El FC Barcelona Lassa conquista la sexta Copa del Rey consecutiva

El Barça ganó una Copa más

El Barça ganó una Copa más / EFE

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

El FC Barcelona se proclamó campeón de la Copa del Rey tras vencer al Liberbank Cuenca por 34-18 en Alicante. En un pabellón lleno hasta la bandera, los hombres de Xavi Pascual levantaron con todo merecimiento su sexta Copa consecutiva, la 23 de la historia de la sección. 

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COPA DEL REY

34
18
Alineaciones
BARÇA LASSA, 34
(16+18): Pérez de Vargas (p.), Aleix Gómez (5), Dika Mem (2), Palmarsson (3), N'Guessan (1), Ariño (1), Fabregas (1) -siete inicial-, Víctor Tomás (7), Raúl Entrerríos (3), Sorhaindo (2), Syprzak (1), Petrus (2), Dolenec, Duarte (1) e Ilic (5).
LIBERBANK CUENCA, 18
(12+6): Maciel (p.), Natan Suárez, Montoro, Mendoza, Moscariello (1), Ponciano (4), Sergio López (1) -siete inicial-, Ramírez (p.s.), Dutra (5, 1p), Doldán (3), Baronetto (1), Hugo López, Nolasco (2), Óscar Río (1p) y Taravilla.

Con el conseguido en Alicante ya son 153 los títulos que la fábrica azulgrana de balonmano ha generado, unos números que hablan por sí solos. 

Pero nadie se cansa de ganar y los hombres de Xavi Pascual menos. Sus caras tras conseguir el título, sus bailes y sus gritos denotaban que si bien es cierto que están muy acostumbrados a sumar coronas también lo es que siguen dando la importancia que se merece a todas y cada uno de las que levantan.

Era una obligación para ellos ganar esta Copa pero nunca se cansan de recordar que cada partido cuesta, que no hay regalos cuando rueda la pelota, que todo el mundo lucha y que no hay equipo que no les tenga ganas.

En Alicante la final duró 30 minutos, después fue un pase  azulgrana ante este equipo que con una afición completamente entregada  llegó hasta donde llegó siendo mucho más de lo que de entrada las estadísticas tenían previsto.

Primera parte más emocionante

Al Barça Lassa le costó un poco imponer  su autoridad en la pista del Pitiu Rochel ante un Cuenca que afrontó la final muy serio y que tiene en su portero Maciel  a un auténtico salvavidas que ante el Barça  siguió en su línea de inspiración para detener las incursiones de los azulgranas.

Pero también es justo decir que en la primera mitad el FC Barcelona tuvo muchos problemas en ataque. 

No acababan de resolver estos contragolpes que  tan fructíferos suelen ser en sus planteamientos de partido  gracias en parte a la buena defensa planteada por el equipo de Lidio Jiménez, por cierto, todo un espectáculo verle en la banda cuando sus hombres defienden. Es casi uno más en la pista moviendo brazos.

Desde el inicio del partido el Barça  estaba impreciso, con algunas pérdidas o lanzamientos algo desviados y ya en el minuto 4.25” cuando los azulgranas dispusieron del primer penalty, Aleix Gómez vio como Maciel le paraba el lanzamiento. Era el primer aviso de un portero que en la primera mitad paró hasta nueve lanzamientos.

No conseguía el Barça deshacerse del Cuenca que contrarrestaba los goles azulgranas con dianas superando a veces con demasiada facilidad la defensa rival.

En el minuto 21 el Barça consiguió la máxima diferencia de este primer periodo gracias a un gol de Víctor Tomás con las rotaciones casi coompletadas. Era el 12-8. Pero el Cuenca aún tenía cosas que decir y se puso a un solo gol tras los tantos de Ponciano, Doldán y Nolasco (12-11).

Fue ahí cuando Xavi Pascual pidió tiempo muerto para intentar que su equipo cambiara un poco la dinámica, buscara soluciones y se hiciera con el dominio del juego. Un parcial de 3-0 para los blaugrana fue la reacción y se llegó al descanso con 16-12.

Paseo tras el descanso

La segunda parte fue otra historia, por fin el Barça rompió el partido. Tras cinco minutos de cortesía, la maquinaria empezó a carburar gracias también a que Gonzalo encontró la finura en sus paradas.

Un parcial de 7-0 dejó al Cuenca groggi. Tenían ilusión, pero ni las piernas ni la cabeza les respondían. Lo habían intentado, pero aguantaron 30 minutos. 

Ellos ya eran campeones desde el sábado cuando se clasificaron para la final, pero el título desde el viernes estaba reservado para un equipo llamado FC Barcelona, el equipo que domina el balonmano español desde hace seis años con absoluta autoridad.

Los últimos 15 minutos de la final les sobraron a los dos finalistas. Ya nada podría hacer cambiar el signo del partido y después de tres días seguidos compitiendo las fuerzas flaqueban a todos... sobre todo a los conquenses.

Los goles iban cayendo del lado azulgrana en esta segunda mitad y el FC Barcelona levantando el título tras ganar por 34-18 a un  Cuenca que igualmente dormirá sintiéndose campeón.