El de Movistar fue el más listo en los últimos kilómetros y superó a Pinot y Cepeda
Llegaba la primera prueba de fuego en la segunda semana del Giro con la etapa 13. La esperada y polémica etapa de Crans Montana. Los Alpes esperaban espectáculo y emociones en un Giro con malas noticias, sobre todo por el mal tiempo y el Covid. Pero, no estuvo a la altura del imponente final en alto.
En la histórica estación de esquí suiza, donde brilló el campeón Laurent Fignon en el Tour de Francia en 1984, Einer Rubio se adjudicó su mejor victoria de su carrera a base de cabeza y corazón colombiano. Así, salvó el hasta ahora discreto Giro del Movistar.
La realidad es que las miradas estaban puestas en los favoritos, pero fue una decepción a excepción de algunos ataques al final. A petición de los ciclistas, la etapa fue recortada de los 199 kilómetros a 75. Los corredores argumentaron el peligroso descenso del Croix de Coeur que no existió. La realidad, sol y carretera completamente seca en San Bernardo y sin hielo en Croix de Coeur. Ningún ciclista sufrió una caída. Por tanto, una decisión controvertida de los participantes.
Polémicas aparte, se formó la fuga de siete corredores en las primeras rampas del Croix de Coeur. Un coloso alpino con sus imponentes 15,4 km al 8,8% de promedio. Pero, a 10 km del arranque se fragmentó para dejar a Jefferson Cepeda, Derek Gee, Thibaut Pinot y Einer Rubio en cabeza. Los escapados con dos minutos de ventaja soñaban con la victoria final porque el Ineos no estaba acelerando la marcha.
El equipo británico puso en marcha su clásico ‘trenecito’ mientras que Pinot se enfadaba por la nula colaboración de sus acompañantes, Cepeda y Rubio. Este último parecía el que más sufría, mientras que los otros dos se atacaban. Esto encendió a Rubio que con energía atacó en los últimos metros para ganar la etapa.
La decepción por detrás. No hubo batalla al margen de unos tímidos ataques de Pierre Rolland y de Caruso sin éxito. Los favoritos de la mano hasta la meta. Un día para olvidar.
