“En mi época, en la mesa del desayuno, siempre había Nutella”

Publicado por
Alfredo Varona
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Chechu Rubiera, el mítico gregario de Armstrong en US Postal, hoy trabaja de ingeniero a media jornada. “Me da pena cuando escucho que los chavales de ahora pesan la comida”, explica.

“Mi padre recogía leche con un camión y tenía un bar en el pueblo”, recuerda Chechu Rubiera (Gijón, 1973) que, sin ser un ganador, fue uno de los ciclistas de su generación. Hoy, trabaja de ingeniero a media jornada, de nueve a una. “El ciclismo me permitió esta posibilidad”. Tiene dos hijos, de 11 y 10 años, matriculados en una escuela de ciclismo en Asturias y él sigue ejerciendo como ciclista los fines de semana. “No voy rápido pero disfruto”, dice.

Qué recuerdos, Chechu
Fueron muchos años, 16. Tuve suerte, salud. Fue una época muy buena en el ciclismo. Fui compañero de equipo de gente muy buena como Heras, Freire o Armstrong.

Siempre será uno de los gregarios de lujo de Armstrong.
Fui uno de ellos, sí. Hacía el trabajo más visible en los últimos puertos como Azebedo, Landis, Heras… Pero el trabajo que antes hacían Ekimov o Hincapié también era muy valioso.
 
¿Y sigue teniendo trato con Armstrong?
De vez en cuando, sí. Sobre todo, a través de correos electrónicos para felicitarnos fiestas, cumpleaños. Y, bueno, hace poco Lance también me llamó para participar en el podcast que tiene.

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¿Y de qué hablaron?
Hablamos de la etapa del Tour de Francia de Alpe d huez de 2001 en la que hicimos tanto teatro para camuflar las carencias del equipo: dejamos que Telekom tomase las riendas en la Madelaine para hacerles pensar que Armstrong iba mal. Y, nada más empezar Alpe d’huez, Lance demarró y sentenció el Tour.
 
Han pasado más de 20 años.
Pero no me quejo de cómo me ha ido la vida. Trabajo en el área de diseño de MMR. Diseño cuadros de bicicletas y sigo en contacto con el ciclismo porque somos el sponsor de Caja Rural. Y, mire, mecánicos que yo tuve en el Kelme ahora están en el Caja Rural.

Nostalgia.
Hace tiempo me di cuenta de que hay otras cosas en la vida por encima del ciclismo.

Siendo ciclista, sacó la carrera de ingeniería.
La ingeniería técnica, sí, que son tres años. Fui a otra velocidad. Tardé nueve años. Sobre todo, utilizaba los parciales de febrero. Cada año me matriculaba en dos o tres asignaturas. Así sí se podía hacer. Era una cuestión de organización. Pero es que hay que ser un fenómeno para sacar una ingeniería año por año. Sobre todo en mi caso que competía 120 días al año y si a eso le sumas las concentraciones….

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¿Qué le llevó a estudiar?
Cuando empecé a tener resultados no cambió nada. Seguía teniendo presente que esto tenía fecha de caducidad, que el ciclismo no es el fútbol y que había mucha vida por delante y yo no fui un ciclista como para decir nada más retirarme ‘ya no trabajo más ‘.
 
Ganó dinero en su época del US Postal con Armstrong.
Pero ni aun así.

¿Cómo fue su vida de ciclista?
Hay ciclistas y ciclistas. Yo era un ciclista normal. Pero el hecho de estar en US Postal me permitió vivir cosas como viajar en avión  privado, encontrarme en el asiento de al lado a actores como Robin Williams o Arnold Schwarzenegger o a políticos como John Kerry…, en aquella época se decía en EEUU que el ciclismo era el nuevo golf y en cuanto había una promoción de una película aquello se llenaba de gente.

¿Y ése era su ciclismo?
Me gustaba. Era una experiencia abrir la puerta de tu habitación y escuchar a Sheryl Crow tocando la guitarra o tener una conversación con Robin Williams, que había sido el profesor Keating en ‘El club de los poetas muertos’ y  que era un hombre que parecía que siempre estaba actuando. Llegó a imitar al ‘Triki’ Beltrán con su acento. Lo viví a fondo.

¿Y eso le impidió ser jefe de filas? 
Lo fui y no tuve resultados. En algún Giro fui sexto. pero estaba lejos de lo que entendemos de verdad. Me estresaba ser jefe de filas. Y cuando pude pasar a US Postal por un dinero que ni imaginaba no lo pensé. En Kelme ya había sido gregario de Heras, Escartín o Botero y se me daba bien. Y no lo dudé.

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¿No hipotecó nada entonces?
Creo que no hice ninguna locura en el ciclismo. Es más, si tuviese que volver a empezar lo haría todo igual. Tuve días, pero siempre estuve ahí, con sensatez.  La bici era el centro del universo pero no me dejé obsesionar.

¿Ni siquiera por la comida?
No, no tampoco. Nunca en la vida pesé la comida. Me da pena cuando leo que ahora los chavales lo hacen. Mire, le puedo contar que en nuestra época en la mesa del desayuno siempre había Nutella. Pero en todos los equipos, en el US Postal, en el Kelme… Es más, yo vi desayunar Nutella tanto a Savoldelli como a Armstrong en el Tour. Y no pasaba nada. Luego, se quemaba en carrera.

 

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Alfredo Varona