Anguera: Una retirada prematura

Colgó las botas con solo 23 años después de sufrir una lesión en el tendón de Aquiles

Antoni Anguera defendió la camiseta del FC Barcelona las temporadas 1940-41 y 1941-42

Antoni Anguera defendió la camiseta del FC Barcelona las temporadas 1940-41 y 1941-42 / sport

david salinas

Antoni Anguera Bernaus honró la camiseta del FC Barcelona en tiempos heroicos. Nacido en Térmens (Lleida) el 17 de febrero de 1921, defendió los colores azul y grana en las duras temporadas 1940-41 y 1941-42. Una lesión en el tendón de Aquiles precipitó su retirada de los terrenos de juego con solo 22 años.

Anguera, hijo de Antoni y Brígida, empezó a jugar al fútbol en Lleida con apenas 12 años en el equipo de la Escola del Treball. Siempre mostró una especial predilección por este deporte, aunque sus padres, que regentaban un negocio de toldos, no veían con muy buenos ojos la afición del pequeño Antoni.

De familia trabajadora y luchadora, Anguera transmitía estos valores sobre el campo, protegido por un portentoso físico. Enric Bernaus, primo hermano del padre de Anguera, así como su hija, Anna Maria, han tirado de memoria, fotos y recortes de prensa para acercar la figura del entusiasta futbolista a la afición para que su nombre no caiga en el pozo del olvido.

"era todo nervio, velocidad y sacrificio"

“Era todo nervio, velocidad y sacrificio. Tenía una planta envidiable”, recuerda Enric, que fue su fan número uno. Anguera, después de la guerra civil, integró la primera plantilla del Lérida Balompié, futura UE Lleida. Corría la temporada 1939-40.

Allí, con 18 años, llamó la atención. “Lo llamaron del Espanyol para que fuera a pasar una prueba en Barcelona”, rememora Enric, para agregar que “se alojó en casa de sus tíos, que vivían en la calle Valencia”. En el mismo edificio habitaba una persona muy relacionada con el Barça y, cuando se enteró de la presencia del chico, le dijo que fuera a probar primero con el equipo de Les Corts. Y el Barça se lo quedó.

En Lleida fue todo un acontecimiento. Anguera, con 19 años, había llegado al primer equipo del FC Barcelona. Debutó oficialmente en el primer partido de la Liga 1940-41, en Sevilla, donde el cuadro de Planas recibió una humillante goleada (11-1) el 29 de septiembre de 1940.

Titular indiscutible, Anguera ofreció siempre lo máximo y lo dio todo por la camiseta del Barça. Su prometedora carrera, sin embargo, se torció el 9 de febrero de 1941 en Balaídos. “Recibió un golpe en el Talón de Aquiles”, recuerda Enric. Un contratiempo que no le impidió terminar el partido, que ganó el Barça 1-4, pero sí que lo ausentó del siguiente (Murcia). Reapareció contra el Real Madrid y también jugó el que cerró la Liga ante el Athletic.

unas molestias que no desaparecían

Sin embargo, las molestias siempre estuvieron siempre ahí. No desaparecían. En la temporada siguiente, 1941-42, no debutó hasta la sexta jornada, ante la Real Sociedad en San Sebastián (2-0). Y aunque regresó a la titularidad, tuvo que dar un paso atrás después del Granada-Barça del 15 de febrero de 1942. Fue su último partido oficial. El Barça le dio la baja por lesión.

“Tenía que operarse, pero su padre le dijo que se dejara de tonterías, que se pusiera a trabajar”, apunta Enric. Anguera, con gran dolor, regresó a Lleida, donde apuró su pasión enrolándose en el Lérida Balompié el curso 1942-43, aunque su maltrecho talón solo le permitió alinearse en un partido...

Ahora sí, el fútbol había terminado para Anguera. Tenía 22 años. Con el Barça fue cuarto en la Liga 1940-41 y decimosegundo en la 1941-42, la de la promoción y la Copa, competiciones que no jugó por las molestias que sufría.

En Barcelona cultivó amistad con Franco, <strong>Rosalén</strong>, Bravo y los presidentes Marqués de la Mesa de Asta y Vendrell.

Su vida, entonces, pasó a ser el negocio de toldos que regentaba su padre, que también contaba con una pequeña tienda en la que despachaba bolsos, maletas, carteras, monederos...

"Era la bomba"

Enric recuerda que el primo hermano de su padre “era la bomba” y que “me reía mucho con él. Yo siempre le preguntaba quién era mejor, Cruyff o él, y me respondía: ¿A tí qué te parece? ¡Tú! –le decía–, y contestaba: Anda, déjalo...”.

Más recuerdos: “En una ocasión le dijo a Casaus, entonces directivo, que los exjugadores tendrían que tener un asiento en el Camp Nou. Quería que sus nietos supieran en qué equipo había jugado el abuelo... Casaus le respondió que si la directiva hacía eso tendría que ampliar el campo. Lo mandó a paseo. Él vivía en Lleida y bajaba puntualmente a Barcelona para ver a su Barça. Igual una vez al año. No fue merecedor de ese trato”.

Aficionado a la caza, era de los que agotaba hasta los perros. “En ocasiones regresaba a casa cargado con ellos de lo cansados que estaban...”, apunta Enric, al que le asalta otra conversación pretérita con su ídolo: “Decía que antes de los partidos en Les Corts el calentamiento lo hacían de camino al campo, andando con paso firme y tomándose un carajillo en el bar antes de vestirse de corto”.

Anguera, que siguió al Barça en mayo de 1989 en coche hasta la final de la Recopa en Berna con sus primos Josep, Francesc y Lluís Bernaus, falleció en Lleida el 1 de septiembre de 1993 a los 72 años víctima de una cruel enfermedad.

Su viuda, Nati, de 91 años, lo sigue teniendo muy presente. Este julio la familia se reunirá con ella en una comida para regalarle a Nati el <strong>‘Gran diccionari de jugadors del Barça’</strong>, en el que Anguera brilla en la página 32. Si ella no puede olvidarlo, el barcelonismo tampoco lo hará nunca. Los autores de esta magna obra han inmortalizado su paso por el club. Se le ha hecho justicia.