Historia SPORT

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La 'Chachoneta' de Coudet acelera al Celta

Desde la llegada de Eduardo 'Chacho' Coudet, el Celta ha pasado de la zona de descenso a soñar con Europa

El argentino dejó al líder de Brasil para impartir su peculiar filosofía en Vigo, donde está causando sensación

El Getafe se complica la vida tras perder contra el Celta: el resumen del partido

German Bona

German Bona

Desde la marcha de Berizzo y aquella semifinal de Europa League ante el Manchester United, el Celta vivía sumido entre la apatía y lo que es peor, la agonía. Unzué instaló al equipo olívico en el cómodo centro de la tabla, pero no fue suficiente para una afición que disfruta más con el fútbol de salón que con los buenos resultados. Lo del 'Turco' Mohamed y Miguel Cardoso fueron experimentos frustrados, a Fran Escribá se le agradecieron los servicios prestados y Òscar Garcia, al que tanto costó traer a Balaídos, no respondió a las expectativas.

Tuvo que llegar otro Eduardo, éste de apellido Coudet, para devolver la ilusión al celtismo. Aterrizó en Peinador dejando a la afición del Inter de Porto Alegre descompuesta, 'O colorado' iba líder destacado del Brasileirao (después acabó segundo en detrimento del Flamengo) y tenía que enfrentar a Boca Juniors en los octavos de la Libertadores. Antes, había hecho campeón a Racing en Argentina. Pero la llamada del Celta, donde había jugado una temporada sin dejar, la verdad, mucha huella, fue poderosa.

El 4-1-3-2, un sistema que desconcierta a los rivales

Su valentía ha tenido recompensa. Quería dirigir en Europa y su arranque fue fulminante. Trajo al fútbol español un sistema desconocido, el 4-1-3-2, con Renato Tapia -ahora lesionado-, de 'stopper' que todo lo barre, y Iago Aspas y un renacido Santi Mina en punta. Presenció desde la grada la derrota 4-2 en el Sánchez Pizjuán que dejaba a los celestes en una posición desesperada, y a partir de aquí, cuatro victorias consecutivas en Liga y cinco en seis partidos.

La 'Chachoneta', como se conoce de forma simpática desde sus inicios en Rosario Central al comando de Coudet, y se le dibuja al volante de una furgoneta, se embarrancó en los partidos siguientes, tres derrotas y una sonora eliminación copera en Ibiza, pero enderezó el rumbo y el Celta, que las dos últimas temporadas se había salvado en la última jornada, llega al Camp Nou este domingo ilusionado con Europa y enrachado. Ante el Getafe, sumó su cuarto triunfo consecutivo y es que desde la llegada de Coudet, está a la altura en puntos de los cuatro grandes.

Bloque definido, supersticiones y récord de canteranos

Coudet se ha adaptado a la perfección a una plantilla con escaso fondo de armario. Ha dado el liderazgo del juego a Denis Suárez, ha sacado la mejor versión de Brais Méndez, Santi Mina y Nolito, y se ha encomendado, como todos, a la inspiración de Iago Aspas. Pero también ha dotado al equipo de una condición física, fuerte presión y una ambición que estaban olvidadas. Sin estridencias, sin pomposidad, con hechos más que palabras.

Es un tipo que se hizo rápidamente con el vestuario, divertido pero con una fuerte personalidad, muy argentino y supersticioso. Siempre moviéndose como un poseso por el área técnica y vestido de oscuro con bufanda negra a juego, por mucho que ya esté la primavera bien entrada. Cuando su equipo falla una clara ocasión, la tira con rabia a un banquillo donde nunca se sienta, como pasó ante Osasuna. Le dio suerte quitársela y estuvo dos partidos sin ella, pero luego se la ha vuelto a enfundar. Todo un ritual.

Así es Eduardo Coudet, un entrenador que se ha ganado a todos, que llama a los periodistas por su nombre de pila y tiene enamorado al celtismo, a una afición que, a falta de títulos, solo pide a quien lo dirija que mantenga la identidad sustentada en dos pilares: el buen juego (un reciente estudio aseguró que el Celta era el equipo más divertido de ver en toda Europa) y la cantera (otro estudio, aún más reciente, explicó que los vigueses son el club de las cinco grandes Ligas que más utiliza a futbolistas criados en la casa, ni más ni menos que un 49 por ciento). Con esta 'gasolina', la 'Chachoneta' va a toda marcha.