Juan Carlos Higuero será el comentarista en La 1 de TVE, junto a Rubén de la Red, del Arandina-Real Madrid de dieciseisavos de Copa del Rey el próximo sábado (21,30 horas) en el estadio que lleva su nombre.
“Desde que se conoció el sorteo he ido todos los días a ver los entrenamientos de la Arandina para poder dar la mejor información a los espectadores”, explica Higuero, que está preparando ese trabajo “con el máximo detalle para no dejar nada al azar. He hablado a menudo con el entrenador Alex Izquierdo. Reconozco que le invado a preguntas”.
“Pero esta es mi forma de ser. Para mí, la siguiente retransmisión siempre es la más importante”, añade Higuero, arandino de nacimiento y donde ha fijado su residencia desde que se retiró del atletismo de élite.
“Ya narré la primera eliminatoria para Radio Marca en la que la Arandina eliminó, contra pronóstico, al Murcia. Y la siguiente ante el Cádiz me la perdí porque por la mañana retransmití una carrera en Palma de Mallorca y el avión sufrió un retraso. Me cogí un enfado espectacular”, justifica Higuero, tres veces olímpico y once veces campeón de España de 1500 metros, que no descarta la sorpresa ante el Madrid. “Los futbolistas de la Arandina están extraordinariamente motivados. Y la motivación a veces hace milagros”, avisa.
“Para mí, es un día muy especial. Máxime con la oportunidad que me ofrece TVE en un deporte que no es en el que me ubica la gente”, argumenta Higuero, que entiende que “no hay mejor manera de festejar los Reyes que un partido como este en mi tierra y en el estadio que lleva mi nombre. La gente está muy, muy emocionada. La historia va a pasar a nuestro lado. Debemos valorarla como se merece”.
Para Higuero, la noche de Reyes no acabará con el partido. “Nada más finalizar, cogeré el coche para ir a Elgoibar, donde retransmitiré el cross el domingo por la mañana para Teledeporte y cenaré en algún área de servicio de la carretera”.
Pero esos son los gajes del oficio de la profesión que ha elegido. “Hace dos años terminé de correr la milla de legendarios en Valdemorillo (Madrid) el sábado por la noche. Mostaza me decía que si estaba loco porque, nada más terminar, a las once de la noche, salí en coche a Santiago de Compostela, donde el domingo a las 10 de la mañana narré la milla de la ciudad. Fueron más de 600 kilómetros”.