Categories: Noticias

“Mi suegro me convenció para montar un taller de coches por si el ciclismo fallaba”

Publicado por
Alfredo Varona
Publicidad

Paco Giner llegó al ciclismo para librarse del campo. Su padre era agricultor y el campo le parecía muy duro. En el ciclismo descubrió la vida que le gustaba y a personajes fascinantes como Txomin Perurena. “Sentí mucho su muerte”.

 

Hoy, ya está jubilado. Vive en Valencia, a la orilla del río Turia. Es el descanso del guerrero para un hombre como Paco Giner (70 años) que lo fue todo en el ciclismo. “A los 27 años, tuve que tomar la decisión de retirarme, porque si no vales no vales”. Y entonces descubrió que le gustaba mandar y que valía para mandar. “A veces, te sabe mal apretar a la gente”, admite.

Lo fue todo en el ciclismo.
Llevo muchos años. Ciclista, organizador, director en todas las categorías… Pero eso ya pasó. Viajar tanto también satura. He sido un afortunado. Fui un ciclista del montón que después siguió trabajando en lo que le gusta.

Publicidad

Fue un afortunado.
La suerte existe en la vida. En mi pueblo había mucha afición al ciclismo. Eso me enganchó. Iba al colegio de los Salesianos en bicicleta. Luego, empecé en juveniles a los 15 años hasta que me jubilé a los 67 años

Que es la edad ahora de jubilación. 
Me podía haber jubilado a los 65.  Estaba a gusto. Pero vino la pandemia. Cogí el covid. Estuve ingresado diez días en el hospital. Aguanté un año. Y, partir de ahí, entendí que era mejor descansar, yo era director técnico de la Vuelta Ciclista a España en Unipublic. Tenía mucho trabajo, muchas reuniones, muchos días de viaje…, y todo eso ya se acabó. Ahora sigo las carreras por televisión. Pero ya no viajo a no ser que quede cerca. Es el descanso del guerrero.

Fue un ciclista corriente.
Sólo fui dos años profesional. Tenía 27 años cuando lo dejé. Es una edad buena, pero si no vales no vales. Tienes que verlo, porque yo entrenaba lo suficiente. La culpa no era mía, pero la montaña me costaba mucho. Y llega un momento en la vida en la que hay que tomar decisiones. No iba lo que tenía que ir. No fue culpa mía. Se me terminó el contrato. Tuve una oferta de otro equipo, el de los hermanos Manzaneque que eran dos ex corredores, y dije que ya no, que no seguía.

Publicidad

Y empezó de director.
Tomé una decisión y empecé en un equipo amateur, sí, que patrocinaba Eddy Merckx. Tuve gente joven. Logré resultados. En un año ganamos hasta treinta carreras. Logré éxitos hasta que me llamaron para ser segundo director con Txomin Perurena en Orbea. Y con él tuve buenas experiencias.

¿Qué aprendió?
Perurena era extraordinaria. Como director pero, sobre todo, como persona. Era muy humilde. No te mentía nunca. Te decía las cosas a la cara. Su experiencia me ayudó a construir mi visión, a tener más cuidado. Recuerdo un año concentrados en Canarias. De golpe se fue el patrocinador y nos quedamos en el aire hasta que salió Artiach a mitad de temporada y me llamó: ‘Paco, te vas a venir conmigo’, me dijo.

Y usted encantado.
Se lo puede imaginar. Aquel año estuvimos en carreras en Portugal. Y luego le salió una oferta de Paternina y recuerdo que me dijo, ‘Paco, es mejor que te quedes y hagas tu propio nombre’, y estuve siete años de director con Jesús Guzmán, que hoy da toda la información de Radio Vuelta en la moto.

Podría escribir un libro. 
Y, sobre todo, hablaría de Perurena. Ha sido muy grande. Quizá el más grande. Me emociono al hablar de él, porque murió hace un año. Fue un cáncer galopante. Me dolió muchísimo. Se portó bien conmigo y me enseñó más. Fui a su entierro con ciclistas de Valencia que estuvieron con él y entre todos creo que lo despedimos como merecía. Pero no te olvidas nunca. Cuando se va un amigo deja mucha huella.

Publicidad

Al final, es lo que queda. 
En el ciclismo, en el fútbol, en la vida, si hay un buen ambiente, las cosas salen mejor. En casi todos los sitios tuve la suerte de encontrar buenos compañeros. Si me han pegado puñaladas no lo sé, las he olvidado. No les he dado importancia. Tengo buenos recuerdos de mis jefes e intentado ser buen compañero. Quizá de director fui un poco duro. Pero era por el bien de los demás.

¿Ser duro es necesario?
A veces, sí, para que te hagan caso, porque sino el rebaño se va cada uno por su lado y tú estás ahí para mantener el orden. Luego, te sabe mal apretar a la gente. Pero es necesario. Si he echado una bronca después me ha sabido mal a mí también. Pero a veces hay gente que se escaquea para no tirar, chavales jóvenes que buscan su propio éxito…., todo dentro de lo normal, pero…

Siempre hay algún pero.  
En mi caso lo único que no permitía en juveniles era a los padres entrar en mis reuniones, les decía que era un tema nuestro, personal. Algunas veces querían estar y querían opinar. Pero nosotros no podíamos dejar que hubiese opiniones diferentes. Debíamos defender la nuestra porque, de lo contrario, no íbamos a ningún lado.

¿Dónde estuvieron sus orígenes? 
Mi padre era agricultor, labrador de toda la vida. Pero a mí no me gustaba el campo. Me parecía muy duro. De pequeño iba a ayudarle algún fin de semana y lo descubrí. En aquella época los chavales ayudábamos a los padres. Luego, estudié hasta Bachiller. Y, a partir de ahí, me centré más en el ciclismo.

Y fue todo precioso.
Pero se sufre. También se sufre. Hay momentos. No todo es bonito. Le he contado mi caso. A los 27 años tuve que decidir que dejaba la bicicleta. No era lo que más me gustaba, pero era lo más aconsejable. El problema en la vida es no tomar decisiones.

¿Qué descubrió en el ciclismo?
Es mi vida. Mi vida siempre estuvo aquí. Ganaba para vivir, para llevar a la familia, a mis dos hijas. Es verdad que mi suegro me dijo de montar un taller de coches por si esto fallaba el día de mañana. Pero sólo estuve un año cuando Artiach desapareció y me quedé en el paro. Después, me incorporé a Unipublic y he estado 24 años. Llegué a ser director técnico de la Vuelta Ciclista a españa.

¿Y cómo resumimos estos 24 años?
Aprendí mucho. Sobre todo, a insistir. Había que hacer recorridos para conseguir uno bueno. Antes se hacían con mapas provinciales. Luego, evolucionó y los hacíamos por ordenador, digital hasta que entraron los GPS y con una tablet lo ponías en el coche. Tenías visión de los recorridos, de todo. Llegó un momento que los hacíamos desde casa. Pero siempre había que ir a verlos.

Publicidad
Comparte
Publicado por
Alfredo Varona