Os voy a explicar un caso real. Un caso que nos puede pasar a todos.
Era un sábado cualquiera del mes noviembre y yo estaba montando solo en bicicleta.
Mi padre, otro gran aficionado al ciclismo, también había salido en bici con una grupeta de conocidos – y digo conocidos y no amigos cercanos, porque tiene importancia en el relato – para hacer una ruta larga.
De golpe, me suena el teléfono.
Como lo llevo en el bolsillo posterior del maillot, no lo llego a descolgar en marcha. En el siguiente semáforo paro un momento para ver quién es. Es un número que no conozco y, al principio, no le doy más importancia.
Pero hay otro mensaje de mi hermana corto y premonitorio: “Llámame, es urgente”. Sí, mi padre ha tenido un accidente fortuito en bicicleta y parece grave.
En ese momento, todo cambia y te pones a pensar en cómo ha podido ocurrir. También en ese número desconocido que ha intentado ponerse en contacto contigo. Y empiezas a atar cabos.
Es uno de los compañeros de grupeta de mi padre el que me ha de llamado. Yo no llegué a responder. Por suerte, mi madre sí lo hizo.
Pero, ¿cómo puede tener mi teléfono, si no me conoce de nada y por lo que me cuentan, mi padre en ese momento apenas puede coger su móvil?
¿La respuesta? Los contactos de emergencia del ciclocomputador, en este caso, un Garmin.
Gracias a que mi padre había programado previamente los números de contacto de emergencia y la detección de accidentes, pudimos saber al momento que había sufrido un percance, cómo había ocurrido y dónde se encontraba.
Porque, como decía al principio, los compañeros de grupeta no tenían ni mi contacto, ni el de mi madre, por ejemplo. Los encontraron porque aparecían en el ciclocomputador.
Y es que en momentos como estos, avisar a los familiares o amigos más cercanos, creo que resulta fundamental tanto para el que ha sufrido el accidente, como para los que lo esperan en casa.
La tranquilidad de saber qué está ocurriendo y cómo se encuentra, os puedo asegurar que es impagable.
Mi padre está bien, ya ha empezado la recuperación y yo le doy las gracias a los avances tecnológicos como los contactos de emergencia y la detección de incidentes de cualquier dispositivo o aplicación de navegación, porque me atrevería a decir que, a veces, pueden llegar a salvar vidas.
Dediquen un tiempo a saber cómo configurarlo. No es difícil y creo que vale la pena.
