Jordi Cruyff: "El Barça da para mucho debate"

Jordi Cruyff se incorpora a partir del próximo lunes a la nómina de los colaboradores de SPORT: cada lunes, compartirá con los aficionados su visión de la actualidad futbolística, con un foco muy especial sobre todo lo relacionado con el Barça, Para abrir boca, charla con SPORT sobre las necesidades y las urgencias del Barça y disecciona con su destreza habitual todas las aristas del equipo azulgrana.

¿Qué supone para usted empezar a escribir en SPORT?

En anteriores colaboraciones podía generalizar un poco más, pero ahora sé que el Barça es un terreno más delicado porque el club genera muchísima opinión. Pero también es una manera de estar mucho más cerca de la actualidad: cuando quieres opinar, tienes que estar implicado. Antes, en China, me resultaba un poco complicado seguir el día a día del fútbol europeo por el tema de los horarios. Ahora estoy centrado en mi trabajo como seleccionador de Ecuador y, por horarios, podré seguir fútbol de esta parte del mundo y también europeo, estar mucho más conectado.

Sigue el camino de su padre, que también fue articulista.

Nunca seré tan bueno como él… Es una coincidencia bonita, me gusta. Él no solo escribió columnas, también un libro muy bonito, ‘Mis futbolistas y yo’. Y aunque he estado mucho tiempo fuera y ahora pasaré más tiempo en Ecuador, Barcelona es mi casa. En el ambiente del Barça y alrededores aún reconozco muchas caras y también me siento en casa.

Es un buen momento para que el barcelonismo se reencuentre con el apellido Cruyff.

Como jugador, entrenador y columnista, mi padre era un fuera de serie. Era un artista, un hombre fuera de lo común en todo lo que hacía. Yo no intento equipararme a él, pero también me gusta hablar claro y ver el fútbol desde una perspectiva diferente. Yo he sido jugador y me tocó vivir épocas muy bonitas y otras, no tanto. Tuve la suerte de tocar Ligas y equipos ganadores, pero también equipos más humildes en los que había que luchar cada centímetro del campo para rascar algo. También estuve durante siete años en la dirección deportiva, es una parte diferente, más de gestión de grupo. Ahora estoy en el trabajo más estresante, el de entrenador, donde todo se vive día a día. Es todo muy cortoplacista. Pero me gusta opinar desde diferentes perspectivas.

El Barça da para opinar mucho: el club y el equipo generan un debate continuo.

Sí, hay muchos temas, muchos cambios, muchos rumores.  A veces incluso da la sensación de que se genera demasiada información. Y cuanta más información hay, más debate se crea. Suceden muchas cosas y se habla de muchas cosas: jugadores, nombres,  posiciones, sistema de juego, cambios de entrenador… en el fútbol no siempre convives con las circunstancias ideales y el factor tiempo casi no existe. Siempre hay rumores e intereses. Yo he tocado varios aspectos del mundo del fútbol y por eso entiendo los errores que a veces se cometen: todos cometemos errores. El que nunca comete errores es el que no decide. Pero el que decide, sabe que le puede salir bien o mal.

Hace pocas semanas que firmó como seleccionador de Ecuador. ¿Qué espera?

Siempre he tenido muchísima curiosidad por el fútbol sudamericano. De esa parte del mundo sale muchísimo talento. Hay potencial para poder hacer cosas muy interesantes. Es un reto que necesitará su tiempo para adaptarse y conocer el país. Por algo se dice que la fase de clasificación de Sudamérica para el Mundial es de lo más complicado del mundo: cada partido es una batalla nueva en diferentes circunstancias, un día juegas a 3.000 metros y otro, al nivel del mar, un día en un campo corto y rápido, otro día en uno irregular y largo… hay que ir partido a partido. Es algo completamente diferente a lo que te puedes encontrar en Europa, pero el desafío me encanta: intentar conjuntar al equipo, mezclar a los jóvenes con los más experimentados. El primer objetivo será la Copa América, tenemos ganas de hacer un buen papel. 

Entrenador, director deportivo, ahora seleccionador… solo le queda ser presidente de un club.

He tocado diferentes cosas y en diferentes ambientes, en todo tipo de equipos, y eso te sirve para aprender diferentes cosas. Las lesiones, por ejemplo, te ayudan mucho a entender el estado de ánimo de los jugadores. He tenido un aprendizaje que no siempre fue divertido, pero que siempre fue útil.

¿Hacia donde cree que va el fútbol? ¿Hacia un juego más físico y rápido y menos técnico?

Todo ha cambiado mucho: antes, por ejemplo, cuando el Manchester United llamaba a un jugador, estaba claro que el jugador se iba a ir al Manchester United. Ahora ya no. Ahora, antes de firmar por el United, por seguir con el ejemplo, pregunta en el City o en el Liverpool Hay una competencia exagerada. El Barça tiene la masa salarial más alta de Europa y uno de los presupuestos más altos del mundo. Hay que estudiar ese equilibrio. También está el tema de la desventaja fiscal: España está perdiendo el tren. Dentro de cinco años, la gente se preguntará qué ha pasado. Está la cuestión moral, evidentemente quien más tiene debe pagar más, lo entiendo, pero en otros países al jugador ya no se le trata como a un ciudadano, sino como a un artista. Y cuanto mejor va el fútbol, menos se habla de otros problemas. Al final, el fútbol casi es tan importante como la política, porque es un enorme foco de atención, es algo que hay que tener en cuenta.

El Barça maneja un presupuesto propio de una multinacional.

En el Barça ha habido inversiones importantes. La gente espera resultados inmediatos y que todo el mundo encaje perfectamente y de manera inmediata. Pero está la parte invisible del fútbol, y en esa parte, uno más uno no son dos. Hay muchos aspectos incontrolables.

Como por ejemplo, cambiar de entrenador a mitad de temporada y con el equipo líder de la Liga.

En el fútbol todo se ha vuelto muy cortoplacista. No ya a una semana vista, sino al día siguiente. Se discute todo. Cuando hay un cambio de entrenador, es que algo no ha funcionado, Es lícito, pero es un riesgo. Fue un movimiento arriesgado, sobre todo por cómo se gestionó. Y fue doloroso para un hombre que es un caballero: Ernesto Valverde es un hombre de club. Nunca dijo nada que pudiera perjudicar al club o molestar a los de arriba. Siempre fue elegante. Y esa elegancia hay que saber devolvérsela.

¿Le convence Quique Setién?

Es un entrenador al que le gusta el buen fútbol. Sabes que tiene un sistema de juego muy definido. Y tiene capacidad de ajustar todas las piezas del equipo, ya tenía esa capacidad como jugador porque fue un excelente futbolista. Quiere jugar con amplitud bandas, con un ‘nueve’ más fijo y dándole libertad a Messi. Pero hay que tener en cuenta que en un partido, el espacio libre estará la derecha y en otro, a la izquierda. A Messi no hace falta decirle donde está el espacio libre, él ya lo sabe. Pero si quieres amplitud, quieres un delantero y quieres libertad para Messi, hay que diseñar un sistema de juego. El sistema que hay no es ilógico, según los parámetros que busca. Pero la plantilla se ha diseñado de una manera.

 ¿Qué le pareció el último clásico?

En la primera parte, el Barça tuvo el control pero en la segunda lo perdió. El hecho de que los dos porteros tuvieran actuaciones destacadas habla de un partido abierto y con ocasiones de gol. Normalmente, en este tipo de situaciones muchas veces gana el que más lo necesita y casi siempre el que mete el primer gol. Es lo que pasó. El Barça tuvo ocasiones, pero poco después marca de rebote el Madrid. Y a partir de ahí, entran en juego los estados de ánimo, ver quién arriesga más.

¿Sale tan debilitado el Barça como se dice?

Es ilógico que en el Madrid haya tanta tranquilidad teniendo una situación tan complicada en la Champions. En ese sentido, el Barça lo tiene un poco más de cara. Y en la Liga solo hay un punto de diferencia. Parece que en el Barça todo es un caos, todo es pesimismo, negatividad y ruido mediático. En el Madrid, en cambio, parece que todo está soleado y no hay ni una nube. Pero si lo analizas fríamente, los dos están fuera de la Copa y el Barça tiene bastantes posibilidades de seguir en la Champions, el Madrid lo tiene complicado y solo les separa un punto en la Liga. Algo no cuadra: en un club hay inestabilidad y en el otro no. Por eso siempre insisto tanto en la necesidad de hacer análisis en frío.

¿Ve al Barça capaz de lograr el objetivo que persigue desde hace cinco años, la Champions?

La Liga es un barómetro mejor porque está basado en 38 partidos. La Champions está diseñada para que en fase de grupos se clasifiquen los mejores, porque tienes seis partidos de margen. Se ayuda al equipo grande. Por eso nos gustan tanto las sorpresas, ocurre también en el nuevo formato de Copa, es mucho más bonito así. En la Champions dependes de diez minutos buenos o malos: últimamente ganan la Champions equipos que no ganan sus Ligas. ¿Opciones para el Barça? Es difícil. Pero si el año pasado me preguntas en semifinales, te diría que la final era Barça-Ajax, y en cambio la jugaron el Liverpool y el Tottenham.

Antes la Champions era un premio extra. Ahora es casi una obligación.

Creo que en Barcelona se sigue mirando demasiado al rival, por las Champions que ha ganado el Madrid en los últimos años. Pero es que quizá el rival piense lo mismo de las Ligas que ha ganado el Barça. El peligro es convertirte en el Manchester United o en el Milan, equipos que darían lo que fuera por ganar su Liga. Ahora valoran lo que tenían antes. Cuando llevas años sin ganar, te das cuenta de lo que estás perdiendo. Por eso para mí la liga es fenomenal… tú gana la liga y luego ya  veremos qué ocurre con la Champions.

¿Realmente cree que el Barça corre el peligro de sufrir la decadencia que sufren el Milan o el United?

No veo ese peligro, pero el problema es ganar la Copa y la Liga y no estar contento con eso. ¡Pero si son dos de los títulos más importantes! La Champions es un poco moneda al aire: en las últimas eliminatorias dependes de diez minutos, de una decisión arbitral, de una falta, un remate… es muy complicado ganarla. Yo entiendo que es ilusionante, pero tu objetivo tiene que ser ganar la Liga. Entiendo que son demasiados años sin Champions, pero no menospreciemos el valor de la Liga y de la Copa.