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El ciclista profesional que se retiró a los 22 años: “Ahora, por fin, soy feliz”

Martín Bouzas llevaba un año de profesional. Era la gran esperanza del ciclismo gallego. Pero en el mes de octubre decidió dejarlo para preparar las oposiciones a Correos. 

Han pasado cinco meses desde que se retiró del ciclismo profesional y Martín Bouzas ya tiene 23 años. “Tengo una vida por delante”. Y por más que uno le diga, ‘mira es que aún eres muy joven’, ‘mira que es que hay gente como Armstrong que, después de retirarse, volvió’, él dice que no. Que por ahora no. El ciclismo le dejó “ahorros para ir tirando”. Pero sobre todo le enseñó el camino para intentar ser feliz y eso es lo que ha logrado ahora, en estos últimos cinco meses de su vida, en los que contesta afirmativamente a esa pregunta: “Sí, ahora soy feliz, sí”.

Me alegro por usted. 
Sí, me retiré en octubre. No me he arrepentido. Llevaba tiempo dándole vueltas a esta idea. Tenía que tomarla.  A veces sí es verdad que viene la melancolía y cuando ves ciclismo te da pena. El otro dia viendo la clásica de Almería o viendo la Marsellesa. Pero quería mejorar mi calidad de vida.

¿Y la ha mejorado? 
Es que la presión que yo me metía…

No sé ni describirla pero sí sé que yo no quería vivir así. Era incapaz de desconectar. Estaba todo el día pensando en lo mismo y exploté, porque no era yo solo. Era la presión social de la gente que te rodea. A las seis de la mañana ya estaba despierto dándole vueltas a la cabeza.

Lo imagino.
El otro día cuando leí a Tom Dumoulin decir que lo dejaba y que sentía que se quitaba una mochila de los hombros me sentí totalmente identificado. Me hizo bien leerle. El ciclismo me dio muchos días felices pero el día que fui al equipo y le dije que lo dejaba fue uno de los más felices.

¿Y ahora es tan feliz? 
Sí, ya le he dicho que sí. Estoy preparando oposiciones para Correos.  Aún no se sabe cuando va a ser el examen porque con esto de la pandemia… Pero yo estoy muy motivado. Me levanto y me pongo a estudiar. Luego, voy a clase dos veces por semana y quiero ver si lo puedo lograr.

Pero eso también crea presión. 
Sí, pero tras pasar por lo que yo he vivido en el ciclismo…  No podías tomarte más de un día libre a la semana y a veces ni eso. Yo no quería esa vida para mí. Pero siempre me quedará la disciplina que aprendí en el ciclismo. Me ayudó siempre a dar lo mejor de mí hasta que decidí dejarlo. Aquel día lo entendí todo: ´Martín, debes replantearte la vida de otra manera`.

¿Y en el ciclismo no era posible? 
Si algún día volviese a retomarlo, intentaría, intentaría…

¿Pero? 
Cuando estaba dentro lo intenté y no lo conseguí. No fui capaz.  Busqué ayuda. Llegué a tratar con psicólogos. Pero me di cuenta que era como ponerle un parche a una herida y que la herida en sí no curaba.

Es mejor volver atrás que perderse en el camino. 
Es que era tan perfeccionista y esa vida son tantas horas… Te ves de aeropuerto en aeropuerto y luego en carrera estás cinco o seis horas y el resto del día tirado en la habitación descansando porque mañana será otro día y yo no quería eso para mí. Quería otra calidad de vida. A mi edad tengo derecho a buscarla.

¿Y no volverá? 
Ahora mismo le diría que no al 99 por ciento y, aunque  aunque quisiese, no sé si podría. Cada día que estoy sin coger la bicicleta estoy echando por tierra el trabajo anterior. Ahora solo cojo la BMX para ir a hacer recados, para ir al supermercado y cosas así, y a lo sumo salgo media hora a correr que siempre se me dio bien. De chaval fui a un campeonato gallego de campo a través.

¿Se mantiene?
Cuando dejé el ciclismo hace cinco meses estaba 14 o 15 kilos por debajo de ahora y le digo que ahora no estoy mal. Pero es que el ciclismo  es tan exigente, yo he llegado a tener un porcentaje de grasa de un cuatro o un  cinco por  ciento… Llegué a pesar 67 kilos y mido 1,86 y ahora peso 83. Estoy normal.

Pena ninguna.
Así es.   Ahora me puedo dar algún capricho. Antes era incapaz de  tomarme un trozo de chocolate porque era lo que te decía: soy tan perfeccionista…

Esa es la gente que triunfa en la vida: la perfeccionista. 
Sé que el mundo está difícil, pero yo confío en mí, faltaría más. Estoy a tope con las oposiciones y si no lo consigo…, ya veremos lo que pasa. Soy muy cabezón y alguna otra cosa saldrá, me gusta la mecánica, pero salga lo que salga debe ayudarme a ser feliz.

Dio gusto escucharle, amigo.
El ciclismo me enseñó mucho. Me enseñó que sólo levantas las manos una vez, que casi siempre pierdes más veces de las que ganas. Pero también me enseñó a trabajar en equipo. Yo gané contrarrelojes, pero nunca gané una etapa en línea pero sí ayudé muchas veces a compañeros a ganar y esa satisfacción queda para siempre.

En todos los sitios se aprende.
Yo fui un ciclista tardío. No empecé a correr hasta los 17 años. Pero claro que tuve sueños de ciclista como llegar a correr un Tour de Francia. El problema fue cuando comprobé que yo no podía vivir así y tuve que tomar una decisión.


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