EL SELECCIONADOR TAMBIÉN APOSTÓ POR LA FIGURA DEL FALSO '9'

'Pep' Del Bosque

Incrédulos al inicio del torneo, al final todos se volcaron con el seleccionador... que ganó la final de la Eurocopa con el sistema utilizado por Guardiola seis meses antes

Redacción

De Yokohama a Kiev, de pleno invierno a caluroso verano, del azulgrana al rojo. Dos goleadas, dos títulos y algo común: los peloteros. Así atropelló el Barça al Santos en la final del Mundial de clubs y de la misma manera apabulló la selección española a Italia en la final de la Eurocopa. 4-0 en Japón y 4-0 en Ucrania. Casualidad. O no tanto.

Del Bosque, que comenzó la Eurocopa frente a Italia apostando por la figura del falso 9, la acabó elevando esa idea a la máxima expresión, ofreciendo la responsabilidad a sus peloteros y acogiendo el dibujo que el 18 de diciembre había explotado Pep Guardiola en el Mundial. Lesionado Villa en la semifinal del torneo de Japón, el Barça regaló al mundo del fútbol una exhibición en aquel partido frente al Santos, confeccionando un once en el que Messi aparecía como falso delantero, poblando el césped de centrocampistas y desnudando a un rival que al descanso (3-0) ya estaba derrotado.

Guardiola adelantó a Alves y el brasileño participó en los cuatro goles del festival. Messi marcó dos... Y Xavi, que anotó el segundo, fue quien regaló el primero a Leo. Trascendente y vital, junto a Thiago, Iniesta y Cesc (autor del tercero) convirtió aquella final en un rondo mágico ante el cual nada pudo ni tan sólo intentar el Santos de Neymar, que abandonó Japón aplaudiendo la clase recibida.

Los mismos aplausos con que los italianos felicitaron a España en Kiev. Villa, principio y final, no acudió a la Eurocopa y Del Bosque no dudó en hacer otro guiño al Barça. La Roja se tiñó de azulgrana en la final de la Eurocopa y la Azzurra se rindió a la evidencia. Mostró una falsa defensa de cuatro en la que Alba por la izquierda se convirtió en un inmenso carrilero que junto a los peloteros arrodilló a la Italia de Prandelli.

Con Alonso y Busquets conjuntados, Silva, Xavi e Iniesta fueron el corazón y Cesc el puño, ese falso delantero criticado al inicio del torneo por los mismos que lo acabaron elogiando todo.

Y si en Japón Messi se llevó la consideración que Iniesta tuvo en Ucrania, tanto en un lugar como en el otro fue Xavi la clave con sus pases milimetrados, perfectos, geniales, nacidos a la sombra de ese rondo gigante en que la selección convirtió la final.

No hacía falta el `9¿. Bastaba con beber de la mejor fuente. Y Del Bosque no lo dudó. Se bastó con mirar al Camp Nou y acoger ese dibujo mágico de Pep.