El ‘Triki’ Beltrán recuerda, en una memorable entrevista en ‘Relevo’, como se clausuró su carrera ciclista por un positivo por dopaje que reconoce abiertamente y que no le impide pedir ‘PERDÓN’ en voz alta.
¿Te hubiese gustado vivir un ciclismo sin dopaje? -le preguntó Fran Reyes a ‘Triki’ Beltrán (Jaén, 1971).
Su respuesta es memorable.
-Es una buena pregunta -contestó-. Cuando eres un niño escuchas decir que hay intereses, y te preguntas cuáles serán esos intereses. Una vez llegas, ya ves lo que son. Claro que a mí me habría gustado vivir un ciclismo sin dopaje. Sin ninguna duda. Pero, cuando te haces grande, llegas y ves la realidad.
La entrevista es reciente en Relevo, un medio que es una joya, porque es capaz de entrar en las casas de los protagonistas como en la del ‘Triki’ Beltrán, que fue uno de esos ciclistas que nos alegró la vida (1995-2008), sin abusar de la vanidad y sin ganar nada que lo hiciese célebre.
Pero su nombre registraba el derecho a la simpatía y a un escalador que no consentía la indiferencia.
Por eso a uno le gustaba mucho un ciclista como el ‘Triki’ Beltrán y me sentó tan mal el día que fue expulsado del Tour de Francia y el motivo fue invencible: había dado positivo por EPO.
Yo me enteré por la radio.
Aquel día se clausuró en comisaría una carrera ciclista de 14 años que parecieron muy felices.
Hace dos años, cuando hablé con él, ya ni siquiera se lo recordé.
Había pasado tanto tiempo.
Me pareció que no hacia falta: el pasado pasado está y, como decía Pepe Domingo Castaño, “para ser feliz sólo hace falta una buena salud y una mala memoria”.
Por eso el otro día cuando leía esta entrevista, me sorprendió la claridad con la que el Triki Beltrán hablaba de su pasado y de ese pasado.
-No era necesario que me tratasen como un delincuente -explica ahora el Triqui-. No hacía falta mandar a 60 gendarmes al hotel para decirme que había dado positivo.
Porque había dado positivo.
-Yo siento mucho todo lo que ocurrió -le explica a Fran Reyes-. Es una pena que fuera así después de 14 años y de la carrera profesional tan chula que he tenido. Me siento orgulloso de haber sido capaz de ser un niño con ilusión y llegar a verme en los escenarios en que me vi.
Y reconoce:
-No me gustó que terminase de aquella manera, pero lo más que puedo decir es pedir disculpas, decir que lo siento, y de nuevo pedir disculpas a quien se haya podido ofender.
Y sí ofendió en su día, sí, pero ahora resulta reparador escucharle, leerle.
-Hablamos mucho del dopaje, pero… ¿y el antidopaje? -insiste Triki-. El antidopaje está bien visto y el dopaje no, vale, pero el antidopaje es un buen negocio también. Ellos necesitan que haya dopaje. Y se dan casos como el que desgraciadamente a mí me ocurrió.
Pero el pasado ya no tiene solución.
Lo más importante de todo es saber decir ‘lo siento’, para eso nunca es tarde.
Porque como decía aquella escritora inglesa, “decir ‘lo siento’ es decir ‘te amo’ con el corazón herido en una mano y tu orgullo sofocado en la otra”.
