Resulta innegable que algo está cambiando en el mundo del ciclismo y es que la irrupción de Evenepoel, Van Aert y Van der Poel ha revolucionado por completo el panorama internacional.
El trio de oro, que personalmente y a falta de un cuarto, he bautizado como los 3 jinetes del apocalipsis, apunta a que probablemente será la horneada más talentosa de la historia.
Una condición física insultante, un olfato depredador y una facilidad innata por leer la carrera son algunas de las principales cualidades de estos 3 niños maravilla.
Con semejante cantidad de talento sobre el asfalto es normal que la exitosa generación de 1990 quede en un segundo plano. Los Sagan, Kwiatkowski, Matthews, Quintana, Bouhanni, Aru, Pinot, Bardet o el ya retirado Phinney parecen con apenas 30 años y en comparación al trio de oro, corredores del pasado.
Los 3 jinetes del apocalipsis desvirtúan sin quererlo a sus compañeros de pelotón. Hacen parecer fácil lo que es sumamente difícil.
Capaces de ganar en todos los terrenos, vienen a confirmar lo que es un secreto a voces. El ciclismo es cada vez un deporte más completo y exigente.
A muchos les habrá venido de nuevo el “boom” mediático de estos 3 nombres. Pero os puedo asegurar que los que seguimos al detalle la actualidad de este deporte teníamos marcados los apellidos en fluorescente.
Nadie ha conseguido lo que estos 3 veinteañeros han logrado en categorías inferiores. Su progresión como ciclistas ha sido meteórica y su dominio aplastante antes de llegar al profesionalismo auguraba grandes cosas.
Si Van der Poel y Van Aert se repartían a ritmo de dictadura militar los campeonatos mundiales y europeos de las diferentes modalidades (carretera y ciclocross), Evenepoel se “reía” de sus teóricos rivales.
Digo lo de “teóricos” porque Evenepoel no ha encontrado a nadie que le quitase el sueño. Remco, que se aficionó al ciclismo hace apena 3 años, es un talento sobre natural. Un chico único, tocado por la barita mágica y que llegó a ser capitán de la selección belga sub 16 de fútbol.
En apenas 3 años ha pasado de colocarse las espinilleras a destrozar literalmente a gente como Valverde, Landa o Fulgsang.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero sinceramente no había visto nada parecido.
Que un niño de 20 años gane con esta superioridad es algo nuevo en el ciclismo y prácticamente en el mundo del deporte. Más allá de la nadadora Katie Ledecky o de Luka Doncic se me hace complicado identificar otros nombres que en los últimos años hayan marcado tanta diferencia a una edad tan temprana.
Los 3 tienen calidad para ganar lo que se propongan. De hecho, todos ellos ya tienen en sus vitrinas clásicas de entidad como la Amstel Gold Race, la Strade Bianche, la clásica de San Sebastián o la mismisa Milan Sanremo.
En lo personal os iría recomendado que os preparaseis por una tiranía total y absoluta en lo que a carreras de un día se refiere. Todo apunta a que los 3 se van a repartir los grandes monumentos del ciclismo en los próximos años.
Lo mejor de todo es que lejos de aburrirnos esta tiranía nos va a divertir. Su forma de correr, por el momento, es dinámica y agresiva. No temen al fracaso y viniendo del barro y de la escuela belga/neerlandesa me extrañaría que algo de esto cambiará.
A los 3 les motiva el espectáculo y la conexión con los aficionados es digna de estudio.
Wout Van Aert, el mayor de ellos, tiene apenas 25 años, mientras que Evenepoel tan solo ha cumplido este año la veintena.
Podría ir de erudito y tirarme a la piscina con pronósticos y records de precocidad, pero por el momento me limitaré a disfrutar del espectáculo. Nadie, absolutamente nadie, conoce el techo de estos jóvenes talentos.
Hablar por hablar no lleva a ningún sitio y las palabras se las lleva el viento. De momento lo mejor que podemos hacer es ver como consolidan su reinado a ritmo de pedal. El ciclismo 2.0 es una realidad y solo me queda la duda de saber si todo esto llegará también a las grandes vueltas.
Mucho se está especulando sobre la posibilidad real de que Van der Poel, Van Aert y especialmente Evenepoel puedan ganar una vuelta de tres semanas.
Como he comentado anteriormente sería una osadía descartarlos para cualquier cosa. Todavía no conocemos como va a responder su cuerpo a un esfuerzo de 21 días y es que ninguno ha terminado todavía una gran vuelta. De momento el póquer de Evenepoel esta temporada ya asusta a medio pelotón.
Giro, Tour y Vuelta son palabras mayores y aunque a estas alturas no me sorprendería nada, Bernal, Roglic, Dumoulin y Pogacar no se lo pondrán fácil.
Parece complicado que a día de hoy los ciclocrosmans (Van Aert y Van der Poel) puedan superar la montaña con los mejores, mientras que Evenepoel, siendo el mejor escalador de todos ellos, me genera ciertas dudas en puertos largos y de gran altitud.
Sin embargo, a su edad el margen de progresión es tan alto y su capacidad en la contrarreloj tan buena que tienen más que merecida la etiqueta de “aspirantes a todo”.
No me extrañaría nada que Van der Poel se colgará el oro olímpico en MTB y en carretera, que Van Aert se alzará antes de la treintena con todos los monumentos o que Evenepoel se llevara su primer Giro de Italia.
La gente se obsesiona en compararlos. En situarlos como el nuevo Merckx, en decir si uno es mejor que el otro y parece que si eres de uno no puedes ser del otro.
Yo soy de Van Aert, de Van der Poel, de Evenepoel y de cualquier ciclista que tenga el mérito y la difícil capacidad de hacerme levantar del sofá a las 4 de la tarde tras una copiosa comida de domingo.
Larga vida al ciclismo y larga vida a los 3 jinetes del apocalipsis.
