Jacobo Bergareche: "Era el nieto de Mendoza y me hice del Athletic: ¡en el cole me querían cascar!"

"Mi abuelo Luis marcó el primer gol del Athletic en la Liga y luego fichó por el Madrid a cambio de una Harley"

En su novela 'Los días perfectos', Bergareche reflexiona sobre las relaciones de pareja y descubre cartas inéditas de Faulkner a su amante

Jacobo Bergareche, en su visita a Barcelona para presentar 'Los días perfectos'

Jacobo Bergareche, en su visita a Barcelona para presentar 'Los días perfectos' / Javi Ferrándiz

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Guionista, emprendedor, miembro de una familia con un árbol genealógico muy deportivo, Jacobo Bergareche disecciona las relaciones de pareja en 'Los días perfectos' (Libros del Asteroide), una novela que desvela además algunas cartas (y dibujos) inéditas de William Faulkner a su amante. 

La charla con Bergareche arranca en su novela y acaba en sus abuelos, historia del fútbol español. El paterno, Luis Bergareche, marcó el primer gol del Athletic en Primera. El materno, Ramón Mendoza, presidió el Real Madrid entre 1985 y 1995. 

-Uno lee ‘Los días perfectos’ y no puede evitar preguntarse qué hacemos con las relaciones de pareja.

Sí, porque como muchas otras ideas o conceptos, la idea del matrimonio o la pareja está muy cuestionada. En España, el 60 por ciento de la gente se divorcia. Cuando empiezas una relación, lo normal es que fracases. ¿Qué hacemos con el matrimonio? No tengo ni idea, pero lo que es seguro es que el mayor enemigo del matrimonio es el tedio, por eso digo en broma que en las bodas deberían decir ‘hasta que el tedio os separe’. Quizá la clave sea aceptar que vas a tener días buenos, pero también –y sobre todo- días aburridos y días malos. 

"Lo que es seguro es que el mayor enemigo del matrimonio es el tedio, por eso digo en broma que en las bodas deberían decir 'hasta que el tedio os separe"

-En el día perfecto que narra -o más bien dibuja- Faulkner no sucede nada extraordinario. Quizá debamos rebajar nuestro listón y darnos cuenta de que los días perfectos pueden ser los más sencillos.

Sí, porque realmente lo que hace que un día sea extraordinario es que tú quieras estar con alguien y ese alguien quiera estar contigo. Eso ya es extraordinario. Lo demás da un poco igual: estrellas Michelin, ciudades de moda, no es tan importante.

-La novela nace en el Harry Ransom Center de Austin (Texas).

Sí, investigaba cartas de escritores, buscando temas comunes. Y por cierto, el tema más común es la preocupación por el dinero o la alegría por ver publicado un texto. Entre todo esto, encontré las cartas inéditas de Faulkner. Algunas están incluidas en el libro, otras las dejé fuera. Es curioso, Faulkner tenía dibujos dedicados a su pene, incluso un poema dedicado a su pene, pero todo eso lo obvié porque no me interesaba tanto como la parte más sentimental de su obra. 

"Faulkner tenía dibujos dedicados a su pene, incluso un poema dedicado a su pene, pero lo obvié porque no me interesaba tanto eso como la parte más sentimental de su obra"

-Suele decir que Faulkner fue fiel en su infidelidad. 

Quise hacer un corte transversal para entender qué es el amor a través de las cartas de Faulkner: él también pensaba que su relación iba a ser eterna, pero luego llegó el silencio y más tarde la melancolía. Nos parecemos todos tanto, en nuestras relaciones, somos tan previsibles en estos vaivenes de la pasión a la nostalgia. Faulkner lo explica muy bien en sus cartas. 

-"Entre la pena y la nada, elijo la pena"

Es una frase muy enigmática. Cuando lees ‘Las palmeras salvajes’, él mismo explica lo que ha querido decir: la pasión, cuando se acaba, lo único que deja es dolor. Y el dolor es una forma de seguir amando. Es una prueba de que algo ocurrió, de que fue verdad. Y los propios protagonistas de esa pasión no quieren dejar de sufrir, porque en el momento en el que deje de sufrir es que me he curado, piensan. Plantea una disyuntiva un poco tremendista, porque en realidad luego la vida te demuestra que puedes estar en otros sitios, más que en la pena o la nada.

"Mi abuelo Ramón empezó a ser presidente del Madrid en 1985, pero para entonces yo ya me había hecho del Athletic"

-Además de novelista, usted es también productor y guionista. 

Me gustaría pensar que soy un escritor al que le gusta cantar rancheras, hacer arroces los domingos y jugar al mus. Si la pregunta es de qué vivo, pues de la tele, sí: soy productor y guionista, y ahora un poco escritor. Hasta 2010 estuve en el mundo de la tele, luego me metí en el mundo de las aplicaciones y me fui a Estados Unidos. Ahora he vuelto, trabajo en Onza, una productora, en la parte de desarrollo de series. 

-Su abuelo materno fue Ramón Mendoza, presidente del Madrid durante diez años. Y su abuelo paterno es historia del Athletic.

Sí, Luis Bergareche, marcó el primer gol del Athletic en la Liga, en 1929. Tenemos en casa una especie de trofeo conmemorativo. En mi casa había mucha tensión sobre de qué iba equipo íbamos a ser. Mi abuelo Ramón empezó a ser presidente del Madrid en 1985, pero para entonces yo, que nací en 1976, ya había elegido equipo. Me había hecho del Athletic. Luego me di cuenta de que hubiera sido más feliz siendo del Real Madrid en esa época, y más viviendo en Madrid.

-Eligió el camino más complicado.

Uno no sabe muy bien cuándo o por qué elige equipo. Pero es de lo único que no te puedes cambiar, de equipo y de grupo sanguíneo. Nunca te fíes de un tipo que se cambia de equipo. Me hice del Athletic y el primer partido al que fui fue la final de Copa de 1984 contra el Barça, con una tangana final impresionante. Fue una experiencia terrorífica. Fue la última vez que ganó algo el Athletic. Luego el Madrid de la Quinta del Buitre lo empezó a ganar todo: yo era del Athletic, nieto de Ramón Mendoza y en el cole me querían cascar todos los días por culpa de esto. Yo no jugaba al fútbol en el patio, era el chico raro que estaba en la esquina con un libro, que tenía dos abuelos que eran del mundo del fútbol, pero no podía soportar el fútbol precisamente por eso.

"Me hice del Athletic y el primer partido al que fui fue la final de Copa de 1984 contra el Barça, con una tangana final impresionante"

-Una reacción de rechazo.

Cuando se murieron mis abuelos empezó a interesarme el fútbol otra vez. Recuerdo que Zidane me sirvió para reengancharme al fútbol, y la selección española también. También he ido a todas las finales que ha jugado el Athletic últimamente.

"Luego me di cuenta de que hubiera sido más feliz siendo del Real Madrid en esa época, y más viviendo en Madrid"

-Su abuelo presidió el Madrid entre 1985 y 1995. Y usted, en plena adolescencia.

Mi hermano pequeño, Roque [fallecido en 2012] llegó a jugar en las categorías inferiores del Madrid, él sí que era un apasionado del Madrid. Yo tenía mucha relación con mi abuelo Ramón, pero fuera del ámbito futbolístico. Era mi padrino. Era un tipo muy gracioso. Jugábamos mucho al mus, nos daba la paga y luego nos hacía jugárnosla contra él. Y perdíamos siempre. 

-¿Qué pensó cuando vio que usted se hacía del Athletic?

Que le salí rana. Cuando le dije que había empezado a estudiar Literatura Comparada me dijo ‘no he conocido a nadie con una capacidad para lo inútil como la tuya’.

-Curiosa historia la de su abuelo Ramón. 

Vino de la nada, literalmente. Se inventó su propia vida. Mi abuelo era ‘self made’ total. Niño de la guerra, su madre se murió en el parto y su familia materna emigró de Galicia a Uruguay. Su padre estaba enfermo del corazón y mi abuelo llevaba los ahorros de la familia pegados al pantalón, por eso de pequeño apenas jugó al fútbol. Pero salió adelante porque era muy listo: cogía el carbón que se caía por ahí y se lo vendía al carbonero, o se iba a Galicia en una vespa, volvía con marisco y lo vendía en Madrid. En la universidad ayudaba con apuntes, y cuando uno de sus compañeros de clase fue ministro de Comercio, le ayudó a negociar con la Unión Soviética. Compraba y vendía cosas raras, rodamientos, vodka… siempre tenía en casa cosas un poco extrañas. 

"Con mi abuelo Ramón jugábamos mucho al mus, nos daba la paga y luego nos hacía jugárnosla contra él. Perdíamos siempre"

-Aquella generación de presidentes de fútbol de los ochenta y los noventa.

Eran personajes muy divertidos. Daban titulares cada vez que hablaban. Mi abuelo decía que ser presidente del Madrid era como ser ministro. Lo más divertido del telediario era ver lo que decían Lopera, Gil, Núñez, Caneda o Gaspart. Me divertía, pero también me horrorizaba un poco: yo ya estaba interesado en la literatura y a mí me venía el profesor de religión con la alineación que tenía que sacar el Madrid, imagínate. Cuando el Madrid ficha a Prosinecki, los profesores me venían a decir que no, que tu abuelo se ha equivocado, que este tío se lesiona mucho. Y cuando el Barça empezó a ganar Ligas después de la Quinta del Buitre, me esperaban para insultarme, y además yo era del Athletic, que les jodía más aún. ¡Es el nieto de Mendoza, no le interesa el fútbol y además es del Athletic!

"Cuando el Madrid ficha a Prosinecki, los profesores me venían a decir que no, que tu abuelo se ha equivocado, que este tío se lesiona mucho"

-La otra rama familiar.

Sí, mi padre nos compró a todos camisetas del Athletic desde pequeños, teníamos el vinilo del himno del Athletic y lo escuchábamos mucho. Yo alucinaba un poco porque cuando iba al campo te gritaban etarra, y yo diciendo, ¡pero coño, si soy de Madrid!

-Su abuelo paterno también tuvo una vida intensa.

Era deportista aficionado. Fue pelotari, subcampeón de España de pala corta. Metió el primer gol del Athletic en Liga y luego fichó por el Real Madrid a cambio de una Harley-Davidson: como no era profesional, negoció que la ficha fuese una Harley, luego le reclutaron en la guerra para llevar cosas de un sitio a otro con la moto. Y después de la guerra, cuando montaron ‘El Correo’, se metió como organizador de La Vuelta ciclista, que por cierto empezaba y terminaba en Bilbao. La Vuelta a España nació de la mano de ‘El Correo’, que organizaba la carrera, y mi abuelo era el director. En los años setenta ya lo dejó, hubo atentados contra la Vuelta y otra empresa se encargó de la organización. 

"Mi abuelo Luis fichó por el Madrid a cambio de una Harley-Davidson"

-Con ese árbol genealógico, ¿el deporte forma parte de su vida diaria?

Como espectador, busco algo que me enganche de verdad, como en su día el fútbol de Zidane. O el de la selección española en su momento, o aquel Barça increíble que te dejaba embobado. Como practicante, me gusta nadar y montar en bici, me gusta hacer cosas solo, no competir con nadie y estar a mi bola. Los Bergareche somos auténticos enfermos del deporte: en la casa familiar de Lekeitio hay un frontón, pero admito que jugando a la pelota soy bastante malo.