Diferencias entre un ciclista profesional y un aficionado

Publicado por
Aleix Serra
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Hace unas semanas os acercábamos las diferencias entre un ciclista pro, amateur y aficionado. Hoy, siguiendo con la misma línea argumental, hablaremos de las diferencias existentes entre un aficionado al ciclismo y un ciclista profesional. Los dos van en bici, pero como veremos, nada tiene que ver la vida de uno con la del otro.

Alimentación

La alimentación es uno de los aspectos del entrenamiento que más ha variado en los últimos años. Se ha pasado de la pasta y el arroz a alimentos y platos mucho más trabajados. Afortunadamente para los profesionales la alimentación es muchísimo más variada. Es cierto que ahora todos los ciclistas, o casi todos, pesan la comida pero también es cierto que tienen más variedad sobre la que escoger.

La alimentación de un ciclista profesional es mucho más restrictiva que la de un aficionado. Se acabaron los dulces, la bollería industrial y los helados. A la hora de determinar el rendimiento cada detalle cuenta y la alimentación goza de un papel principal.

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Un ciclista aficionado también puede cuidarse con la comida, pero sus sacrificios, a menos que compita en categoría amateur, serán menores. Y serán menores porque un aficionado puede permitírselo. No se gana la vida dando pedales, así que su único y principal objetivo es el de disfrutar con la bici. Esto implica que un aficionado, pese a que sigue siendo recomendable llevar una dieta variada y equilibrada, puede darse algún que otro capricho alimentario. Un aficionado no tiene que hacer los mismos sacrificios con alimentos como la pizza, el chocolate o los helados. Un aficionado no tiene que pesar la comida que ingiere.

La comida es un factor tan determinante que hace necesaria una dieta personalizada para cada ciclista en función de sus necesidades, algo que obliga a la supervisión de un profesional que se encargue de que cada miembro reciba exactamente lo que necesite. Por este motivo prácticamente todos los equipos profesionales, especialmente los de la primera y la segunda división tienen entre su staff a un nutricionista.

Es durante las competiciones por etapas donde más hincapié y control se hace en el aspecto de la alimentación. En una alimentación “tipo” para cualquier etapa del Tour podríamos establecer tres comidas bien diferenciadas: pre-competición, durante la etapa y recuperación. A nivel pre competitivo y competitivo predominan los hidratos de carbono y las grasas, mientras que en lo que a la post competición y periodo de recuperación se refiere lo que predomina son las proteínas. Es importante repartir bien los tres macro nutrientes en las tomas adecuadas. La restricción de alguno de ellos puede acarrear graves problemas de salud.

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La alimentación de un ciclista profesional es más controlada que la de un aficionado. Foto: Groupama FDJ

Entrenamiento

El entrenamiento de un ciclista profesional también es completamente distinto al de un aficionado. Dichos entrenamientos distan, y mucho, en cuantía e intensidad. Como veremos los ciclistas profesionales entrenan más horas y también a una mayor intensidad. El entrenamiento entre profesionales es más similar, mientras que el entrenamiento entre aficionados puede variar y mucho en función de cada cicloturista

Intensidad

Los ciclistas profesionales trabajan mucho la intensidad. Lo hacen con el fin de simular el ritmo que tendrán que seguir en competición. De aquí que aparezcan las famosas series y los trabajos más específicos. Evidentemente el trabajo de intensidad hay que combinarlo con el trabajo de fondo pero en general el ritmo medio de los entrenamientos es mucho más elevado en un ciclista profesional que en un aficionado.

Decir también que hay que tener mucho cuidado con la intensidad para no meterse en un hoyo de no retorno. Este hoyo de no retorno se denomina sobrentrenamiento y es el gran enemigo del entrenamiento por intensidad. Una mala recuperación y un entrenamiento excesivo nos pueden llevar a este maldito punto. Para evitar esto, los ciclistas profesionales están constantemente monitorizados y controlados por preparadores físicos debidamente cualificados. Sería interesante que todos los aficionados que entrenan la intensidad a altos niveles hicieran lo propio.

También es importante pasar anualmente un chequeo médico a través de una prueba de esfuerzo. Dicha prueba nos garantizará que nuestro cuerpo esta en plenas condiciones y listo para rendir al máximo nivel.

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Kilometraje

En cuanto a kilometraje tampoco hay la menor duda de que un profesional realiza muchos más kilómetros que un ciclista aficionado. Los entrenamientos y especialmente la competición provocan que los profesionales terminen el año con 30.000 o más kilómetros. Cifras que para un aficionado normal son inalcanzables. El trabajo de fondo debe ser siempre progresivo y en ningún caso es bueno empezar a hacer grandes kilometrajes desde un inicio. Para hacer 200 kilómetros primero hay que haber hecho 100 y 150. Todo tiene su tiempo y todo tiene su curso.

Además, tratar de realizar los kilometrajes que hace un profesional es una locura ya que necesitaremos de muchas más horas que ellos. Recordemos que ellos suman 200 kilómetros en apenas 5 horas. Las medias de velocidad son mucho más altas y esto se nota en el volumen total de entrenamiento o competición.

El ciclista aficionado siempre debería dar preferencia al disfrute. Foto: Mussara Cycling

Competición

El ciclista profesional es aquel que recibe una contraprestación económica por dar pedales. Es decir que vive exclusivamente del ciclismo. Por otro lado, el ciclista aficionado tiene que costearse todo lo que tiene que ver con el mundo de las dos ruedas. Diferencias más que significativas que provocan una diferencia de nivel importante. Un profesional bien puede terminar una temporada con más de 100 días de competición, mientras que un aficionado, pese a que compita en amateur y haga marchas cicloturistas difícilmente pasará de las 20 o 25 jornadas de competición.

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Aleix Serra