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Bahamontes: 95 años y aquel helado con dos bolas de vainilla

Hoy cumple 95 años Federico Martín Bahamontes, ‘el águila de Toledo’, el primer ganador español del Tour de Francia en 1959.  

En el paseo del Miradero de Toledo existe una escultura dedicada a él: Federico Martín Bahamontes.

Representa la historia del ciclismo y toda la admiración que procura un hombre que hoy cumple 95 años.

Un ciclista que no se parecía a nadie, que escalaba como nadie y que hacía lo que no hacía nadie como aquel Tour en el que se paró al coronar la cima de la Romeyere a tomar un helado como si no hubiese ninguna prisa.

“Tenía que esperar al coche de equipo, pues tenía la rueda con dos radios rotos”, recuerda en su biografía, “cuando observé un puesto de helado. Paré un instante en él, al mismo tiempo que intentaba en francés pedir un helado, pero todavía no dominaba bien el idioma con lo que moví las manos para que se me entendiera. Era un helado con dos bolas de vainilla, que tomé con el mayor placer del mundo fruto del inmenso calor”.

Bahamontes es hoy un hombre al que le cuida su hija:  Victoria, la gran Victoria, su gran Victoria.

-¿Cómo se va a llamar la hija de un campeón? -me preguntó ella misma.

Victoria es la hija del primer ganador español del Tour de Francia en 1959: el hombre que hoy pelea frente a la salud, frente a esa cosa que son los años (95).

-Mi padre siempre será un campeón -decía Victoria que, al inicio de la pandemia, cuando cerraron Madrid, convenció a su padre para que se fuese con ella a la Posada Real de Villanueva, en Valladolid.

Desde entonces, Bahamontes vive en Valladolid donde hoy cumple 95 años.

Nuestra felicidad es la de dedicarle este homenaje como el que le van a hacer hoy en las calles de Toledo y que terminará frente a su estatua en el Paseo del Miradero.

Nuestro deber también es el de recordar a un ciclista de su categoría, la de volver a felicitarle por su cumpleaños.

Bahamontes es Bahamontes.

Bahamontes fue un hijo de la guerra y, por tanto, un superviviente. Un tío solitario que se buscaba la vida y que como explica el periodista Juanma Trueba, “tiene cosas tanto de los hermanos Marx como de Salvador Dalí. Si no fuera disparatado, no sería genial. No tuvo ningún complejo en el Tour, a pesar de tener peor equipo, equipamiento, alimentos… Al contrario”.

Y Bahamontes fue ese hombre que abrió la puerta en el 59 cuando en España apenas se sabía lo que era el Tour de Francia, que era una prueba que se corría por naciones.

Un rebelde, un hombre que duró 19 años corriendo en los que siempre fue al ataque y en los que encontró lo que buscaba en el ciclismo.

Un genio irrepetible que apareció en aquel Tour del 59, tras ganar la Vuelta a Suiza, con una inspiración fabulosa.

Y voló. Sobre todo, voló en la bicicleta  aquel día, en aquellos 12 kilómetros de subida al Puy de Dome, cuando le metió cuatro minutos a Anquetil.

Por eso es tan necesario recordar que un día existió un ciclista como él.

Han pasado 64 años desde el Tour del 59, desde aquella obra de arte de Bahamontes en Puy de Dome.

No hay apenas fotografías ni cintas de vídeo que nos lo recuerden.

Pero para eso están las palabras.

Para llegar hasta donde no llegan las imágenes.

Muchas gracias, campeón, y muchas felicidades.

 


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