Analizamos el monitor de frecuencia cardíaca COROS, un pulsómetro de la joven marca (en 2018 lanzó su primer reloj) que se caracteriza por su uso en el brazo y sus 38 horas de monitorización continua.
Antes de entrar en materia y explicar los detalles de esta banda de frecuencia cardíaca, es conveniente hacernos esta pregunta:
¿Si mi reloj ya lleva sensor óptico, vale la pena utilizar una banda con pulsómetro?
Para empezar, ¿cómo se mide la frecuencia cardíaca en un reloj? pues los sensores ópticos captan tus pulsaciones mediante la emisión de luz que mide el flujo sanguíneo en los capilares situados bajo la piel de nuestra muñeca.
Es la zona ideal para un reloj, pero no del todo para la máxima precisión de un sensor, ya que la falta de tejido profundo hace que sea un lugar difícil incluso para los sensores más avanzados.
Llevarlo en el el pectoral -o en el brazo en el caso de este pulsómetro COROS- provoca que el sensor óptico disponga de una cantidad óptima de flujo sanguíneo para recopilar los datos de la frecuencia cardiaca con más precisión.
Es decir, para conocer con más precisión tu frecuencia cardíaca durante tus entrenamientos o competiciones, siempre será más fiable llevar aparte una banda de pulsómetro, ya sea en el pectoral o en el brazo.
El pulsómetro COROS va sujeto en una banda de tejido diseñada para utilizarse en el brazo, y se mantiene en su sitio gracias a la tensión del ajuste y la superficie texturizada de la banda que evita que se deslice por la piel, simple y efectivo.
Para regular la tensión solo hay que deslizar la hebilla hasta encontrar el punto adecuado, ni muy flojo ni muy apretado. Si lo haces bien no vas a tardar ni un minuto en olvidarte que lo llevas puesto corriendo.
El cierre de velcro permite quitar rápidamente el sensor para -por ejemplo- lanzar la banda del pulsómetro a la lavadora.
Al usarse en la zona del bíceps, se podría pensar que existe el peligro de enganches fortuitos pero no es así, primero porque normalmente irá ocultada debajo de la manga de la camiseta y en el caso de llevar camiseta de tirantes, su diseño de perfil bajo hace que no sobresalga casi nada y no haya que temer posibles enganchadas o golpes.
La duración de la batería es de 38 horas en funcionamiento y 80 días en modo espera.
El nivel de la batería se puede visualizar a través del reloj COROS o en la aplicación.
También, un indicador LED presente en el sensor avisará que ha llegado el momento de cargar de nuevo (2 horas para cargarlo al 100%)
Esta funcionalidad es de las que se agradecen ya que te hacen la vida más fácil. Con la detección de uso el pulsómetro COROS se enciende y se apagua automáticamente sin tener que realizar ninguna acción. Simplemente una vez que empiezas tu actividad, ya sea correr, ir en bici, etc. el monitor de frecuencia cardíaca se conectará a tu dispositivo emparejado. Mo-la.
Aunque esté pensado -obviamente- para utilizarse con relojes COROS, también se puede emparejar con relojes que no lo sean, por ejemplo para realizar el test lo hemos utilizado también con un reloj de la competencia y ha funcionado a la perfección.
También se puede utilizar con dispositivos que no sean relojes, como por ejemplo ciclocomputadores que utilizen bluetooth.
El pulsómetro COROS tiene una resistencia al agua de 3 atmósferas (30 metros). Los dispositivos con estas características son resistentes al contacto accidental con el agua, salpicaduras, lluvia, etc. No se te ocurra salir a nada con él. ¡Avisado/a estás!.
Hacerse con una banda extra siempre nos irá bien en el caso de un uso intensivo del pulsómetro (sobretodo en veranos enseguida huelen con el sudor)
No llevaba ningún dispositivo sujeto en el brazo desde hace 20 años, cuando los primeros dispositivos GPS empezaban a circular en el mundo atlético. Para los curiosos, se trataba del primer Forerunner de la historia, el 101.
Y la verdad, nunca he sido muy fan de las cintas pectorales para medir la frecuencia cardíaca, siempre he encontrado un poco engorroso su uso. Prefería incluso la vieja técnica de tomarse las pulsaciones manualmente en la muñeca o en el cuello, quince segundos y luego multiplicar por cuatro. Justo después de la serie y al cabo de un par de minutos. Aún recuerdo cómo lo anotaba mi entrenadora.
Recibí como agua de mayo el advenimiento de los relojes con pulsómetro incorporado, y ahora, durante mis carreras de trail utilizo mucho la frecuencia cardíaca ‘en tiempo real’ para regularme y no desfondarme a media carrera.
También, cuando toca entrenar para un maratón y después de realizarme una prueba de esfuerzo, me sirve para conocer mis umbrales y moverme entre ellos durante las tiradas largas.
Ahora con un pulsómetro de banda para el brazo ya es otra cosa, no me da esa pereza y lo he empezado a utilizar en los entrenamientos más importantes de la semana y las competiciones. Gano precisión sobretodo en el inicio.
Ponérselo en el brazo es mucho más cómodo que en el pecho, y al tener menos banda sujeta a tu cuerpo la sensación es más natura y te olvidas rápidamente que lo llevas puesto.
Su fácil instalación (simplemente añades un nuevo dispositivo en la app de COROS) y su rápido emparejamiento suma puntos para que lo utilice con frecuencia (nunca mejor dicho).