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Del coche escoba al TOP 10 de la Paris- Roubaix: la odisea de Evaldas Siskevicius

Publicado por
Aleix Serra
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Domingo 14 de Abril. Paris-Roubaix. Probablemente la carrera más esperada y espectacular del año. El infierno del norte y los adoquines esperan a los corredores. Historia, emoción, caídas, sufrimiento y un sinfín de sentimientos a flor de piel invadirán por unas horas el cuerpo y el alma de todos aquellos aficionados a este deporte que permanezcan atónitos a todo lo que suceda en la televisión.

La carrera nunca defrauda y este año la victoria de un inconmensurable Philippe Gilbert no ha sido la excepción. Pero en Roubaix la cosa no va ni de victorias ni de podios. La cosa va de héroes y de caídos. De todos aquellos héroes que superan los más de 50 kilómetros adoquinados y consiguen llegar sanos y salvos al mítico velódromo de Roubaix pero también de los 77 ciclistas que este año se han visto obligados a abandonar la carrera antes de tiempo.

Entre los victoriosos que han llegado a meta y dentro del selecto Top 10 sobresale un nombre. Un nombre que me llama especialmente la atención por la historia de superación que tiene detrás.

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Evaldas Siskevicius. El corredor lituano del Delko Marseille Provence es el protagonista de esta historia. El lituano se ha filtrado sin que nadie lo esperara en el Top 10 de la clasificación general. Un resultado que no deja de ser extremadamente sorprendente y que en lo deportivo ABSOLUTAMENTE nadie hubiera pronosticado. Pero más sorprendente y alucinante resulta cuando conoces la historia que el corredor vivió hace un año en la misma carrera.

En la Paris-Roubaix de 2018 Evaldas Siskevicus fue el último corredor en llegar a meta. Pero en el ciclismo lo de llegar a meta no significa siempre ser el último de la clasificación.

Un operario reabriendo las puertas del velodromo para que Siskevicius puediera darse su particular homenaje. Imagen para el recuerdo que demuestra una vez más la dureza de este deporte.

El temido fuera de control deja fuera a los corredores y los elimina automáticamente de la clasificación pese a que en muchas ocasiones incluso hayan cruzado la línea de meta.

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A Evaldas le ocurrió precisamente esto. El año pasado llego a meta y fuera de control a más de una hora de Peter Sagan (vencedor en 2018). Evaldas sabía perfectamente que los jueces no le clasificarían y que por lo tanto esforzarse para llegar a meta no tendría ninguna recompensa deportiva.

Pero Siskevicius, buscaba otro tipo de recompensa. Un triunfo personal. El triunfo de la lucha, de la entrega y del pundonor que hay que tener para no rendirse en el infierno del norte.

Después de superar problemas mecánicos, de tener que subirse a un coche grúa (ver video) y de tener que rodar por tramos adoquinados entre el público Evaldas llego por fin al tan ansiado velódromo para darse un homenaje en la vuelta de honor.

Pero el lituano se encontró las puertas cerradas. Los operarios estaban desmontando y limpiado todo lo que hacía poco más de 60 minutos había sido una verdadera olla a presión.

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Finalmente los organizadores abrieron las puertas y aunque no valiese para nada permitieron a Siskevicius dar la vuelta de honor. Lo que seguro no sabían ni los organizadores, ni el propio Siskevicius es que 365 días después el mismo corredor llegaría en noveno lugar a menos de un minuto del vencedor.

La vida da muchas vueltas y la historia de nuestro protagonista vuelve a demostrar que nunca hay que rendirse!

 

El video de toda la odisea que vivió Siskevicius el año pasado. Ciclismo en estado puro!

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Aleix Serra