El Bayern logra el doblete dando miedo

Alaba abrió el camino del triunfo

Alaba abrió el camino del triunfo / EFE

Albert Gracia

La maldición del 'Neverkusen' continuará. Un año más. Y ya van 27. Muchos años ya sin ganar un título, pero poco podrán echarle en cara a este equipo, que tuvo al rival contra las cuerdas en la segunda mitad. Faltó tanto acierto... Pero era el Bayern. Y no un Bayern cualquiera. Era este Bayern, un equipo que lleva ya tanto tiempo sin perder que ya ni se acuerda.

123042

DFB Pokal

2
4
Alineaciones
Bayer Leverkusen
Hradecky; L. Bender (Weiser, 81'), S. Bender, Tapsoba, Wendell; Aránguiz, Baumgartlinger (Demirbay, 46'); Diaby, Amiri (Volland, 46'), Bailey (Bellarabi, 76'); Havertz.
Bayern Múnich
Neuer; Pavard, Boateng (Lucas, 69'), Alaba, Davies; Kimmich, Goretzka; Coman (Perisic, 64'), Müller (Thiago, 87'), Gnabry (Coutinho, 87'); Lewandowski.

Los bávaros ya tienen su casi obligado doblete de Alemania. Sudado, muy sudado. Porque el Leverkusen tuvo ocasiones de sobras para igualar ese 0-3 con el que los bávaros pudieron noquear al rival. Los de Bosz respondieron, tiraron de velocidad arriba y se entregaron al siempre caprichoso ida y vuelta. Salió cruz, porque la cara en territorio germano siempre le suele salir al Bayern. El Bayer erró en el área de Neuer, pero el Bayern no lo hizo. Por eso ya tiene el doblete. Por eso va a por la Champions. 

Un inicio arrollador dejó entrever que el cuadro bávaro iba al Olympiastadion a por faena. Trató el Leverkusen de hacerse con el esférico pero el Bayern dijo que no. Que la primera parte iba a ser un monopolio. Los bávaros se hicieron con la posesión, dominaron y fueron certeros en las áreas. Ni rastro de Diaby, Bailey, Havertz y compañía. Porque todo se tenía que jugar en el área del Leverkusen. De esa frontal, por cierto, Alaba se sacó un libre directo de manual para ir abriendo boca.

El Bayern estaba bien, cómodo, con el equipo juntito. Al contrario de los de Bosz, incapaces de encontrar a Havertz y de poder salir a la contra. Ni a eso se podían agarrar. El 0-1 comenzaba a doler y el 0-2 podría haber sido una losa para cualquiera. Kimmich lanzó y Gnabry la cruzó como mandan los cánones. Lo del Bayern olía a rodillo, aunque poco a poco los de la aspirina fueron ganando terreno, sobre todo en las transiciones ofensivas. 

Liderado por Bailey y Diaby desde los costados, el Leverkusen fue otro en la reanudación. Entró Volland, que las tuvo de todos los colores para meter a su equipo en el partido. Era increíble. El Bayern hizo aguas, incapaces de cortar la hemorragia por los costados, donde las dos balas campaban a sus anchas. No había nadie que pausara el ritmo. Thiago, más necesario que nunca, se lo miraba desde el banquillo. Pero saben eso que dicen, que es más viejo que el fútbol, que si fallas lo pagas. Pues eso. 

Volland remató al aire el centro de Diaby y Lewandowski cazó una, la bajó y disparó desde su casa. Se la comió Hradecky para finiquitar la final. Aunque no del todo. Porque el ida y vuelta daba aire, esperanza a un Leverkusen que jamás se rindió. Sven Bender recortó distancias de cabeza, mientras que Bailey, Diaby, Volland y Havertz iban fallando ocasiones a sus anchas. El partido pudo acabar 4-6, 5-4, 4-3... Pero acabó 2-4. Lewandowski volvió a ver portería y Kai anotó de penalti en la última del partido. Una final que se parecía muy poco a una final. Mucho fútbol, muchos goles y mucho Bayern.