por un forúnculo.  Era la primera gran Vuelta a España a su alcance. Había ganado clásicas y la estaba tocando con los dedos. Estábamos muy cerca de Madrid y…..

Han pasado más de 35 años.
Le puedo decir que hace 17 años desde que dejé la ONCE y me desvinculé del ciclismo.

¿Y ahora?
Jubilado. Ahora estoy jubilado. Vivo entre Coslada y Alfaz del Piz. Nos gusta hacer alguna escapada con moto a mi mujer y a mí. Soy un hombre feliz que es lo más importante. Tengo un nieto de ocho años que no sé si será ciclista. Lo importante es que haga lo que él quiera. Yo siempre se lo digo.

Su director fue Javier Mínguez. 
Tenía una visión muy ágil, muy astuta. Era un hombre que sabía rodearse de ciclistas combativos y yo fui uno de ellos. Recuerdo nombres como Ángel Arroyo, Chozas, Alberto Fernández, Pedro Muñoz, Álvaro Pino… Mínguez sabía donde elegir.

Alberto Fernández murió a los meses de perder la Vuelta a España por seis segundos frente a Eric Caritoux. 
El día previo entregaba Unipublic el premio al mejor ciclista de la temporada en Madrid. Habíamos estado concentrados en Sierra Nevada. El día antes vinimos en coche. Yo estaba en casa cuando me enteré de la noticia. Él se iba desde aquí a Santander y en el viaje de regreso tuvieron un accidente.

Fue una de las grandes tragedias del ciclismo. 
Fue muy duro. Pero, al final, la vida sigue. Se le echaba mucho en falta, su carácter, su manera de ser.  Siempre recordaré cuando perdió la Vuelta a España por esos seis segundos. Apenas hubo que consolarle, porque él se reponía muy rápido, era muy luchador, tenía esa constancia. No destacaba en nada en concreto. Pero se defendía en todos sitios y tenía un ánimo sobresaliente. Ha pasado mucho tiempo, pero no se le olvida.

 


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