Las bicicletas tienen muchos componentes y accesorios. Algunos imprescindibles y otros que son más prescindibles pero que no por ello, dejan de ser útiles. En este grupo de complementos – a priori – prescindibles podríamos encontrar las bolsas de manillar que tanto se han popularizado últimamente, sobre todo por la irrupción de las bicicletas de gravel.
Muchos se preguntarán qué tienen de útil llevar una pequeña bolsa colgada del manillar cuando tenemos los bolsillos del maillot, otros tipos de bolsas para la bici o incluso el típico bidón portaherramientas. Pues bien, en este artículo vamos a descubrir su utilidad y si más allá de una simple moda.
Cada vez es más habitual ver a ciclistas de carretera, y por supuesto de gravel, llevar una bolsa de manillar para transportar pequeñas cosas como puede ser algo de comida, el móvil y alguna herramienta. Pero para nada es algo nuevo y llevan muchas décadas en el mercado. De hecho, para los aficionados al bikepacking y a las bicicletas con alforjas es de lo más habitual. También aquellos primeros ciclistas del Tour utilizaban algo parecido… aunque eran otros tiempos.
Pero, ¿por qué cada vez hay más adeptos a llevar una bolsa del manillar? A continuación, repasamos los puntos a favor y los puntos en contra de esta nueva “moda”, si es que la podemos llegar a considerar moda…
Utilidades de la bolsa de manillar
De bolsas de manillar las hay de muchos tipos. Más grandes, más pequeñas, más alargadas, más anchas, impermeables, cuadradas, cilíndricas, rectangulares… y un largo etcétera. Así pues, en función de las necesidades y del tipo de salida que vayamos a hacer, nos decantaremos por unas o por otras.
Lo que comparten la mayoría es que son simples de transportar y accesibles cuando estamos montando en bicicleta. Seguramente, estamos delante de una de las formas más fáciles de acceder a los elementos que llevemos encima porque con una mano y sin cambiar de posición encima de la bicicleta, podemos acceder a ella. Además, nos permite liberar espacio de los bolsillos del maillot, que muchas veces incomodan.
En este sentido, las bolsas de manillar pequeñas son muy útiles, por ejemplo, para llevar algo de comida tipo barrita o gel que necesitemos a medio camino; para llevar el teléfono móvil; alguna herramienta pequeña tipo multiherramienta o una bomba de aire no muy grande; incluso podemos llegar a meter algún chaleco o capa fina impermeable…
Si hablamos de bikepacking la cosa cambia un poco y estas bolsas acostumbran a estar destinadas a llevar objetos más grandes y cilíndricos tipo saco de dormir, esterillas o tiendas de campaña que no ocupen mucho. En este caso, la accesibilidad no es tanta.
Normalmente, este tipo de bolsas se anclan al manillar mediante correas con velcro o tipo clips, con lo que se adaptan a prácticamente todos los modelos de bicicleta. Hay algunas que cierran mediante cremallera, otras con cierres enrollables, otras con clips… simplemente hay que encontrar la que mejor se adapte.
Por contra, hay quien considera este tipo de bolsas como antiestéticas. También hay quien prefiere evitarlas porque al añadir algo de peso en la dirección, puede afectar algo al control, aunque si la bolsa es pequeña, apenas se nota. Y, finalmente, otro punto en contra es el que hace referencia a la aerodinámica, al añadir un objeto en la parte delantera.
