Tener buena salud es una de las principales prioridades de todo ser humano. Pero en ocasiones, llevamos un ritmo vida que no nos permite cuidarnos, y poco a poco vamos entrando en una espiral de malos hábitos que terminarán por hacer mella en nuestro organismo. La epigenética estudia cómo nuestros genes están modulados por múltiples estímulos, tanto internos como externos.
Esto no quiere decir que nuestros genes cambien, sino que se expresan de forma diferente, lo que explica que ciertas enfermedades y afecciones se presenten o no en un sujeto, o se perpetúen en el tiempo. En este artículo te contamos el impacto de tu dieta y estilo de vida en tu bienestar interno.
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El término epigenética, del griego epi- (en o sobre) y -genética, fue acuñado por el biólogo, paleontólogo y genetista británico Conrad Hal Waddington en 1942, quien llevó a cabo un estudio demostrando cómo ciertos estímulos externos e internos producían modificaciones en la expresión de los genes, sin alterar la secuencia del ADN. Se determinó que esas modificaciones eran heredables, transmitiéndose de generación en generación, pero eran modificables.
Esto quiere decir que un individuo puede nacer con una susceptibilidad genética respecto a su conducta, inteligencia, envejecimiento, reproducción, inmunidad y ciertas enfermedades, pero éstas se manifestarán o no en función de los estímulos a los que se vaya exponiendo, desde el nacimiento, y a lo largo de la vida.
Este hallazgo fue clave para consolidar las teorías del desarrollo y evolución de las especies de Darwin, y de la teoría de la herencia de Mendel. Desde entonces, no ha hecho más que amplificarse el conocimiento científico sobre la materia, destacando el Proyecto del Genoma Humano, la fisiopatología del SIDA (Luc Montagnier) o el concepto de ADN emocional (Elias Azulay).
En epigenética, se produce un conjunto de reacciones químicas llamadas metilaciones y acetilaciones, además de la decodificación y traducción de señales ambientales que modifican la actividad del ADN en su expresión, sin alterar el genotipo.
La metilación es el principal mecanismo epigenético que hace que ciertos genes se silencien, siendo uno de los factores clave de la plasticidad fenotípica (expresión de los genes). Esta metilación está regulada por unos cofactores que se consideran indispensables para llevarse a cabo, como son el magnesio, las vitaminas B2, B6, B7, B9 (ácido fólico) y B12.
Las membranas celulares son dinámicas, y poseen unas características físico-químicas que generan un gradiente iónico (cargas eléctricas). Ello se traduce en una transmisión de información intercelular, con fundamento en la física cuántica, que establece que cada célula de nuestro cuerpo es capaz de transmitir una energía vibracional en función de cómo se exprese su genoma.
Algunos procesos epigenéticos se producen de forma natural, y son esenciales para muchas funciones del organismo pero, si ocurren de forma incorrecta, provocará efectos deletéreos en la salud.
Esto explica que puedan existir diferencias en la expresión genética en los gemelos, a pesar de tener los mismos genes.
Por otra parte, las modificaciones en las expresiones genéticas de los padres, se pueden heredar de manera que predispongan a sus descendientes a tener ciertas virtudes o defectos, si ellos también se exponen al estímulo que lo desencadenó en sus progenitores.
Hay que diferenciar la epigenética de la genética puramente dicha, en la que se observa una alteración de la secuencia normal del ADN, ya sea por herencia autosómica dominante o mutaciones, como ocurre en ciertas patologías.
Ambos procesos son independientes, pero los cambios epigenéticos, por ejemplo, pueden desactivar mecanismos de reparación del ADN, induciendo así mutaciones genéticas.
Estamos continuamente interactuando entre nuestro mundo interno y externo.
Veamos los factores que influyen en nuestro genoma:
Es uno de los factores clave en epigenética. Cuanto más se consuma una alimentación procesada, un exceso de grasas saturadas, de azúcar o sal, más van a perturbar estos las reacciones de metilación. Precisamente son este tipo de alimentos los que más carecen de los cofactores necesarios para que se lleven a cabo dichas reacciones. Por lo tanto, una dieta variada y rica en este tipo de cofactores, provenientes de alimentos lo más naturales posibles, sería lo ideal.
Pero, ¿qué es una dieta saludable? Porque se ha demostrado que ciertos alimentos catalogados como sanos, pueden no ser adecuados para todas las personas. No estamos hablando de intolerancias o alergias alimentarias, sino de cómo cada individuo metaboliza ciertos alimentos, y su consecuente efecto en el organismo. Por ejemplo, el tomate es una hortaliza muy saludable, pero hay ciertas personas a las que les produce una inflamación de bajo grado.
Cada célula requiere sus nutrientes para funcionar correctamente, y eso también puede afectar en el desarrollo de cada órgano. Por ejemplo, un déficit de ácidos grasos omega 3 desde el periodo prenatal, y durante la infancia, provoca alteraciones neurológicas. Muchos trastornos mentales están relacionados con déficits de este tipo de ácidos grasos o de litio, entre otros.
Igualmente, las comidas abundantes, aún siendo saludables, van a inducir una liberación excesiva de radicales libres postpandriales, que no se produce con ingestas más ligeras. Este fenómeno se amplifica más por las noches, debido al ritmo circadiano del aparato digestivo. El sabio refranero ya nos lo advertía: “De grandes cenas están las sepulturas llenas”.
El impacto más importante de la alimentación se lo lleva la microbiota intestinal, que será crucial para mantener una salud equilibrada.
Ayunar al menos 13 h de forma diaria, inducirá mejoras espectaculares en nuestro organismo, optimizando las reacciones de metilación, que llevarán a una correcta reparación del ADN, detoxificación y restablecimiento energético.
Una mala hidratación implica que las células no funcionen correctamente, siendo las neuronas las más susceptibles a sus variaciones.
La falta de actividad física provoca un incorrecto funcionamiento metabólico, con una movilización y drenaje de toxinas inadecuado, mala oxigenación de tejidos, etc. Realizar ejercicio físico, adaptado a nuestras capacidades, otorga un estímulo epigenético muy intenso a favor de una mejoría global del organismo.
La exposición a compuestos químicos a la que nos sometemos diariamente es más importante de lo que pensamos. Ya sea a través de la respiración (aire contaminado por las emisión de de los medios de transporte, tabaco, pinturas, resinas, pegamentos o productos de limpieza), el contacto cutáneo (tintes, esmaltes, productos de higiene y cuidado de la piel), la ingesta de alimentos y bebidas (envasadas en plásticos o que contengan metales pesados). Cuanto más expuestos estemos, más desequilibrado estará nuestro medio interno.
Estamos constantemente bajo los efectos de campos de radiaciones y ondas electromagnéticas, a través de las redes wifi, los teléfonos móviles, los aviones, las estaciones de tren, las torres de electricidad, los electrodomésticos, las antenas parabólicas, las radiaciones ultravioleta, los rayos X de las pruebas médicas, etc. Todo ello tendrá un estímulo negativo para la epigenética.
Se han asociado un debilitamiento del sistema inmunitario y perturbaciones de la flora intestinal ante situaciones crónicas de estrés, depresión y pesimismo. En cambio, los estados relajados, de alegría y de optimismo, los fortalecen.
Un sueño escaso y/o de mala calidad va a debilitar los sistemas energético-metabólico, neurológico, inmunitario y cardiovascular. En cambio, un descanso nocturno adecuado, nos ayudará a realizar todas las funciones de reparación celular, y nos permitirá gozar de una vitalidad plena.
Como hemos visto, es bastante probable que nuestro organismo se desequilibre. De hecho, el 98% de nuestro estado de salud está influenciado por nuestro entorno ambiental, alimentación y estilos de vida. Y solo el 2% restante, depende directamente de nuestros genes.
La epigenética es una herramienta innovadora, que nos ofrece la posibilidad de escoger el destino de nuestra salud, y de nuestro patrimonio genético transmisible, sin afectar afectar a la secuencia genética, que es inamovible.
Se puede realizar de varias maneras, siendo una de ellas la determinación de la homocisteína en sangre, que reflejará de forma indirecta las reacciones de metilación. Unos valores fuera de rango de esta molécula, nos indica que las reacciones de metilación no se están realizando correctamente, pero no sabremos determinar la causa exacta.
También se pueden analizar moléculas implicadas de forma más directa en los procesos de metilación, y suelen utilizarse para establecer un diagnóstico, pronóstico y predicción de la respuesta terapéutica de ciertas enfermedades, como las neoplásicas.
El bulbo piloso, como muestra biológica, es un biomarcador muy fiable en epigenética, ya que almacena información casi indestructible de los cambios celulares de todo el organismo, transmitidos de forma cuántica.
Se procede mediante un método muy sencillo y poco invasivo: consiste en extraer unas pocas hebras de cabello de la zona de la nuca, con su raíz. En caso de ausencia de pelo en esa zona, se podrá realizar una extracción de las cejas o del vello nasal.
Para analizarlo, se utiliza unos dispositivos basados en la tecnología Tesla que, mediante una bobina de bioresonancia, permiten realizar una lectura de la energía vibracional almacenada en los folículos pilosos.
Se obtendrá un resultado que demostrará de forma cualitativa los desequilibrios internos, estableciendo así un plan personalizado desde un punto de vista holístico (nutricional-medioambiental-emocional) para corregir o potenciar los factores influyentes, consiguiendo una armonía interna.
Este estudio NUNCA es sustitutivo de un buen chequeo médico, sino un complemento para optimizar tu salud, y el cuál cada vez más sanitarios incluyen en su práctica diaria.
Nuestra salud está influenciada por múltiples factores, impactando en nuestra calidad de vida. Si padeces de dolencias crónicas, o quieres mejorar ciertos aspectos de tu organismo, este tipo de estudio te ayudará a conocer tu cuerpo y a saber cuidarte de forma personalizada para encontrar tu equilibrio interior.
Gracias a que la ciencia avanza a pasos agigantados, la epigenética va ganando cada vez más terreno entre la comunidad médico-científica, para comprender de forma más precisa la genética, la enfermedad y la herencia.
Teresa Calvo Iglesias – Médico especialista en Neumología con más de 10 años de experiencia en el ámbito internacional. Mi pasión por la nutrición y los hábitos saludables me llevó a formarme como Terapeuta Nutricional. Integro estas fuentes de conocimientos aplicando la biotecnología basada en estudios epigenéticos, para reestablecer su organismo de forma personalizada. https://doctoracalvo.com/