Lejos quedaron aquellas victorias de Alberto Contador vestido con el maillot amarillo fluorescente del equipo Tinkoff, propiedad del oligarca ruso Oleg Tinkov durante unos años. Y es que ahora, en plena invasión de Rusia a Ucrania, Tinkov se encuentra en paradero desconocido y teme por su vida después de criticar abiertamente la ofensiva de Vladimir Putin.
Tinkov, que como propietario del equipo logró alzarse con una Vuelta a España y un Giro de Italia con el corredor de Pinto, ha sido un personaje que se ha caracterizado siempre por hablar claro y por sus polémicas declaraciones. ¿Quién no recuerda las duras palabras contra el propio Contador cuando dejó el equipo?
“¿Dos millones extra justifican la imagen que has perdido? Aprende de Cancellara, que lo dejó como un campeón” o “Él es un gran campeón y debería dejarlo ahora. Creo que va a convertirse en un pato cojo. Va a parecer estúpido” o incluso “Contador es un trozo de mierda española, nunca va a ganar nada más, es demasiado viejo y demasiado malo”.
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Pues bien, esta vez, cargar duramente contra Putin le ha traído serias consecuencias. Hace unos días, Tinkov comentó en sus redes sociales: “En Ucrania mueren personas inocentes cada día. Es increíble e inaceptable. Putin debería gastar el dinero en tratamientos para las personas, para la investigación encaminada a curar el cáncer, y no para la guerra. ¡Estoy en contra de esta guerra!” Unas palabras que no gustaron nada al Kremlin.
Las palabras tienen consecuencias
En 2016 abandonó el mundo del ciclismo, el deporte de su vida, y se centró en la compañía de servicios financieros que fundó en su día, el banco Tinkoff, para convertirlo en uno de los principales bancos digitales de Rusia. Pero ahora, a raíz de manifestarse en contra de Putin, ha tenido que vender sus acciones, según ha explicado en una entrevista en el The New York Times.
Tinkov afirma que la administración del líder ruso amenazó con nacionalizar su banco si no cortaba los lazos con él. De hecho, explica que la semana pasada tuvo que vender su participación del 35% a un multimillonario minero ruso, muy afín a Putin, en lo que él describe como una “venta desesperada, una venta de fuego” a la que le obligó el Kremlin. “No podía hablar del precio”, dijo. “Era como un rehén: aceptas lo que te ofrecen. No podía negociar”.
En la misma entrevista, el magnate ruso comenta que había contratado guardaespaldas después de que unos amigos con contactos en los servicios de seguridad rusos le dijeran que debía temer por su vida, y bromeó diciendo que, aunque había sobrevivido a la leucemia, quizás “el Kremlin me mate”.
El banco Tinkoff lo niega
En un comunicado que emitió el propio banco Tinkoff, negó las palabras Tinkov y expresó que “no hubo amenazas de ningún tipo contra el liderazgo del banco” y que “Oleg no ha estado en Moscú durante muchos años, no participó en la vida de la empresa y no estuvo involucrado en ningún asunto”.
Algo que, según el empresario, que cita fuentes internas del propio banco, es falso; comenta que el Gobierno ruso sí amenazó al grupo financiero de cortar cualquier vinculación con él.
Rusia, sin futuro
Oleg Tinkov, que sigue manteniendo en su foto de perfil de Instagram una imagen vestido de ciclista con la equipación del Tinkoff y una S-Works, tampoco se ha mordido la lengua cuando ha hablado de Rusia y de su futuro.
“Mientras Putin esté vivo, dudo que nada cambie […] No creo en el futuro de Rusia. Y lo que es más importante, no estoy dispuesto a asociar mi marca y mi nombre con un país que ataca a sus vecinos sin motivo alguno”, sentencia.
