Ciclotimia

Gerard Piqué disfruta siempre que juega en el Santiago Bernabéu

Gerard Piqué disfruta siempre que juega en el Santiago Bernabéu / sport

Risto Mejide

Risto Mejide

Eres tan bueno como tu último anuncio. La frase me la regaló uno de mis primeros jefes en una agencia de publicidad. Da igual lo que hayas hecho antes, da igual lo que asegures que eres capaz de conseguir después. En publicidad eres tan bueno como lo último que has hecho. Y punto. 

Lo mismo le ocurre al Barça. No sé si consciente o inconscientemente, cada semana tenemos el privilegio de estrenar club. Del Barça de la remontada histórica pasamos al Barça que no daba pie con bola en Riazor, donde no perdíamos desde 2008. Funambulista, desbravado, desvertebrado. Los titulares rebosantes de adjetivos nefastos donde hacía pocas horas aún resonaban elogios. Y así llegó Piqué para, aprovechando el parón de las selecciones, recordarnos los valores del palco del Real Madrid. Y a vueltas con ‘més que un club’. Y así todo el rato. 

Esta semana nos toca hablar de la Juve. Y todo lo que haga el equipo se verá en clave de predicción mamporrera sin atisbo alguno de rigor, empezando con el último resultado contra el Málaga. Aún más cuanto más difícil se nos ponga la Liga.

Porque los jugadores  -como los empleados, como las parejas- pueden tener un mal día. O el rival uno bueno, que a veces nos olvidamos de que también juega, por muy modesto que sea. Pero lo que no nos resistimos es a extrapolar lo que ha ocurrido en clave de lo que ocurrirá. Y parece que no aprendemos. Sufrimos el síndrome del economista, prediciendo el futuro mientras conducimos con la mirada fija en el espejo retrovisor.

Por eso admiro tanto la posición del míster -sea cual sea- en medio de todo este marasmo. Donde una prensa amnésica solo es capaz de adjetivar tu último partido, tú debes poner el punto negro en perspectiva. Donde una opinión pública cabalga sobre los biorritmos de una afición bipolar, tú debes mantener la templanza del punto medio, que es donde dicen que está la virtud. Y donde las casas de apuestas hacen su agosto gracias a cada augurio, tú debes ejecutar la estrategia sin miedo a cosas que, salvo que seas el Eldense, todavía ni han pasado ni van a pasar.

Yo nunca he entendido por qué el premio a la regularidad solo se le daba al campeón de Liga. Debería haber otro premio a la regularidad de la afición. Que sumasen puntos jornada a jornada, independientemente del resultado, y solo en función del estado de ánimo de su hinchada. Que computasen también los titulares catastrofistas. Y así veríamos lo abajo de la tabla que nos encontramos los equipos grandes. Y lo arriba que se encuentran los más modestos. Ahí nos darían una lección más. Seguramente, con el tiempo, los de Primera acabaríamos en Tercera Regional y viceversa.

Conclusión: cada club sufre una ciclotimia proporcional a su presupuesto anual. En nuestro caso, 695 millones de euros. La mayor ciclotimia del fútbol.

Y es que puede que los resultados sí dependan de la cartera, de los fichajes o del tamaño del crédito que eres capaz de solicitar. Pero la reacción a los hechos, solo depende de tu actitud, de cómo te los tomes tú. Al final, muchas veces no puedes decidir lo que te pasa. Pero sí tu reacción ante lo que te pasa. Exactamente como en la vida.