La moraleja que nos deja la crisis del Barça

Dembélé no marcó ante el Elche

Dembélé no marcó ante el Elche / AFP

Albert Masnou

Albert Masnou

El tiempo se ha vuelto a encargar de recordarle al Barcelona que, a las verdes y a las maduras, los jugadores de la casa deben ser el corazón del equipo. Corazón y mucho más. Ocurrió en la etapa más floreciente del club y vuelve a pasar ahora. Por si se le había olvidado a alguien. Cuando el club atraviesa por una de las peores crisis de su historia, la cantera tira del carro.

El Barça saldrá adelante de esta porque la cantera siempre responde, independientemente de que el filial vaya bien o mal, aunque no esté entrenado por un genio, esté en la categoría que quiera. Siempre aparecen unos jovenzuelos capaces de liderar a un equipo que fue perdiendo su esencia a base de fichar extranjeros.

Habrá quien diga que esto es una especie de racismo (así ha pasado con declaraciones de exjugadores) pero rara vez aparecieron jugadores en el club con la personalidad de Messi o de Puyol o de Guardiola o de muchos más, capaces de interpretar todo lo que supone este club y echarse esta mochila a la espalda para tirar adelante. Es cierto que hay casos como Rivaldo o Ronaldinho que sí han cumplido con este papel, pero la historia nos dice que lo habitual es que pase con jugadores de la casa.

Y ahora que pintan bastos en el Barça es cuando mejor versión ofrecen los veteranos, tantas veces marcados, y los chicos imberbes como Nico o Gavi. O Fati durante la pasada temporada. Porque todos los nombrados son jugadores que saben lo que es este club, y a ilusión ningún fichaje les va a ganar. Ya no es un tema de calidad, sino una cuestión de hambre. Y a esto pocos les ganan. 

La teoría no varía mucho de lo que tradicionalmente ha pasado en el Madrid. De la historia más reciente, primero fue la Quinta del Buitre, luego Raúl y después Ramos. Todos ellos líderes de un equipo que, en sus épocas, también ganaron mucho siendo ellos los que tiraban del carro, sin ser ellos, muchas veces, los que más calidad tenían de la plantilla.

De la misma manera que se elogia a los canteranos, hay que señalar a los que no cumplen con el cometido del que fueron fichados. Y hoy, jugadores como De Jong, Ter Stegen o Dembélé son incapaces de asumir este rol dentro del equipo porque, cuando más se les necesita, han desaparecido del planeta Barça, convirtiéndose en mediocres que van a la estela de Nico o Gavi, dos juveniles que entre los dos llevan solo 30 partidos en Primera División mientras que el portero alemán lleva 427, el holandés 202 y el francés 204. Moraleja: ¡Abran aún más la puerta de la cantera, que hay más tela que cortar!