Jon Rahm rozó la victoria en San Diego

Rahm se quedó a un golpe de la victoria

Rahm se quedó a un golpe de la victoria / AFP

Ramon Palomar

Ramon Palomar

Jon Rahm no pudo llevarse la victoria en el Farmers Insurance Open, después de arrancar la última jornada como líder en solitario. Pero un mal comienzo de la vuelta le lastró demasiado, y acabó en la segunda plaza, con un total de 274 golpes (-14).

La victoria fue para el australiano Marc Leishman, el más inspirado en la cuarta y última jornada en el torneo en San Diego, al entregar una tarjeta final de 65 golpes (-7), que le llevó a sumar el triunfo, aunque todavía tuvo que mirar de reojo a Rahm hasta su último golpe.

El de Barrika tuvo un inicio desalentador ya que en los primeros cinco hoyos acumulaba un +4 con dos bogeys y un doble bogey que le sacaban de los primeros puestos, y parecía que perdía muy pronto sus opciones de victoria.

Luchador hasta el final

Pero el de Barrika, que nunca se rinde, empezó de nuevo a pelear para recuperar posiciones, cosa que logró poco a poco.  Lograba un birdie, el primero en el 6, para después un ‘eagle’ en el hoyo 13 que le animó en la segunda parte de la vuelta.

Ahí empezó a creer que era posible, y encadenó birdies en los hoyos 14, 16, 17. Llegaba al 18, un par cinco, con las opciones de ‘cazar’ a Leishman, aunque necesitaba un ‘eagle’ para obrar el milagro y salir al play-off.

Y Rahm se quedó apenas a unos centímetros de salir a jugar el play-off por la victoria. Rahm logró meter la bola en green y en su putt de unos siete metros, la bola cogió la línea buena pero rompió en el último momento, para no acabar en el hoyo y acabar a un golpe de Leishman, con -14.

Bryant, en el recuerdo

Buen intento de Rahm que fue el gran animador del torneo en las dos últimas jornadas, aunque en el ambiente flotaba mucha tristeza tras la trágica noticia del fallecimiento apenas a unos kilómetros de allí de la estrella de los Lakers, Kobe Bryant.

Uno de sus amigos, Tiger Woods, finalizó en el noveno puesto, con 279 golpes (-9) con un rostro que delataba la tristeza por la muerte de Kobe de las que se enteró, al igual que el resto de jugadores, cuando ya estaban en el campo.