La decisión más difícil de Laporta

La rotundidad de un Laporta desencantado terminó con la fase de negación del barcelonismo

El anuncio de un cambio de ciclo de hace unos meses suena ahora mucho más realista con la marcha de Messi

Laporta, en la rueda de prensa de este viernes

Laporta, en la rueda de prensa de este viernes / Valentí Enrich

Dídac Peyret

Dídac Peyret

En los días más difíciles Laporta siempre encontró en su carisma un atajo para no caer en el desánimo. La rauxa y la valentía han sido señas del 'Laportismo', un presidente desacomplejadamente cruyffista. Pero en un día de perplejidad para el barcelonismo, Laporta tuvo que ofrecer una versión más académica en un ambiente fúnebre durante parte de su comparecencia.

Una versión medida que no incluyó ni siquiera la posibilidad de fantasear con un final feliz porque Messi es material sensible. "No quiero generar falsas esperanzas", aseguró sobre la posibilidad de que pudiera continuar.

Un mensaje opuesto al de sus primeros meses, donde tiró de entusiasmo a pesar de la situación devastadora del club heredada.

Laporta apareció cinco minutos más tarde y ni siquiera se extendió en sus primeras explicaciones. Sí lo hizo con las respuestas a los periodistas, que no fueron pocas.

Ni siquiera cuando dijo "estamos más motivados que nunca" sonó convincente porque el tono fue bajo como no podía ser de otra manera en un día de una tristeza infinita.

Laporta no podía esconder su decepción. Nunca pensó que, siendo presidente, asistiría a la salida de Messi. Para justificarse habló de una gestión "calamitosa y desastrosa" de la anterior Junta.

Un día después de hacerse oficial, Laporta enterró cualquier duda al barcelonismo. Solo unas horas antes, por primera vez en la historia del club, el entorno no dio por definitivo un comunicado oficial. Algo insólito como si el barcelonismo -y el entorno del club- estuviera instalado en la primera fase del duelo: la negación.

Laporta, con su aparición trató de acelerar el proceso para abrazar la aceptación. Y lo hizo con un mensaje rotundo. "Con mucha tristeza tenía que tomar una decisión. En la vida no hay que prolongar la agonía. Se tenía que tomar una decisión y ellos, por la parte de Leo, también tienen sus tempos. Comporta un antes y un después que se ha avanzado dos años. Me gusta soñar pero tenemos que vivir de realidades".

Laporta habló hace unos meses de un cambio de ciclo. Una sentencia que sonó controvertida: ¿podía haber un cambio de ciclo con la continuidad del jugador que más había condicionado el anterior?

Sin Messi, la frase se hace ahora mucho más real, con todo lo que supone un periodo de reconstrucción. Una etapa que el propio Messi temía a estas alturas de la carrera, con 34 años, en la que siente la urgencia de luchar por los grandes títulos.

Laporta soló mostró su lado más socarrón cuando le preguntaron por una respuesta en tiempo real de Tebas ("queridísimo Javier", empezó diciendo) y por la posibilidad de que el Barça se vea obligado a aceptar las condiciones de LaLiga. "La respuesta está en el aire", dijo con un guiño al icónico tema 'Blowin' in the Wind' de Bob Dylan.

Más prosaico estuvo con el futuro de Messi: No hay marcha atrás, esto es un final de etapa.

Parece mentira, y más de uno todavía no se hace la idea, pero Leo Messi, el mejor jugador de la historia del club, ya es historia en el Barça. Nadie podía imaginar que sería con Laporta como presidente.