Deco: El mejor actor de reparto

Llegó en 2004 como campeón de la Champions y volvió a conquistar Europa en 2006, ya vestido de blaugrana

Para que Ronaldinho, Eto'o y Messi triunfasen, el trabajo empezaba en la sala de máquinas, donde Deco era esencial

Deco: El mejor actor de reparto

Deco: El mejor actor de reparto / Marta Fernández

Adrià Fernández

Adrià Fernández

No pudo ser a la primera, ni a la segunda. Costó, pero Deco acabó vistiendo la camiseta del Barça. La historia entre el centrocampista portugués y el club catalán empezó a tejerse mucho antes de que llegase al Camp Nou en 2004. Los blaugrana ya trataron su fichaje con Gaspart de presidente y Van Gaal de entrenador, pero la operación no recibió luz verde.

En 2003, el Barça volvió a la carga, ya con Laporta presidiendo la entidad. Fue en la Supercopa de Europa el Mónaco. Una expedición blaugrana se trasladó al Principado, en motivo del sorteo de la Champions, pero también para ver en directo a Deco. El entonces futbolista del Oporto reconoció que, de los nervios, no dio “ni una derecha”. A pesar de que los dirigentes del Barça tenían previsto reunirse con el portugués y su agente, el encuentro no se acabó produciendo para decepción del centrocampista.

El portugués continuó en su país natal durante una temporada mágica para él y para el Oporto. Los lusos se proclamaron campeones de la competición doméstica y tocaron el cielo europeo alzando la Champions. Deco completó un año espléndido: además de anotar el segundo de los tres goles de la final continental ante el Mónaco, repartió 29 asistencias de gol. Unos registros que, entonces sí, le valieron el billete rumbo a Barcelona; aunque el Bayern le tentó y también Mourinho, que ese curso firmó como técnico del Chelsea.

Enseguida triunfó como blaugrana y fue insustituible en un centro del campo, acompañado por Xavi y Márquez. Para que Ronaldinho, Eto’o, Messi y Giuly triunfasen, el trabajo empezaba en la sala de máquinas y Deco fue esencial para volver a ganar la Liga seis años después, además de conquistar la segunda Champions de la historia del Barça en 2006.

Fue inamovible en la medular blaugrana en sus tres primeros cursos, secundado, también, por Edmilson y Van Bommel; aunque la meteórica progresión de Iniesta le fue relegando a un segundo plano, inevitablemente. Las lesiones y la noche le acompañaron en su último curso y fue uno de los sacrificados durante la revolución que inició Guardiola en 2008, junto a Ronaldinho.