Lopetegui y Rubi, los banquillos arden en Sevilla

El técnico vasco y el catalán se saludan afectuosamente durante el derbi de la primera vuelta

El técnico vasco y el catalán se saludan afectuosamente durante el derbi de la primera vuelta / EFE

Jonathan Moreno

El calor empieza a apretar en Sevilla. Temperaturas primaverales que rondan ya los 25 grados durante el día. El ambiente en el Sánchez Pizjuán y en el Benito Villamarín se caldea. La paciencia con los entrenadores se acaba. 

Julen Lopetegui escuchó pitos al juego del equipo contra el Espanyol. La afición nervionense no entiende que con tantos millones invertidos  no se esté más arriba en la clasificación. Con la tabla en la mano, el Sevilla está fuera de zona Champions. Sí. Pero a sólo dos puntos del Getafe, tercer clasificado. La irregularidad en este inicio de 2020, con eliminación copera a manos del Mirandés incluida, ha sembrado muchas dudas. Una victoria en casa ante el Granada y tres empates ante Athletic, Alavés y Espanyol. Lejos del Pizjuán, dos derrotas.

Lopetegui cambia y cambia de sistema. Modifica alineaciones. Introduce numerosas alternativas. Pero la orquesta no suena a sinfonía. Y desde los despachos escuchan el runrún de la grada. Se teme un bajón en el rendimiento físico de la plantilla como el que se llevó por delante a Pablo Machín la temporada pasada. El jueves, en Europa League, primera reválida.

Cumbre sobre el césped

En la orilla verdiblanca de la ciudad los ánimos están igual de alterados. La sensación es que el equipo de Rubi ha vuelto a las andadas del principio de temporada. Y el de Vilassar de Mar está en el alero de nuevo. Seis puntos de dieciocho posibles desde que arrancó el año y cuatro jornadas concatenadas sin vencer.  

La plana mayor de la directiva heliopolitana acudió a la Ciudad Deportiva Luis del Sol para reunirse con el míster y encontrar una solución. Ángel Haro, López Catalán y Alexis Trujillo trasladaron su preocupación a Rubi. Europa está más lejos que el descenso. Y el Mallorca asoma por Heliópolis.