David de la Cruz, del Astana Qazaqstan Team se refresca tras la calurosa décima etapa del Tour de Francia 2023. Foto: A.S.O./Pauline Ballet
En un mundo cada vez más caliente por culpa del cambio climático, las famosas olas de calor cada vez son más habituales, potentes y peligrosas. Realizar duras etapas con altas temperaturas puede llegar a ser muy nocivo para los ciclistas por lo que la Unión Ciclista Internacional ha decidido tomar cartas en el asunto.
Para ello ha actualizado las medidas dedicadas a proteger la salud de los ciclistas para la próxima temporada.El elemento innovador y sorprendente entre las medidas de seguridad impuestas han sido las relacionadas con hacer frente a las altas temperaturas en las carreras en ruta.
En esencia, los elementos de este nuevo protocolo seguirán siendo los mismos que los del Protocolo de Clima Extremo ya existente. “Cuando las condiciones de un evento lo requieran, el Presidente del Colegio de Comisarios acordará un grupo de trabajo a solicitud de la UCI, los equipos, los corredores. o los organizadores, para acordar un plan de acción para mitigar los riesgos para la salud y la seguridad de los corredores”, apuntan desde la UCI.
Tal y como ha explicado el máximo organismo internacional en materia ciclista, los objetivos del nuevo Protocolo de Altas Temperaturas son proporcionar una evaluación objetiva del medio ambiente práctica y fácil de usar. Para ello se tomarán en cuenta datos de temperatura y humedad relativa publicados en tiempo real por las estaciones meteorológicas.
Así los organizadores podrán tomar decisiones de manera menos subjetiva que hasta el momento y de esta manera reducir el riesgo de accidentes relacionados con el calor.
Por ejemplo se podrían tomar medidas tan de sentido común como trasladar las zonas de salida a áreas sombreadas, suministrar a los equipos bebidas frías y hielo picado durante la carrera, aumentar el número de motocicletas que repostan combustible, alterar la hora de salida o incluso neutralizar secciones de la carrera.
Evidentemente estas medidas serán recomendaciones que se aplicarán de una u otra manera en función de la severidad de las condiciones climáticas.
Esto se sumará al Protocolo de Clima Extremo, introducido por la UCI en 2015, que cubre todas las condiciones climáticas adversas, no solo las relacionadas con altas temperaturas.