Hemorroides y bicicleta, ¿son enemigos irreconciliables? Si estás sufriendo una crisis hemorroidal, como se define en la jerga médica, puede que ni quieras oír hablar de coger la bici. Pero si atraviesas un episodio leve o has logrado controlarlo con las medidas higiénico-dietéticas que suelen prescribir, puede que te preguntas si usar la bici podría agravar o volver a desatar el episodio.
Antes de que decidas poner tu afición en cuarentena, te invitamos a leer la relación entre hemorroides y bicicleta, incluyendo algunos consejos útiles para prevenir.
Como explica Mayo Clinic, las hemorroides o almorranas son venas hinchadas en el ano y la parte final del recto. Se pueden desarrollar dentro de este o debajo de la piel de alrededor del ano, de manera que se diferencia entre hemorroides internas o externas. La incidencia es alta, pues la propia clínica asegura que casi tres de cada cuatro adultos tendrá hemorroides.
Las hemorroides aparecen cuando se produce el desplazamiento distal de estructuras vasculoeslásticas que están presentes en el canal anal. Así lo explican los doctores Sara Jareño y Carlos María de Hevia, especialistas del Hospital de Manises. Dicho desplazamiento se produce por causas como el estreñimiento, el esfuerzo defecatorio, la diarrea o aumento de frecuencia deposicional, etc. También son frecuentes durante el embarazo y/o tras el parto, y en personas que pasan mucho tiempo sentadas en el baño o de pie.
Entre las causas frecuentes de aparición de hemorroides no se cita el ciclismo. La práctica de esta disciplina no las provoca, aunque sí puede contribuir a su sintomatología si no se toman las medidas adecuadas. Hablamos de picor, irritación o sangrado.
Conviene recordar que, cuando los síntomas de las hemorroides no se atajan con medidas higiénico-dietéticas, hay que consultar a un médico. También será necesario hacerlo si se produce prolapso irreductible, anemia (con otras causas frecuentes descartadas) o síntomas infrecuentes como ulceración de la piel, exudado purulento o cambios repentinos en el ritmo deposicional.
No tienes que desterrar la bici de tu día a día si tienes hemorroides, menos aún si disfrutas usándola y ya te beneficias de todas las ventajas que tiene para tu salud. Te ofrecemos algunos consejos útiles para buscar la compatibilidad entre ambas.
La Real Federación Española de Ciclismo (RFEC) ofrece consejos útiles sobre equipamiento ciclista, sobre todo para principiantes. Hay que tener en cuenta la actividad, el terreno de práctica y la climatología, pero dado que la ropa está en contacto directo con el cuerpo hay que cuidar la elección.
La prenda más importante es el culote, que puede suponer una diferencia determinante entre pedalear con confort o con sufrimiento. Debe tener una buena badana, que protegerá al ciclista, y existen modelos en función del tipo de sillín que emplee, su peso y las horas que suele ir en bici. Es transpirable, hipoalergénica y adaptable a la anatomía.
Lo recomendable es usar badanas con configuración de dos densidades y propiedades antibacterianas, ideales para la larga distancia. La zonas con más densidad deberá permitir buena rotación de los huesos de la pelvis.
Otros consejos que ofrece la RFEC para el equipamiento deportivo son:
Mientras pedaleas puedes poner en marcha estrategias sencillas encaminadas a aliviar presiones sobre la zona afectada, lo que evitará dolores. Cada 15 o 20 aproximadamente conviene que te pongas de pie sobre los pedales e interrumpas el pedaleo, solo aprovechando la inercia de la marcha, lo que favorecerá la irrigación sanguínea de la zona.
Si estás atravesando un mal momento con las hemorroides, también convendrá que cambies el plan de entrenamiento. Si planificas una ruta con subida continua, por ejemplo, no tendrás tanto margen para cambiar la posición, porque ponerse de pie no es lo más recomendable si quieres evitar cansarte (ya que son las piernas la que ejercen el pedaleo y soportan el peso del cuerpo).
La fricción de la zona con el sillín, así como el movimiento cuando vas sobre ella, puede agravar los síntomas de las hemorroides. En lo peor del episodio no querrás coger la bici, pero, una vez te recuperes, hay fórmulas para evitar que la fricción te haga daño. Ya te hemos hablado del culote con badana de gel, pero debes saber que también hay diferentes tipos de sillines y algunos resultan más livianos que otros.
Los más recomendados para las hemorroides son más anchos que los habituales, especialmente en la parte posterior, por lo que permiten un apoyo mayor. Los sillones sin nariz reducen la presión y el roce en la zona, y su diseño suele contar con una ranura central que favorece la circulación del aire y disminuye la presión.
Hay sillines con nariz también útiles, pues tienen un diseño ergonómico con área frontal estrecha y posterior ancha, con interior de gel. Si el sillín es lo bastante mullido, generará menos presión.
Lo más probable es que durante el entrenamiento sudes, y más si realizas una ruta de varios kilómetros. El sudor recorrerá los glúteos y llegará a la zona más sensible, lo que puede producir picor. Evita a toda costa rascarte muy fuerte para no dañar las venas inflamadas.
La farmacéutica Lacer, que comercializa productos específicos para las hemorroides, ofrece consejos para cuidar la zona. Aplícalos no solo después del entrenamiento, sino en otros momentos delicados como después de la deposición:
Las pomadas para hemorroides se venden sin receta médica, así que solo tienes que seguir las instrucciones del prospecto. Tienen principios activos como tiamcinolona acetonido, lidocaína hidrocloruro o pentosano polisulfato de sodio que trata los síntomas, como la inflamación, el dolor, el picor y el escozor. Lee bien las recomendaciones, porque algunas no están indicadas para adultos jóvenes (de menos de 18 años).
La Fundación Española del Aparato Digestivo ofrece recomendaciones nutricionales útiles para tratar las hemorroides y la fisura anal mediante la alimentación. Se trata de prevenir el estreñimiento, una causa estrechamente relacionada, para lo que se aconseja comer:
Fibra
Para asegurar un consumo de fibra de entre 25 y 35 gramos al día, deberías consumir:
Aumentar el consumo de fibra implica también aumentar el de agua y líquidos. Intenta llegar a los dos litros, para lo que te pueden ayudar las infusiones, los zumos de frutas naturales y los caldos.
Grasas
Un consejo útil es tomar una cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra en ayunas. Ten en cuenta que la restricción de grasas de las dietas hipocalóricas suele provocar estreñimiento.
Alimentos que potencian la secreción de bilis
Ayuda a la digestión y tiene efectos laxantes. Alimentos con grasas junto a frutas y vegetales como las alcachofas, la escarola, la endivia, la berenjena o la naranja (sobre todo en zumo) promueve dicha secreción.
Quedan excluidos alimentos con efectos irritativos para el intestino: café, tabaco, alcohol, especies picantes, etc. Vigila también el consumo de arroz no integral y de té, que son astringentes.
Echa un vistazo a los alimentos recomendados en la tabla elaborada por la FEAD.
Recopilada toda la información, estas son las conclusiones que podemos extraer: