¿Quién no recuerda su primera bicicleta? ¿Los paseos por el barrio o por el parque? ¿Las pequeñas excursiones a lugares inexplorados, casi vetados? El ciclismo en niños es divertido, pero hay mucho más: el fomento de un estilo de vida activo y el aprendizaje de valores como la perseverancia o la responsabilidad. Los beneficios merecen el intento de inculcarles la pasión por las dos ruedas, y, a continuación, te contamos cómo.
La mayoría de los niños aprenden a montar un triciclo alrededor de los tres años, según datos de la American Academy of Pediatrics (AAP). Entre los cuatro y los siete años, estarán preparados para montar una bici. Se considera una buena vía de introducción al deporte, siempre que se practique con seguridad.
A los dos o tres años, ya se puede iniciar una fase de aprendizaje con andadores o bicis de iniciación, cuyas ruedas no tienen más de 10 o 12 pulgadas de diámetro. A partir de los cuatro o cinco años, o los seis según el niño, tendrá sentido del equilibrio y fuerza suficiente como para accionar pedales.
El método es importante para que los incipientes niños ciclistas vayan cómodos y seguros, así que repasamos algunos puntos esenciales del proceso de aprendizaje:
Para la comodidad y seguridad, también hay que elegir el equipamiento adecuado: ropa acorde, casco y una bici de su talla, que depende de la altura. Las ruedas irán aumentando progresivamente el tamaño: de las 12” de un niño entre 50 y 85 cm de altura (entre dos y tres años, generalmente) a las 26” de un niño entre 140 y 170 cm (desde los 14 años en adelante).
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Los beneficios del ciclismo infantil abarcan diferentes ámbitos:
La posibilidad de tener una bicicleta propia y recibirla como regalo, o como premio al buen comportamiento, es un incentivo para los niños. Desarrollan pronto el sentido de la pertenencia y, si bien hay que vigilar actitudes como el egoísmo, con la bici se puede aprovechar: motivará el uso de un objeto que promueve los hábitos saludables, en detrimento de dispositivos electrónicos que fomentan el sedentarismo.
De todas formas, se puede procurar una rutina deportiva dinámica y divertida que combine disciplinas, como natación y ciclismo.
Era de esperar que la primera clave del ciclismo para niños sea plantearlo como juego, y no como obligación. Si muestran entusiasmo y motivación, se les puede animar a que lleven a más su afición, a fin de interiorizar los valores propios de la competición. Pero sin forzar.
El docente de Educación Física Antonio Som recomienda algunos juegos de ciclismo para trabajar en el aula, pero que también se pueden llevar a las tardes en familia. Repasamos algunos de ellos:
Hay tantos juegos como alcance la imaginación, siempre velando por su seguridad. Los anteriores son útiles para adquirir e implementar hábitos, ya que el ciclismo se asociará a algo divertido y querrán mantenerlo.
Otra opción es inscribirlo a escuelas con enfoque lúdico y pedagógico de inicio, aunque también competitivo después. Son exponentes del deporte base, es decir, el escolar y formativo dirigido a niños y jóvenes. Proponen juegos como los ya vistos, con explicaciones, así como rutas cortas.
Con todo, la iniciación al ciclismo en niños no consiste solo en enseñarles la mecánica del pedaleo para evitar que mantengan el equilibrio. Se trata de inducirles a la práctica deportiva y la implementación de hábitos saludables de un modo divertido, y así prevenir comportamientos sedentarios y promover valores.
Fuentes:
-Aguilar, J. (2008). El ciclismo educativo. EF Deportes. En https://efdeportes.com/efd119/el-ciclismo-educativo-en-edad-infantil.htm
-American Academy of Pediatrics. Montar bicicleta. Healthy children. En https://www.healthychildren.org/Spanish/healthy-living/sports/Paginas/Biking.aspx?
-Som, A. (2009). La enseñanza del ciclismo de base mediante el juego. EF Deportes. En https://www.efdeportes.com/efd131/la-ensenanza-del-ciclismo-de-base-mediante-el-juego.htm