El sueño mejora el rendimiento deportivo, ayuda a retener lo que hayas aprendido en las sesiones de entrenamiento y minimiza los riesgos de enfermar o no recuperarte de la forma adecuada. Por eso es tan estrecha la relación entre deporte y descanso, y por eso cabe que te preguntes por el mejor tipo de colchón para dormir. Toda acción que emprendas para mejorar la calidad de tu sueño es una inversión en salud.
Cómo elegir el mejor tipo de colchón para dormir
El mejor colchón para dormir presenta características ajustadas a tus necesidades. Es lo que señala la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que ha elaborado una guía completa para facilitarte la búsqueda.
Material
Los más habituales son estos:
- Colchones de muelles. Pueden ser de varios tipos: independientes, con un núcleo de muelles metálicos en vertical; continuos, con un único hilo de acero que genera entramados cubiertos por espuma o algodón; o embolsados, con cientos de muelles individuales metidos en saquitos de tela y con una sujeción muy fina. En estos últimos, el recubrimiento grueso y de diferentes materiales los ubica a medio camino entre colchones de muelle y viscoelásticos.
- Colchones de espuma de poliuretano. Hechos con capas de poliéster y poliuretano, celdillas de aire y una funda que los recubre. Según las celdillas o burbujas de aire por metro cúbico, será más o menos firme. En general, son buenos aislantes del calor, pero la densidad de la espuma influye: los que tienen menos de 35 kg/m³, se deben dedicar a un uso ocasional.
- Colchones con capa de espuma viscoelástica. Tienen una o varias capas de recubrimiento especial que se amolda al calor y la presión del cuerpo, por lo que distribuyen bien el peso. Son más caros que los anteriores.
- Colchones de látex. Están hechos con espuma de látex natural de caucho o látex sintético (un derivado del petróleo), o bien una combinación. Pueden llevar tapizados de diferentes materiales, como el algodón. Aunque son pesados, ofrecen un sostén firme a la par que flexible, por lo que se adaptan a los contornos del cuerpo. Están especialmente recomendados para quienes se mueven mucho, para personas calurosas o para alérgicos, sobre todo a los ácaros, ya que minimizan el riesgo de que se formen colonias de ácaros.
- Colchones especiales. Otros tipos de colchones son los ortopédicos, los de agua, el futón o los colchones de lana. Son de usos especiales o muy puntuales.
Firmeza
La firmeza determina la manera en la que el peso del cuerpo queda distribuido a lo largo del colchón. Se mide en una escala del 1 al 10, generalmente, siendo 1 el más blando y 10 el más duro. Debe dar estabilidad sin restar comodidad, lo que insta a la búsqueda de equilibrio.
El punto clave es que respete la curvatura de la columna vertebral, y eso no te lo proporciona ni un colchón demasiado duro ni uno demasiado blando, en caso de que te estuvieras preguntando cuál es mejor para espalda y cervicales. Si es duro, la espalda no se adapta ni el peso se distribuye bien. Si es muy blando, el cuerpo se hundirá y, además, aumentará la sensación de calor.
Base
La base del colchón debe casar con las características de este, ya que puede optimizarlas o minimizar sus efectos. El más común es el somier de las láminas, dado que es el más versátil: se adapta a cualquier colchón, favorece la ventilación y no es caro.
Otra opción es la tabla tapizada, especialmente indicada para colchones de muelles y de espuma, pero no para colchones de látex. El somier de muelles, en cambio, se considera una base especial para colchones más simples, con buena ventilación. Es habitual en los hoteles.
Características personales y físicas
Debes casar todo lo anterior con tus características físicas y circunstancias personales:
- Tu postura al dormir. Si duermes boca arriba, te vendrá mejor un colchón más rígido. En cambio, el mejor colchón para dormir de lado puede tener una firmeza menor, ya que el hombro levanta la cabeza y el cuello y te resultará más fácil encontrar una posición cómoda.
- Tu peso. Las personas con más volumen necesitan una sujeción mayor para no quedar demasiado hundidas.
- Tu nivel de movimiento durante el sueño. Si te mueves mucho, un colchón más firme facilitará tu movimiento, porque no te hundirá. En caso contrario, te resultará incómodo.
- Tu temperatura corporal habitual. Una persona calurosa o que vive en un clima cálido preferirá un colchón de muelles, que ventila mejor. En cambio, si tiende a pasar frío, se sentirá mejor en un colchón de espuma, látex o con un material viscoelástico que guarde mejor el calor.
- ¿Duermes en pareja? Analiza bien las características físicas y necesidades de cada uno: peso, temperatura, postura, movimiento… Si hay mucha variación, puede ser preferible unir dos colchones, cada uno bien adaptado a su usuario. Pero, en general, los colchones de látex y los de muelles embolsados presentan bastante independencia entre lados.
- Otras circunstancias. Una persona con alergia al polvo o asma debería decantarse por un colchón de látex con funda lavable, más hipoalergénico (a no ser que la alergia sea al látex).
¿Existen los colchones indicados para deportistas?
Algunas marcas venden colchones para deportistas, es decir, con un conjunto de características que, a su juicio, los hacen ideales para deportistas. Son colchones con una firmeza de 4 o 5 y buena transpiración, lo que incluye colchones de muelles ensacados, de látex o con acolchado de viscoelástica.
No hemos encontrado análisis en profundidad o estudios independientes sobre la eficacia de esos colchones “para deportistas” para el rendimiento deportivo, por lo que asociamos la etiqueta al reclamo publicitario. Parece más sensato considerar las características y circunstancias personales ya comentadas.
En conclusión, analiza bien tu propio contexto y necesidades, preselecciona los colchones que mejor las van a cubrir y elige el que presente mejor relación calidad-precio, de forma acorde a tu presupuesto. Puede llevarte tiempo dar con el colchón ideal, pero la relación entre buen descanso y rendimiento deportivo es tal que merecerá la pena.