Usar un antirrobo para bicicleta te genera tranquilidad en las salidas por la ciudad. Lamentablemente, es un delito muy común. Según el Barómetro de la Bicicleta publicado en 2019, al 17,8% de los usuarios le habían robado la bicicleta en los últimos cinco años y, de ellos, el 6,4% aseguraba haber sufrido el hurto más de una vez.
Según la misma fuente, los robos se producen en mayor medida en ciudades de más de 500.000 habitantes. Destacan Sevilla y Barcelona como las capitales en las que más robos de bicicletas se registraron en los cinco años anteriores al estudio.
Para evitar la sustracción, toma nota.
El uso de sistemas antirrobos es la mejor manera de prevenir una sorpresa desagradable: que cuando vayas a recoger tu bici de donde la encontraste, te encuentres el sitio o solo una parte de ella.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), recuerda que es conveniente extremar la seguridad tanto si dejas la bici en la calle como si optas por un parking. Desafortunadamente, la falta de infraestructuras es manifiesta, y la mayoría de los aparcamientos específicos para bicis tienen malas valoraciones.
Antes de elegir un antirrobo, deberías tener en cuenta los siguientes parámetros:
Repasamos a continuación cuáles son los tipos de candados más habituales.
Constan de un cable largo y grueso recubierto generalmente por un plástico. El cierre puede constar de botones para introducir códigos numéricos. La OCU solo lo recomienda como antirrobo para el sillín de la bicicleta o las ruedas, que son partes de sustracción frecuente. Y es que es relativamente fácil cortar el cable.
Tienen un precio bajo y son flexibles y ligeros, pero su nivel de protección ante robos no es demasiado alto.
Su precio puede variar entre los 25 y los 100 euros, dependiendo de la longitud y del nivel de seguridad que presenten. Si tiene 15 cm podrás anclar el cuadro a un punto fijo, aunque los de 30 cm permiten atar el cuadro y la rueda.
Hay modelos que incluyen soportes especiales que se instalan en la bici y facilitan su transporte, porque lo cierto es que se trata de un antirrobo bastante pesado (entre 1 y 1,5 kg).
Son prácticamente igual de seguros que los anteriores, con la ventaja de que tienen mayor longitud: unos 90 cm. Así podrás anclar a un punto fijo el cuadro y la rueda, o bien dos bicicletas.
Son lo bastante flexibles, lo que facilita su transporte. Puedes enrollarlo alrededor de la tija del sillín sin que sea necesario instalar un soporte específico, como en el caso anterior. Pero, al ser más grandes, también son más pesados.
Por su formato, su mayor ventaja es que es fácil de transportar, y aún así hay modelos que lo facilitan aún más con sujeciones especiales para la bici. Tienen una longitud suficiente que varía entre los 75 y los 120 cm, lo que permite dos puntos de anclaje.
Sin embargo, su nivel de seguridad es medio, por lo que la OCU solo los recomienda en paradas de corta duración. Úsalo para ir a hacer la compra, por ejemplo, pero no mientras estés trabajando.
No resultan económicos para el nivel de protección que presentan y, además, son bastante pesados.
Es un inmovilizador especial que actúa como elemento disuasorio más que como antirrobo en sí mismo. No impide que alguien coja la bicicleta, pero sí que la pueda usar con normalidad. Podría llevársela y quitárselo en otro lugar.
Por lo tanto, su utilidad reside en la posible combinación con otro accesorio que sí impida la sustracción. Resultan lo bastante ligeros como para usarlo como extra, alrededor de medio kilo, pero es insuficiente como único elemento de seguridad. Y no demasiado económico.
Lo mejor para saber cuál es el mejor candado para bicicleta es consultar las opiniones de los usuarios. Un vistazo a los principales marketplaces revela que las siguientes están entre las opciones más interesantes.
Además del clásico candado de horquilla hecho en acero, viene con un cable flexible de 120 cm que incrementa la seguridad, también hecho en trenzado de acero de alta calidad. Se puede colocar en el soporte de montaje con el que viene equipado y tiene dos llaves.
Gusta a los usuarios por la relación calidad-precio, dado que ronda los 20 euros, y porque permite proteger el cuadro y ambas ruedas gracias a su longitud.
Es un dispositivo con barras de acero de 5 cm que están unidas por remaches especiales, lo que permite su plegado, y recubiertas por un armazón de silicona suave. Tiene 120 cm de longitud, por lo que se puede anclar más de una bici usando llave, y pesa entre 1,5 y 2 kg.
Tiene buenas valoraciones porque es lo bastante resistente, aunque hay usuarios que advierten que es mejor usarlo en paradas cortas. Pese a ello, su precio supera los 70 euros.
Es una de las marcas más conocidas dentro de los sistemas de seguridad. En este caso, se trata de una cadena fabricada en acero de manganeso y recubierta con una tela de nylon fijada con tiras de velcro. Se abre con llave, pero el cilindro de cierre posee un novedoso sistema pendiente de patente.
Su precio supera los 60 euros y lo cierto es que pesa bastante, como principales inconvenientes. Pero, a juicio de los usuarios, es lo bastante segura y larga como para anclar el cuadro y la rueda a un punto fijo.
Un sistema antirrobo que cumpla bien su función y esté correctamente colocado disuadirá a los amigos de lo ajeno, pero hay otras acciones que puedes poner en práctica para evitar que te roben la bici.
No dejes la bici escondida en un callejón pensando que estará más segura, pues solo servirá para que los ladrones actúen sin la intranquilidad de las miradas indiscretas. Debes ubicarla en un lugar a la vista y accesible.
Para paradas de corta duración, la bici debería estar a menos de 30 metros. En las de larga duración, a menos de 75 m. En este último caso, deberías valorar alternativas como una consigna, guardabicis o aparcamientos especiales videovigilados.
Como recuerda la OCU, en España no se recomienda utilizar aparcabicis con soportes de ruedas en la vía pública, porque no es seguro.
Escoge un punto de anclaje especialmente indicado para bicis y que no esté deteriorado. Un banco de madera no parece muy seguro, y lo ideal es que presente una resistencia en la línea de la sistema antirrobo.
Conviene que consultas la ordenanza municipal sobre aparcamientos de bicicletas, porque hay municipios en los que no se permite hacerlo en farolas, árboles, bancos u otro mobiliario urbano. Entonces serían los servicios municipales los que podrían llevársela.
El sistema antirrobo que emplees debería quedar en alto, nunca a ras del suelo. En ese caso, el ladrón podrá apoyarse en el suelo para ejercer más fuerza con la herramienta que emplee para la sustracción.
Siempre será mejor anclar la rueda y el cuadro al punto fijo junto al que has estacionado la bici. Por lo tanto, opta por un antirrobo que te permita abarcar ambos elementos.
Si tienes que fijar más de una bici, lo ideal es encadenarlas juntas. Es más difícil llevarse dos bicis que una, porque habrá que cargar con más peso.
Si has invertido mucho dinero en tener una bici cómoda, ligera y segura, seguro que resulta muy golosa para los cacos mínimamente instruidos en la materia. Lo mismo sucede con las bicis de diseños muy estéticos que podrían tener fácil salida en el mercado.
Cuanto más discreta sea la bici, mejor. Pero, a la vez, si tiene algún detalle personalizado que permita identificarla fácilmente, te ayudará en caso de sustracción.
Hay complementos para los sistemas antirrobo como el candado para marco, ya comentado, así como alarmas antirrobo para bicicletas que también pueden actuar como disuasorios.
Hay alarmas con sensores de movimiento, GPS y una alarma sonora. Su instalación resulta muy discreta, como muestra un modelo que se instala dentro de un portabidones de policarbonato. Tiene conectividad 5G y el usuario recibe alerta si alguien intenta mover la bici o la manipula.
Si has perdido o te han robado la bici, de poco te servirá leer los consejos anteriores. Pero aún podrías recuperar tu bici si has puesto en marcha alguno de los siguientes:
Al hilo de lo ya comentado, podemos extraer las siguientes conclusiones: