Oblak sufre un récord histórico y abre el debate sobre la portería del Atlético

Ante el Real Madrid el Atlético de Simeone encajó por primera vez cinco goles. La imagen del esloveno en el gol de Brahim quedará para siempre en el recuerdo.

Brahim persigue a Oblak en la jugada del quinto gol.

Brahim persigue a Oblak en la jugada del quinto gol. / RFEF

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La imagen fue llamativa. Por la estética. Por el resultado. Oblak y sus 188 centímetros corriendo desatado en una huida hacia su portería desde territorio enemigo para cortar un balón amenazante. Y a su caza, Brahim, con apenas 171 centímetros de velocidad desatada. Suficiente para sacarle unos quince metros al portero del Atlético de Madrid y hacer el último gol del Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España. Era el 5-3. Un gol histórico (y no para bien) para el portero rojiblanco.

Porque el esloveno jamás había encajado cinco goles en competición oficial luciendo el escudo rojiblanco en su pecho. La última vez que tuvo que recoger media decena de veces la bola de la portería rival fue cuando militaba en el modesto Río Ave de la Primera Portuguesa. Entonces el Benfica (club al que pertenecía) le metió seis goles. El partido acabó 6-1. El récord también fue negativo para el Cholo Simeone, que jamás había encajado cinco goles o más en competición oficial siendo técnico del Atlético de Madrid. Para todo siempre hay una primera (y esta vez) dolorosa primera vez.

Por ahora la goleada no ha modificado demasiado las opciones colchoneras en las apuestas de fútbol de Betfair. Por ejemplo, los pronósticos dan por casi seguro que el Atlético se meterá entre los cuatro primeros con 73% de probabilidades implícitas. Eso sí, en Champions, ante el Inter, el Atlético no es el favorito a ganar el primer partido, la ida de los octavos de final.

Lejos del mejor Oblak

Quizá esa falta de favoritismo esté vinculada con una debilidad defensiva de todo el colectivo, pero que Oblak sufre especialmente. Por ahora en esta temporada (27 partidos) ya ha encajado 35 goles, que son cinco más que la temporada pasada. Precisamente los cinco que le metió el Real Madrid. En el curso 22-23 en 38 encuentros Oblak recibió 30 dianas. Su peor registro con el Atlético está en la campaña 21-22, cuando le metieron 57 goles en 51 partidos. Lejos quedan los datos de la 15-16, cuando sólo encajó 26 goles… ¡¡en 51 partidos!!

Sea como fuere, y aunque la responsabilidad de este incremento en goles recibidos no es sólo responsabilidad suya, sí que es cierto que Oblak parece alejado de su mejor momento de forma. Y eso que sólo tiene 31 años, una edad que en el fútbol moderno es de madurez deportiva y, en el caso de los porteros, más si cabe.

Con contrato hasta 2028

Pero Oblak parece haberse estancado y, además, ya cada vez es más difícil verle ejercer milagros como antaño, cuando incluso con la muralla defensiva que era el Atlético, las pocas veces que intervenía era para evitar goles cantados. Fue en aquellos tiempos cuando el PSG parecía incluso dispuesto a pagar 100 millones para hacerse con sus servicios. Actualmente Oblak está tasado en 35 millones. Su cláusula es de 120 millones. El contrato expira en 2028.

Hay Oblak para rato en el Atlético de Madrid… pero eso no quita para que más de una voz crítica no crea que al esloveno le podría venir bien un incremento de la competencia en la portería para mejorar su nivel y, llegado el caso de continuar con esta bajada de rendimiento, tener un plan B a la altura.

Un Plan B que no hace sombra

Actualmente ese plan B es Ivo Grbic, portero croata que sólo ha disputado en cuatro temporadas 14 partidos de colchonero. Trece fueron el curso pasado por la lesión que sufrió Oblak. Un buen parche que, sin embargo, no le discute la meta al esloveno. Desde que Antonio Adán fue la sombra de Oblak, el Atlético no ha tenido un segundo guardameta de renombre que pudiera poner en entredicho la presencia continuada en la portería.

Una posibilidad que, planteada incluso en el mercado, no resulta nada sencilla visto que Simeone sigue confiando en Oblak y que fichar un portero de su nivel, incluso venido a menos, supone una inversión importante. Si a ello se le une que pocos guardarredes están dispuestos a fichar por un equipo en el que saben que sus opciones de jugar son casi nulas, el panorama es complejo. Pero eso no cierra el debate sobre una portería rojiblanca cada vez menos blindada por un Oblak al que le cuesta ser tan milagroso como antaño.