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El 'secreto' de la foto más icónica de los Juegos que costó la carrera de Peter Norman

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LRDC
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En estos días en los que las protestas en todo el mundo por el fallecimiento del joven afroamericano George Floyd a manos de un policía en Estados Unidos están a flor de piel, hay una imagen dentro de esta lucha por la igualdad y por combatir al racismo que nos viene a todos a la cabeza. Una instantánea que quedará para siempre en la posteridad y pasará a los anales de la historia de los Juegos Olímpicos y del ‘Black Power’. Es la de los atletas Tommie Smith y John Carlos en el podio de los 200 metros lisos de los Juegos de México’68.

Plusmarca mundial y el gesto

Smith, que fue oro, batió el Récord del Mundo con una marca de 19.83, por delante del australiano Peter Norman (20.06) y del también norteamericano John Carlos (20.10). Más allá de esa plusmarca de Smith, ese momento quedará guardado por el gesto que hicieron los dos estadounidenses. Ambos se pusieron sendos guantes negros y levantaron el puño con la cabeza gacha en símbolo de apoyo al movimiento ‘Black Power’ y en protesta por los disturbios y la segregación racial en el país.

Norman, mucho más que un mero espectador

El tercero en discordia, Norman, será recordado siempre por aparecer en la foto. Pero no solo hizo de ‘espectador’ el australiano, sino que fue él mismo quien proporcionó los guantes a sus dos ‘colegas’. Algo que le costó caro. Carísimo. Norman logró el Récord Nacional en aquella carrera, una plusmarca que todavía hoy sigue vigente (20.06). Peter decidió apoyar a sus compañeros en el podio. Norman se puso en el pecho una pegatina a favor del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos (OPHR, en sus siglas en inglés). En aquellos momentos, en Australia, como en Estados Unidos, era un lugar profundamente racista donde imperaba la llamada “Australia blanca”, una serie de leyes que buscaban privilegiar a la población blanca de origen europeo sobre el resto.

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A Norman, como a Smith y Carlos, le echaron de la Villa Olímpica, abusaron de él en su país, le apartaron socialmente. El atleta nunca volvió a formar parte del equipo olímpico australiano y en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 no fue ni invitado a la ceremonia. Falleció en 2006 y su féretro fue cargado por Carlos y Smith, con los que mantuvo una gran amistad hasta el final de sus días.

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