Controlar el colesterol es el gran caballo de batalla de más de la mitad de la población adulta en España. Entre el 50% y el 55% tiene el colesterol alto, según datos de la Fundación Española del Corazón recogidos por el portal Médicos y Pacientes del Consejo General de Médicos y Fundaciones OMC. La mayoría de los pacientes con colesterol alto ni siquiera saben que lo tienen.
La guía europea sobre prevención de la enfermedad cardiovascular recomienda que el nivel total de colesterol no rebase los 190 mg/dl (miligramos por decilitro), y que el colesterol LDL no esté por encima de los 115 mg/dl. Lo que rebase estas cifras implicará riesgos de calado para la salud cardiovascular.
Mantenerse físicamente activo es clave para la salud cardiovascular y, de hecho, la inactividad es un factor de riesgo importante. Tiene efectos adversos que influyen y potencian otros factores de riesgo.
Así lo explica la Fundación Hipercolesterolemia Familiar, que insiste en que la actividad regular ayuda a controlar el peso y a bajar el colesterol LDL. También puede ayudar a aumentar el colesterol HDL, bajar los triglicéridos, reducir la tensión arterial, controlar el riesgo de diabetes y mejorar el estado del corazón y los pulmones.
La bicicleta reduce en más de un 50% el riesgo de infarto de miocardio, según un metaanálisis de la Escuela Superior Alemana de Deportes. En dicho trabajo se revisaron más de 3.000 artículos científicos de los 30 años previos, en los que participaron miles de voluntarios.
A ello se suman otros efectos, ya que el ciclismo también ayuda a proteger las articulaciones, previene los dolores de espalda, fortalece el sistema inmunológico, es un revulsivo contra el estrés y la ansiedad y aumenta la sensación de bienestar.
La Fundación Hipercolesterolemia Familia recuerda sobre qué factores de riesgo cardiovascular actúa el ejercicio físico:
Cabe señalar, además, que la Escuela Superior Alemana de Deportes diseñó un programa específico de ciclismo amateur para mujeres con cáncer de mama. A los tres meses se observó que la mortalidad se había reducido en un 30%.
Para que se trate de un ejercicio cardiosaludable sin riesgos, la duración y la frecuencia de las sesiones de bicicleta deben ajustarse a la condición física y la edad de cada persona, así como al objetivo que se pretende alcanzar.
Partimos de con solo 10 minutos de pedaleo se fortalece la musculatura y las articulaciones, además de activarse el sistema circulatorio. Así lo afirma el especialista en Medicina del Deporte Ingo Froböse, profesor de la Escuela Superior Alemana de Deportes.
A medida que se aumenta el tiempo de las sesiones, se multiplican los beneficios que la práctica tiene sobre nuestro organismo. El incremento debe ser gradual y siempre adaptado a las circunstancias personales. Quienes ya tienen una enfermedad cardiovascular, padecen hipertensión o diabetes, es hombre con más de 40 años o mujer con más de 50 que no ha llevado una vida actividad, deberían consultar a su médico antes de empezar un programa.
En concreto, hacer bicicleta se considera actividad de intensidad moderada, como caminar a 10 km/h, patinar, jugar al tenis, practicar golf o bailar.
Hay pacientes que experimentan frustración cuando se esfuerzan en ser rigurosos con los hábitos saludables, una vez conocen que tienen alto el colesterol, pero no ven resultados. Puede suceder que, por cuestiones genéticas o de otra índole, no resulte fácil bajar el colesterol.
Según un estudio publicado en FMC – Formación Médica Continuada en Atención Primaria, el ejercicio físico aeróbico no atenúa la progresión de arteriosclerosis. Se trata de una alteración vascular caracterizada por el endurecimiento, aumento de grosor y pérdida de elasticidad de las paredes arteriales, y el exceso de colesterol es un factor de riesgo para que aparezca.
El mencionado estudio se realizó en Kuopio y alrededores semiurbanos del este de Finlandia, a 150 hombres entre 50 y 60 años seleccionado aleatoriamente. Se prescribió un programa progresivo de ejercicio aeróbico que incluía ir en bicicleta, además de caminar, correr, nadar y esquiar. La actividad debía realizarse tres veces por semana, entre 30 y 45 minutos, y luego cinco veces entre 45 y 60 minutos.
La conclusión fue que el ejercicio no atenuó la progresión de arteriosclerosis en general, a excepción de un subgrupo de pacientes no tomaban estatinas (medicamentos que se usan para bajar el colesterol). Es decir, en un grupo de 15 personas que no tomaban medicación sí se observó una diferencia significativa en la progresión de arterioesclerosis, un 40% menos que en el grupo de intervención.
En cualquier circunstancia, siempre es mejor hacer ejercicio físico adaptado al contexto de cada cual. Y, en concreto, ir en bici regularmente reduce en un 50% el riesgo de infarto de miocardio.
Estas son las conclusiones que podemos obtener de la información recopilada: