Cada vez somos más los que nos echamos a la calle o a la montaña a correr, el % de la población runner sigue en aumento aunque las cifras de participación de las carreras parezca que nos quieran decir lo contrario.
Somos legión. Somos más. Y aunque no todos prefieran colocarse un dorsal el domingo de turno para competir y dejarnos la piel en el asfalto, unos porque aún no se atreven a dar el paso y otros porque ya estén de vuelta (la presión del cronómetro los ha superado/cansado) todos compartimos las mismas ganas, deseo y esperanza de correr con seguridad y así volver a casa en perfectas condiciones físicas una vez finalizada la salida del día, ya sea en una carrera de asfalto, una ruta por la montaña, o unos cambios de ritmo en el parque.
Con el aumento año a año del número de usuarios a velocidad bípeda en parques, paseos y caminos, desafortunadamente el riesgo de sufrir algún percance también aumentan. Los parques de las grandes ciudades empiezan a llegar a la saturación, y la paciencia y respeto de los conductores, peatones y ciclistas respecto a los corredores empieza a tambalear. No es ninguna apocalipsis runner, pero si una señal de alarma de que habría que empezar a tomar medidas. Aquí la transformación de las ciudades en “runners friendly” juega un papel importante, grandes ciudades ya toman medidas, unas apuestan fuerte como es el caso de Valencia y otras se lo toman con más calma, como la futura conexión de la autopista runner de Barcelona, la Carretera de les Aigües que parece tomar un serio pulso con la Sagrada Familia en cuanto a plazo de finalización.
Nuestro nivel de seguridad cuando salimos a correr aumenta fácilmente utilizando simplemente el sentido común, siendo conscientes de nuestro estado de forma y tomando medidas que aunque parezcan tremendamente obvias y básicas, no siempre cumplimos:
Las marcas y empresas relacionadas con el mundo del running son conscientes que correr con seguridad cada vez cobra más importancia y empresas tipo Strava con un componente social muy importante, dedican cada vez más esfuerzos y presupuesto.
Volviendo al tema de las ciudades “runner friendly” Strava pone a disposición de analistas en movilidad, investigadores y gobiernos sus millones de datos (de forma anónima) mediante la plataforma Strava Metro, todas las rutas que realizamos corriendo o en bicicleta son recogidas gracias a los smartphones o dispositivos GPS para su posterior estudio y (en teoría) mejora de las infraestructuras afectadas. Con estos datos las ciudades pueden conocer que rutas escogemos para salir a entrenar o a trabajar, que rutas evitamos o que intersecciones provocan más tiempo de espera.
El post-it “he salido a correr” en la nevera ha muerto. La funcionalidad Beacon para usuarios premium (de momento) permite seleccionar hasta tres contactos para enviar tu localización-ruta en tiempo real. El destinatario recibe un sms con una url -no hace falta que disponga de cuenta en Strava- y desde ese momento podrá monotorizar tu ruta y el estado de la batería de tu smartphone a tiempo real, aumentando así considerablemente la seguridad. Eso sí, si eres un “tapado” y eres de los que mantiene sus entrenamientos en secreto conviene ser prudente a quien se envía la URL ya que podría re-enviarla o hasta colgarla en redes sociales y así abrir al mundo entero tu localización minuto a minuto.