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¿Respiras correctamente? Domina tus pulmones

Publicado por
Dra. Teresa Calvo
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Respirar es un acto tan innato, que podría parecer ilógico que no supiéramos hacerlo correctamente. Pero la realidad es que, en muchas ocasiones, no solo no respiramos bien sino que no siempre somos capaces de controlar nuestra respiración.

En este artículo te contamos la importancia que tiene el sistema respiratorio en nuestra salud, cómo detectar una respiración patológica, y qué hacer para mejorar tu respiración.

Definición de respiración

La respiración es un proceso fisiológico, en el que se produce un intercambio gaseoso entre el oxígeno que inspiramos, y el dióxido de carbono procedente de la sangre, que exhalamos. Se sucede de forma muy sofisticada, realizándose en milésimas de segundos a nivel de los capilares alveolares. Cuanto mejor sea la calidad del aire que inspiramos y la eficacia de los movimientos respiratorios, más óptima será la respiración.

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En condiciones normales, la respiración se regula de forma involuntaria, gobernada por el sistema nervioso autónomo. Aunque en estado de vigilia, podemos intervenir de forma consciente, siempre y cuando no estemos en una situación de estrés metabólico. En ocasiones es necesario el entrenamiento de la respiración con la finalidad de que sea más eficiente.

Sistema respiratorio

Es la parte de nuestro organismo que lleva a cabo la respiración. Se compone de: las vías respiratorias, los pulmones, y los músculos respiratorios. Veamos a continuación con más detalle:

Sistema respiratorio

Vías respiratorias

Abarcan desde las fosas nasales, pasando por laringe, tráquea, bronquios, bronquiolos y alvéolos. Existe una musculatura lisa que se extiende desde la tráquea hasta los bronquiolos terminales, y permiten abrir o cerrar las vías respiratorias. A través de ellas circula el aire que movilizamos durante la respiración, produciéndose el intercambio gaseoso a nivel de los alvéolos.

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Pulmones

Son los órganos que albergan las partes más distales de las vías respiratorias, con las que están íntimamente interconectados fisiológicamente

Músculos respiratorios

Son aquellos que intervienen en el proceso de ventilación pulmonar modificando el volumen de la caja torácica, y generando un cambio de presiones que favorecerá la salida y entrada del aire. Se dividen en:

Inspiratorios

El diafragma es el principal protagonista, y es el que se activa tanto en la inspiración superficial como en la profunda, permitiendo una expansión de la caja torácica. Tiene una curvatura particular, que debe mantenerse para realizar su contracción de forma eficiente.
En caso de requerir una inspiración más forzada, se activarán los músculos accesorios, entre los que están los intercostales externos, pectorales, serratos, esternocleidomastoideo, trapecio o escalenos.

Espiratorios

En situación de reposo, la espiración es un proceso pasivo que se lleva a cabo tras la relajación de los músculos inspiratorios, sin intervención de ningún otro grupo muscular. Pero en situaciones de esfuerzos mayores, como deportes intensos o desestabilización de patologías respiratorias como asma y EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), los músculos espiratorios se activan. Son especialmente necesarios en estas situaciones, para ayudar al diafragma a recuperar su curvatura normal durante la espiración, y conseguir una contracción eficaz en el siguiente ciclo respiratorio. Los más implicados son los músculos abdominales y los intercostales internos.

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Los músculos respiratorios, además, intervienen al hablar, cantar, toser, vomitar, deglutir, estornudar, reír, defecar o durante el parto.

Factores implicados en la respiración

Son necesarios unos condicionantes imprescindibles para llevar a cabo la respiración:

Inspiración nasal

Parece evidente que inhalar implica realizarlo por la nariz, pero hay muchas personas que adoptan una respiración bucal.

Tener una “buena” nariz, aparte del aspecto estético, tiene su fundamento fisiológico:

  • Las vellosidades nasales sirven de filtro para las partículas ambientales y microbianas.
  • Los cornetes calientan y humedecen el aire.
  • Se activa el nervio olfatorio, que es primordial para detectar olores peligrosos, alertándonos de una posible amenaza en el ambiente.
  • Los senos paranasales producen grandes cantidades de óxido nítrico en ambas fases respiratorias pero, fundamentalmente, durante la espiración. Esta molécula también se sintetiza a nivel del epitelio bronquial, pero en menor proporción. Es una molécula bien conocida por sus efectos beneficiosos cardiovasculares, pero también ejerce un papel muy importante a nivel del sistema respiratorio: inhibe los patógenos inhalados, mejora la función de los cilios respiratorios (facilitando la expulsión de mucosidad, microorganismos y suciedad), disminuye la hipertensión arterial pulmonar, y mejora el intercambio de gases, lo que permite mayor oxigenación a nivel del organismo. De hecho, el consumo de oxígeno es entre un 10-20% mayor en comparación con una respiración bucal.

Las situaciones en las que se pierde el efecto de la respiración nasal son debidas a patologías como rinitis, sinusitis, desviación del tabique, hipertrofia de cornetes o de adenoides, malformaciones anatómicas, etc.

Esto también ocurre en crisis de asma u otras patologías respiratorias como la EPOC, a modo de compensar el bajo flujo de aire debido a la obstrucción de los bronquios.

Durante un ejercicio físico intenso, también se tiende a respirar por la boca, debido a que se requiere movilizar grandes volúmenes de gases (oxígeno y dióxido de carbono), ante el aumento de la demanda energético-metabólica.

Si esta situación se da de forma puntual, no tendría tanta repercusión como si se cronifica, pues terminará favoreciendo irritaciones y sequedad de mucosas, infecciones de la boca y del tracto respiratorio, infecciones de oído, empeoramiento de los procesos alérgicos, etc.

Tiene especial importancia en etapas de crecimiento, pudiendo incluso provocar maloclusiones mandibulares, un desarrollo anómalo facial y oral, alteraciones posturales por compensación, y hasta trastornos fisiológicos e intelectuales por mala oxigenación y sueño deficiente.

Apertura de las cuerdas vocales

Las cuerdas vocales deben coordinarse de forma armoniosa con la respiración, de lo contrario conllevará a una situación caótica. Existen patologías donde hay parálisis de las cuerdas vocales (tumores, enfermedades neurológicas, etc), o una disfunción de las mismas (infecciones respiratorias nasofaríngeas, goteo nasal posterior, reflujo gastroesofágico, humo del tabaco, emociones intensas, etc).

Expansión de la caja torácica

Si la cavidad torácica no se expande lo suficiente, no se producirá una apertura óptima de los alvéolos, produciéndose, en ocasiones, atelectasias (zonas no ventiladas del pulmón), disminuyendo la capacidad pulmonar y el intercambio gaseoso. También habrá una tendencia al estancamiento de secreciones con mayor riesgo de infección pulmonar.

Este déficit de expansión pulmonar, puede ser debido a patologías neurológicas, del diafragma, de la pleura, osteo-musculares de la caja torácica, aumento de la presión abdominal por obesidad o distensión gástrica, dolor en el tórax o abdomen, encamamiento prolongado, etc.

En cambio, cuando se produce una excesiva expansión torácica, como en casos graves de EPOC y asma, los músculos respiratorios, en particular el diafragma, se ven comprometidos debido a una hiperdistensión de las fibras musculares. La consecuencia de esto será una ventilación ineficaz y agotamiento respiratorio.

Frecuencia respiratoria

Este parámetro es la punta del iceberg de muchos estados fisiológicos, debido a las implicaciones del intercambio gaseoso como mecanismo compensador. La excepción se dará en las ocasiones en que seamos capaces de modificarla de forma voluntaria: estados de reposo, una actividad física ligera, o en ejercicios de apnea.

Podríamos clasificarlas en 4 tipos de frecuencia respiratoria:

Normal

En un sujeto sano y en reposo, el rango de frecuencia respiratoria normal varía en función de la edad: en adultos entre 12-20 respiraciones/ minuto, en niños entre 20-30 y en recién nacidos entre 40-60.

Aumentada

La taquipnea o aumento de la frecuencia respiratoria, ocurre en situaciones en las que nuestro organismo esté sometido a un estrés metabólico (esfuerzos físicos intensos, ascenso a grandes alturas, sepsis, descompensaciones de asma o EPOC), o durante momentos de emociones intensas (ansiedad, llantos o risa). Esto se debe a que, en esas situaciones, se ponen en marcha unos mecanismos compensadores, mediante la activación de receptores que detectan cambios bioquímicos en la sangre (pH, oxígeno, dióxido de carbono), y distensiones mecánicas de los músculos respiratorios. Todo ello estimulará el centro cerebral respiratorio para mandar la orden de “como respirar”, generándose una hiperventilación adaptativa.

Disminuida

La bradipnea o baja frecuencia respiratoria, va a provocar una hipoventilación alveolar, eliminándose de forma deficiente el dióxido de carbono de la sangre, y captando menor cantidad de oxígeno. El organismo tendrá que adaptarse para enfrentar esta situación, pero si no se revierte rápidamente, podría llevar al caso más extremo de provocar una parada cardio-respiratoria.

Una frecuencia respiratoria disminuida puede ocurrir en varias circunstancias:

Apnea durante el sueño

Puede ser provocado por la obstrucción de las vías respiratorias altas, o por falta de estímulo desde el centro respiratorio cerebral. Se caracterizan por producirse un esfuerzo respiratorio en forma de ronquidos o alternancia del ritmo y profundidad respiratoria, como intento de reinstaurar un flujo de aire adecuado. En ocasiones, los ronquidos pueden presentarse sin apneas asociadas.

Tóxicos neurológicos

Como fármacos sedantes, analgésicos derivados de la morfina o drogas de uso recreativo, que inhiben el centro respiratorio.

Repentina

Al toser o al estornudar, la respiración se modula a través de unos receptores que están situados a nivel de toda la mucosa respiratoria. Estos se activan ante ciertos estímulos como secreciones, sustancias irritantes o cambios de temperatura, provocando ráfagas de contracciones musculares hasta que el estímulo desaparece.

El hipo es otra situación particular que se produce por una irritación del diafragma. Su origen puede ser muy diverso: por distensión gástrica (comida abundante, bebidas alcohólicas o carbonatadas), por una emoción inesperada, por una enfermedad neurológica, un tumor, incluso como efecto secundario de ciertas drogas y medicamentos.

Patrones respiratorios

Existen tres tipos de respiración en función de las zonas anatómicas implicadas:

Respiración clavicular o alta

Se utilizan sobre todo los músculos supraclaviculares e intercostales altos, con una menor activación del diafragma, aumentando los diámetros antero-posterior y transverso del tórax. Este patrón es muy poco eficiente, ya que se requiere mucho esfuerzo, y se moviliza una pequeña cantidad de aire, fundamentalmente en los vértices pulmonares.

Estos están menos perfundidos que otras zonas y, por tanto, el intercambio gaseoso será más costoso. Por otra parte, habrá una tendencia a sobrecargar la musculatura implicada, propiciando dolores de la zona alta de la espalda, de la zona cervical y mareos. Es típico en personas con ansiedad, nerviosismo, estrés, durante grandes esfuerzos físicos, en las últimas etapas del embarazo, o en aquellas personas que pasan largos periodos de tiempo sentados frente al ordenador.

Respiración torácica o media

Es el tipo de respiración más frecuente, pero no por ello la más eficaz. En la inspiración los músculos intercostales medios son los más activados, provocando una elevación de las costillas aumentando la capacidad de la caja torácica. Es típica verla en épocas veraniegas, en aquellos que van “sacando pecho” y “metiendo tripa”, a modo de desafío estético.

Respiración diafragmática-abdominal

Es aquella en la que se produce la inspiración con una contracción principalmente del diafragma. En este patrón, el tórax se expande sobre todo en un diámetro vertical, y el diafragma empuja los órganos del abdomen. Se da más comúnmente en niños pequeños y en hombres de edad avanzada. Este es el patrón menos frecuente, pero el más fisiológico, por lo que todas las personas deberían adquirirlo por sus implicaciones en la eficiencia respiratoria, ya que se ventila gran cantidad de áreas pulmonares, y obtenemos los beneficios del fuelle diafragmático.

Lo ideal, sería combinarlo con los patrones previos, siendo este el predominante en la dinámica respiratoria. De esta manera, la respiración sería más completa.

Respiración paradójica

Se produce un movimiento contrario al fisiológico: en la inspiración el diafragma asciende hundiéndose el abdomen, y en la espiración en lugar de ascender, el diafragma desciende pudiéndose ver la expansión del abdomen. Es un patrón respiratorio muy patológico, y se observa en enfermedades neurológicas, en exacerbaciones asmáticas o de EPOC, o cuando existen fracturas costales.

Pudiera ocurrir que ciertos patrones se den de forma circunstancial o, por el contrario, que sea habitual en la persona. Si tenemos un patrón anómalo adquirido, se perpetuará incluso durante el sueño, influyendo en la calidad del mismo. Por lo tanto, es primordial tomar conciencia de ello, y plantearse realizar entrenamientos de respiración, siempre guiados por un profesional.

Efectos de una correcta respiración en el organismo

Sus máximos efectos se dan en la respiración diafragmática- abdominal. Veamos sus beneficios:

Oxigenación a los tejidos

Un intercambio gaseoso óptimo a nivel alveolar, va a permitir obtener el oxígeno necesario para nuestros órganos y tejidos, y para eliminar el dióxido de carbono generado por el metabolismo.

Mejora la postura

Si analizamos las inserciones anatómicas del diafragma, observamos que la parte posterior se ancla a nivel de la última vertebra torácica y las tres primeras lumbares. En la zona lumbar comparte inserción con los músculos psoas-ilíaco y cuadrado lumbar, los principales estabilizadores de la columna y la pelvis. Pues bien, si las inserciones lumbares del diafragma se acortan por algún motivo, tiran de las cúpulas diafragmáticas hacia abajo, reducen el espacio abdominal, aumenta la presión de esa zona, desequilibrando la columna vertebral y, por lo tanto, las inserciones del psoas-ilíaco y del cuadrado lumbar. La consecuencia final será una alteración de la correcta contracción de ambos músculos, provocando desequilibrios biomecánicos lumbares y pélvicos.

Mejora la digestión y evita el reflujo gastro-esofágico

Las oscilaciones que produce el diafragma durante la respiración, favorece los movimientos peristálticos, evitando problemas de tránsito intestinal. Por otra parte, un correcto tono muscular de la cúpula diafragmática, mantiene el esfínter esofágico inferior en su lugar, evitando herniaciones del estómago hacia la cavidad torácica, lo que provocaría cambios de presiones gastro-esofágicas y, por consiguiente, una remontada ácida hacia el esófago.

Facilita el retorno venoso y linfático

Durante la respiración se producen variaciones de presiones torácicas y abdominales que se van a transmitir a nivel vascular, facilitando la circulación venosa y linfática, mejorando así la movilización de toxinas del organismo.

Relajación física y mental

Debido a todo lo anterior, podemos deducir que una correcta respiración equilibra nuestro organismo, permitiendo modificar positivamente trastornos físicos, emocionales y psíquicos. Es bien sabido en las disciplinas milenarias, como el yoga o el pilates, que se sustentan en ella como pilar base de su técnica.

¿Cómo detectar si hay problemas respiratorios?

Hay varias formas para detectar que nuestra respiración está fallando:

Observación

Es lo más fácil y evidente. Está claro que ver a alguien con sensación de ahogo, con la boca abierta constantemente, o roncando, no pasa desapercibido.

Pruebas de función respiratoria

Se van a medir volúmenes y capacidades pulmonares, que ayudarán a confirmar el diagnóstico de patologías obstructivas y/o restrictivas. En ocasiones, podrá recurrirse al uso de fármacos durante la prueba, enfocados a confirmar el diagnóstico cuando las pruebas basales no son concluyentes. También permiten sospechar de patologías de cuerdas vocales u obstrucciones faríngeas.

Ergoespirometría

Durante una prueba de esfuerzo con análisis de gases, se puede valorar si hay una hiperventilación excesiva, que puede ser debida exclusivamente a un esfuerzo máximo, o por un trastorno subyacente cardiaco y/o respiratorio.

Polisomnografía

Es un estudio de sueño, durante el cuál se miden múltiples variables fisiológicas: respiratorias, neurológicas y musculares. Permite diagnosticar apneas del sueño, o si únicamente hay ronquidos.

¿Qué hacer para mejorar la respiración?

Ante la sospecha (o evidencia), hay que acudir a un especialista, normalmente a un Otorrinolaringólogo o un Neumólogo, para que soliciten las pruebas pertinentes y se paute un tratamiento, si fuera necesario.

Si eres una persona sana, pero quieres mejorar y mantener tu función respiratoria, bastará con adoptar hábitos saludables como:

  • Tener buena higiene nasal: sonarse la nariz al menos dos veces al día, idealmente al inicio y al final del día. Los lavados nasales con soluciones salinas, son muy recomendables en caso de exposición a un ambiente muy contaminado.
  • No fumar: el tabaco va a impactar en todo el sistema respiratorio, pudiendo dejar secuelas irreversibles.
  • Dieta equilibrada: el consumo frecuente de antioxidantes, y proteínas de alto valor biológico, permitirán mantener en buenas condiciones las mucosas y músculos respiratorios. Evitar las grandes ingestas, es fundamental para no interferir con el trabajo del diafragma.
  • Hacer deporte regularmente: como nadar, correr o montar en bicicleta. Esto te permitirá trabajar los músculos respiratorios, para mantener una buena dinámica pulmonar, y movilizar secreciones. Los ejercicios de yoga y pilates, también optimizarán nuestra función respiratoria.
  • Hinchar globos: permitirá fortalecer los músculos respiratorios, y evitar pérdidas de volúmenes pulmonares.
  • Cantar: permite controlar los movimientos respiratorios, inhalar sin ansiedad, realizar respiraciones más profundas y despejar los pulmones de forma eficaz.

Conclusión

Seamos o no conscientes de ello la respiración ha sido, es y será por siempre el nexo vital y natural entre el cuerpo físico, la mente y nuestras emociones. Es por ello que si se sospechan o detectan anomalías, hay que acudir a un especialista para el diagnóstico y tratamiento, siendo especialmente urgente de tratar en etapas de crecimiento.

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Dra. Teresa Calvo