El trazado de la nueva edición de la ronda gala tiene todos los ingredientes para el espectáculo, al deparar hasta siete jornadas de montaña, dos duelos contra el crono y varias etapas ‘rompepiernas’.
El 29 de junio empezará la gran cita anual para todos los amantes del ciclismo: el Tour de Francia 2024, la gran vuelta por etapas más codiciada, esa que ubica siempre a su ganador en el panteón de ciclistas inmortales.
Este año además de manera insólita la Grande Boucle no acabará en París, como es habitual en todas las ediciones, sino que lo hará en Niza. El motivo es que el 26 de julio se inician en la capital los Juegos Olímpicos, y se ha tratado de evitar la coincidencia de ambas citas por el desafío logístico que supondría.
Pero más allá de esta cuestión, el recorrido diseñado para este año presenta muchos y variados alicientes, que te resumimos a continuación.
Un Tour con mucha presencia de montaña
Para hacernos una idea de lo accidentado del trazado de la nueva edición de la prueba, basta con enfocarnos en los más 52.000 metros de desnivel que suma en total el recorrido, que contrastan por ejemplo con los 40.000 del Giro de Italia.
Datos que ya han hecho que se vayan perfilando los pronósticos sobre favoritos a ganar la general en plataformas que ofrecen la posibilidad de apostar en pruebas ciclistas, operadores que puedes consultar en portales sobre casas de apuestas que recopilan información relevante sobre las mismas: deportes en los que están especializados, condiciones de registro, pros, contras, etc.
En total las etapas netamente de montaña en el Tour suman siete, de las que cuatro lo serán con final en alto. Por ello, a pesar de que la edición precedente de la prueba tampoco iba a la zaga en dureza, se prevé un gran protagonismo de los escaladores, y sobre todo de los correderos capaces de compatibilizar buenas prestaciones subiendo con el óptimo desempeño contra el crono, dado que también habrá dos contrarrelojes decisivas.
Este año Florencia sustituye a Bilbao como punto de partida de la ronda gala, y tras recorrer tres etapas en suelo italiano llegará la primera cita con la montaña, una jornada en la que se transitarán citas míticas como Sestrieres o Galibier antes de finalizar en Valloire. En lo que probablemente supondrá la primera criba de la carrera, para empezar a vislumbrar qué favoritos han llegado en mejores condiciones…
La principal aspirante a etapa reina
Aunque hay un par de candidaturas solventes a la distinción de etapa más dura, la que parece mostrar más méritos es la número 15, la que acaba en el temido Plateau de Beille, tras un recorrido de 198 km que pasa por otras cimas colosales como la Col de Mené o la Col d’Agnes.
No le va muy a la zaga en dureza la jornada 19, entre Embrun e Isola 2.000, que pasa por la legendaria cota de la Bonette, situada nada menos que a 2.800 metros de altitud, y que depara una subida interminable que se prolonga durante casi 23 km con un desnivel medio del 6,9%.
Al día siguiente no habrá precisamente una etapa de descanso, ya que se presenta un recorrido rompepiernas que homenajea a la clásica París-Niza, unas de las competiciones de ciclismo con más solera, de esas que nos hace recordar que este deporte no solo se compone de grandes vueltas como el Tour, el Giro o la Vuelta a España.
Y ya por último la última contrarreloj individual dirimirá quién es el ganador de la corona más preciada…
¿Será de nuevo Jonas Vingegaardel que abroche su tercer maillot amarillo consecutivo? ¿Volverá Tadej Pogacar a tocar la gloria? ¿Tendrá Roglic algo que decir? El duelo se promete apasionante con estos protagonistas y quién sabe si con otros también…
