Los trastornos del sueño se consideran una patología grave por el impacto que causan en nuestra vida, sobre todo cansancio, agotamiento y bajo rendimiento. Dificultará afrontar nuestras responsabilidades cotidianas.
Es un problema bastante frecuente en la actualidad, pero al que no siempre se le presta la atención necesaria. Por eso conviene repasar qué son exactamente los trastornos del sueño, cuáles son sus síntomas o cómo se tratan.
Los trastornos en el sueño son alteraciones de la salud que tienen un origen variado y se presentan con diferentes síntomas. Por lo tanto, es recomendable acudir a un especialista para que identifique el problema y prescriba el tratamiento adecuado.
Debemos partir de que la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 8 horas de sueño diarias para preservar un buen estado de salud y funcionamiento mental. Algunas personas necesitan incluso más, 9 horas, y el lapso se incrementará en el caso de niños y bebés.
Resulta preocupante esa tendencia actual que insiste en que reducir las horas de sueños nos hace más productivos. Lo cierto es que la privación de sueño tiene efectos a nivel cognitivo, en el estado de ánimo y en la salud cardiovascular. Eleva también el riesgo de sufrir diabetes y obesidad, por lo que no, a la larga no es más productivo reducir las horas de sueño.
Comenzamos por el principio, por entender cuáles son las fases del sueño. Así lo explica la Clínica de la Universidad de Navarra:
Este artículo sobre la clasificación de los trastornos del sueño, publicado en los Anales del Sistema Sanitario Navarro, recuerda que las patologías del sueño pueden darse tanto de manera aislada como asociadas a otros trastornos. Siguiendo el mismo informe, repasamos los tipos.
Se trata del trastorno más frecuente en la población en general, según el mencionado artículo. El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño que se da de manera persistente, y que lleva a un despertar temprano o a tener un sueño poco reparador.
Son circunstancias que se producen aunque la persona esté en el contexto ambiental adecuado. Puede provocar fatiga o malestar, dificultad para mantener la atención y la concentración, problemas de memoria, cambios en el rendimiento o alteración del carácter, entre otras.
Dentro del insomnio hay varias subcategorías, según causas, síntomas y tratamientos. Algunas de ellas son estas:
Una alteración de la respiración también puede provocar los trastornos del sueño si se produce durante la noche. La apnea central primaria es el más conocido de ellos, y su etiología es desconocida.
Se caracteriza por producir lapsos de ausencia de respiración durante el sueño, sin que se haya producido ningún movimiento que pueda alterarla. Provoca despertares frecuentes y repentinos, lo que derivará en una excesiva somnolencia diurna que con frecuencia es lo que motiva que el paciente vaya al médico.
Aunque la apena es la más conocida, hay otros trastornos del sueño dentro de los respiratorios. Ponemos algunos ejemplos:
En este tipo se enmarcan las enfermedades caracterizadas por una somnolencia diurna que no tiene que ver con dificultades para alcanzar el sueño durante la noche, ni con cambios en el ritmo circadiano.
Ese nivel de somnolencia es severo, por lo que la persona es incapaz de mantenerse despierta y alerta, más aún si tiene que realizar actividades repetitivas y monótonas. La severidad se puede cuantificar mediante una escala y los resultados de tests específicos.
Entre los tipos de hipersomnias están la narcolepsia con cataplejia o síndrome de Gelinaue, la hipersomnia recurrente, la hipersominia idiopática con o sin sueño prolongado y otros tipos.
Recordemos: los ritmos circadianos son los cambios que nuestro cuerpo experimenta en un ciclo de 24 horas, tanto a nivel físico como mental y conductual. Afectan a la mayoría de los seres vivos, no solo a personas y animales, y un ejemplo de ritmo circadiano es el de dormir de noche y estar despierto de día. En este caso, está relacionado con la luz.
Si se produce una alteración del ritmo circadiano que afecte al sueño, este no resultará óptimo ni reparador. De ello resultarán varios trastornos, como estos: síndrome de la fase del sueño retrasada, síndrome de la fase del sueño adelantada, ritmo sueño-vigilia irregular, ritmo sueño-vigilia libre, jet lag por cambio de huso horario, alteración propia del trabajador nocturno o alteraciones provocadas por un proceso médico.
Son comportamientos atípicos durante el sueño, y se clasifican en tres grupos: parasomnias del despertar, asociadas al sueño REM u otras.
Dentro de las parasomnias del despertar, una de las más conocidas es el sonambulismo, caracterizado por comportamientos complejos durante el sueño como caminar o sentarse en la cama. También son parasomnias del despertar los terrores nocturnos, que provocan episodios repentinos de llanto y gritos en mitad de la noche. Otro trastorno de esta subcategoría es el despertar confusional.
En cuanto a las parasomnias asociadas al sueño REM, son recurrentes las pesadillas. Son sueños desagradables que nos resultan muy vivenciales y producen una sensación de miedo. Soñar con correr también puede resultar perturbador. La parálisis del sueño, por su parte, es la incapacidad de hablar o moverse por la pérdida del tono muscular, lo que puede provocar ansiedad o alucinaciones.
Durante el sueño se producen movimientos anormales que provocan somnolencia diaria. Estos movimientos pueden estar relacionados con el propio sueño o con enfermedades del aparato locomotor.
En esta categoría también hay trastornos muy conocidos como el síndrome de las piernas inquietas, los movimientos periódicos de piernas, los calambres nocturnos o el bruxismo.
La excesiva o baja necesidad de sueño se cuentan entre los síntomas aislados de los trastornos del sueño. También lo son los ronquidos, somniloquios (hablar durante el sueño) o las mioclonías (contracciones cortas y súbitas).
Aquellos que no entran en ninguna de las categorías anteriores se consideran en el capítulo de otros trastornos.
Hemos visto que la tipología es amplia, por lo que los síntomas son variados. Repasamos los más frecuentes de la mano de la Clínica de la Universidad de Navarra:
Las investigaciones han identificado más de un centenar de tipos de trastornos del sueño, por lo que las causas también tienen un origen variado. Estos constituyen factores de riesgo para la aparición de otras patologías, o bien están motivados por estas.
Si es una enfermedad la que motiva la aparición de los trastornos del sueño, este será de diferente tipo. Veamos algunos ejemplos:
El uso de fármacos como los antidepresivos, los sedantes o los antihistamínicos pueden agravar los síntomas.
Los médicos especialistas en el trastorno del sueño son los que realizan un tratamiento adecuado y prescriben el tratamiento más idóneo. Las unidades especializadas en sueño de los hospitales o las clínicas son las que tratan a estos pacientes, y cuentan con equipos multidisciplinares: especialistas en Neurología, Otorrinolaringología, Psiquiatría, etc.
El diagnóstico se realiza con una polisomnografía, es decir, una prueba de sueño que se emplea junto a la grabación en vídeo. Registra parámetros del paciente como la actividad eléctrica del cerebro (por medio de un electroencefalograma), el flujo nasal, la saturación de oxígenos y la frecuencia cardíaca.
Lógicamente, el tratamiento depende del trastorno que se diagnostique. La apnea del sueño, por ejemplo, se trata con dispositivos como el de presión positiva continua de las vías respiratorias.
Para el bruxismo, por su parte, se pueden necesitar férulas y protectores bucales, además de dispositivos de control dental. También tienen cabida otros enfoques que ayuden a controlar la ansiedad, si es lo que lo motiva.
Dormir bien nos ayuda a mantener una vida saludable, pero los trastornos del sueño son bastante frecuentes. Si tienes problemas, puedes comenzar con prácticas de higiene del sueño como evitar los estimulantes, hacer ejercicio, procurar un buen ambiente de descanso o establecer rutinas relajantes previas al sueño.
Si no puedes alcanzar un sueño de calidad, será mejor que te pongas en manos de un especialista cuanto antes. Te estudiará y determinará cuál es problema, además de cómo se puede solucionar.